Francisco: Los teólogos son pioneros del diálogo de la Iglesia con las culturas

El santo padre recibe a la Comisión Teologí­ca Internacional

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El santo padre Francisco ha explicado que la teología es ciencia y sabiduría. Es ciencia, y como tal utiliza todos los recursos de la razón iluminada por la fe para penetrar en la inteligencia del misterio de Dios revelado en Jesucristo. Y es sobre todo sabiduría: como escuela de la Virgen María que «guarbada todas estas cosas, meditándolas en su corazón». Lo ha explicado durante la audencia que se ha celebrado esta mañana con los miembros de la Comisión Teologíca Internacional con ocasión de la Sesión Plenaria.

El teólogo – ha señalado el papa – trata de dar luz a la unidad del diseño de amor de Dios y se compromete a  mostrar como las verdades de la fe forman una unidad orgánica, armónicamente articulada. Haciendo referencia al documento conciliar Gaudium et spes, ha recordado que la tarea del teólogo es «escuchar atentamente, discernir e interpretar los varios lenguajes de nuestro tiempo, y saberlos juzgar a la luz de la Palabra de Dios, para que la verdad revelada se entendida cada vez más a fondo, sea mejor comprendida y pueda ser presentada de una forma más adaptada».

Los teólogos, continúa explicando, son “pioneros del diálogo de la Iglesia con las culturas; un diálogo, al mismo tiempo, crítico y benévolo que debe favorecer la acogida de la Palabra de Dios por parte de los hombres, de toda nación, raza, pueblo y lengua”.

El santo padre ha indicado que «vuestras reflexiones sobre las relaciones entre monoteísmo y violencia atestiguan que la Revelación de Dios constituye realmente una Buena Nueva para todos los hombres. ¡Dios no es una amenaza para el ser humano! La fe en el Dios único y tres veces santo no es y nunca puede ser generadora de violencia e intolerancia. Al contrario, ha precisado Francisco, «su carácter, altamente racional le confiere una dimensión universal, capaz de unir a los hombres de buena voluntad. Por otra parte, la Revelación definitiva de Dios en Jesucristo ha hecho imposible cualquier recurso a la violencia ‘en el nombre de Dios’. Precisamente por su rechazo de la violencia, por haber derrotado al mal con el bien, con su sangre en la cruz, Jesús ha reconciliado a los hombres con Dios y entre ellos”.

Y la misma idea de paz está al centro de la reflexión sobre la doctrina social de la Iglesia cuyo objetivo es “ traducir en lo concreto de la vida social el amor de Dios por el ser humano que se manifestó en Jesucristo». Francisco ha proseguido explicando que «la Iglesia tiene que vivir, en primer lugar dentro de sí, el mensaje social que lleva al mundo. Las relaciones fraternales entre los creyentes, la autoridad como servicio, el compartir con los pobres: todos estos rasgos que caracterizan la vida eclesial desde sus orígenes, pueden y deben constituir un modelo vivo y atractivo para las diversas comunidades humanas, desde la familia a la sociedad civil”.

“Ese testimonio pertenece al Pueblo de Dios en su conjunto, que es un Pueblo de profetas. Por el don del Espíritu Santo, los miembros de la Iglesia poseen el “sentido de la fe”, ha recalcado el santo padre. Y por ello explica que «se trata de una especie de ‘instinto espiritual’ que hace ‘sentire cum Ecclesia’ y discernir lo que es conforme a la fe apostólica y al espíritu del Evangelio». Efectivamente – ha observado – el ‘sensus fidelium’, no se puede confundir con la realidad sociológica de una opinión mayoritaria». Por lo tanto es importante y tarea de los teólogos «elaborar los criterios que permitan discernir las expresiones auténticas del ‘sensus fidelium’. Esta atención es de máxima importancia para los teólogos». Tomando las palabras del papa Benedicto XVI ha subrayado que «el teólogo debe permanecer a la escucha de la fe vivida por los humildes y los pequeños, a los que el Padre quiso revelar lo que está escondido a los doctos y a los sabios”.

Finalizando su discurso, el pontífice ha recordado que la misión de los teólogos es al mismo tiempo tiempo “ fascinante y arriesgada». Ha explicado que «fascinante porque la búsqueda y la enseñanza de la teología pueden convertirse en un verdadero camino de santidad, como atestiguan numerosos Padres y Doctores de la Iglesia. Pero también es arriesgada porque comporta tentaciones: la aridez del corazón, el orgullo, incluso la ambición».  Al concluir el papa ha recordando la misiva que una vez San Francisco de Asís mandó a San Antonio de Padua :»Me gusta que enseñes la sagrada teología a los hermanos, con tal de que, con el estudio, no apagues el espíritu de santa oración y devoción”.

Como es habitual en el papa Francisco, las últimas palabras van dirigidas a María, encomendado a los teólogos y teólogas a la Virgen Inmaculada para que “crezcan en este espíritu de oración y de devoción y, así, con profundo sentido de humildad, sean verdaderos servidores de la Iglesia”.

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ZENIT Staff

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