El pasado lunes, fuerzas insurgentes tomaron como rehenes a algunas religiosas y huérfanos del monasterio greco-ortodoxo de Santa Tecla en Maalula, Siria. A día de hoy, las informaciones que se manejan sobre este asunto son contradictorias.
Según fuentes de las agencias de Damasco, confirmadas también por el nuncio apostólico Mario Zenari, la madre superiora habría podido hablar por teléfono con el Patriarcado greco ortodoxo de Antioquía este miércoles, confirmando que las hermanas “están bien”. Además, Musab al Jair, portavoz del Consejo Militar de Damasco, ha informado a la agencia Efe que las religiosas podrían ser liberadas en alguna localidad de la región de Qualamun, en respuesta a las peticiones de los cristianos de todo el mundo.
Todo apunta a que la situación se ha complicado en las últimas horas. Y es que, en declaraciones a Radio vaticana, el nuncio en Siria ha manifestado hoy cierta preocupación por la suerte que puedan correr las monjas tras «un gesto tan lamentable». Mons. Zenari ha reconocido también que “es difícil decir cual es la finalidad de esta acción. No se sabe todavía…”. Y “esto nos inquieta un poco”, ha asegurado.
Aun así, el diplomático vaticano alberga algunas sospechas de lo que pueda estar sucediendo. “Cabe decir que todo esto, aunque con algunas diferencias, nos hace pensar a los dos obispos ortodoxos de los que no tenemos noticias desde hace siete meses y a los tres sacerdotes de los que tampoco se sabe nada”, ha aseverado. Y ha proseguido señalando que no sabe “si se trata de la misma estrategia, que quieran o si quizás haya alguna negociación que nosotros desconocemos”.
Finalmente, Mons. Zenari ha indicado que si este hecho «se sitúa en el contexto de otros gestos cometidos en las últimas semanas, en los que parece que los cristianos están en el punto de mira de ciertos grupos extremistas, esto hace que aumente la inquietud y el dolor». Pero todavía “no tenemos ninguna noticia”, ha concluido.
Por su parte, el papa Francisco ha aprovechado su audiencia general de ayer para pedir la liberación de las hermanas, justo después de que los obispos maronitas de Oriente Próximo condenasen lo que calificaron como «secuestro de las religiosas y los huérfanos de Maalula».
(RED/IV)