Las Naciones Unidas han decidido intervenir en el conflicto de la República Centroafricana casi un año después del inicio de la crisis política y de violencia que acecha el país. Ayer, el Consejo de Seguridad autorizó la intervención de 3.600 soldados africanos y 1.200 militares franceses para controlar la violencia que recorre Centroáfrica. Según las últimas informaciones de la agencia Efe, los enfrentamientos entre milicias rivales han continuado hoy en la capital de la República Centroafricana, Bangui, donde se registraron también ataques indiscriminados contra civiles, pese a la intervención militar de Francia.
Ayer la prensa internacional se hacía eco de los nuevos enfrentamientos en Bangui entre los seguidores del presidente depuesto, François Bozizé, y los leales al actual mandatario, Michel Djotodia. La crisis política se abrió el pasado marzo cuando la capital del país fue tomada por los rebeldes de Seleka que provocó la salida del país del presidente Bozizé.
En una nota enviada a la Agencia Fides por Cáritas Internationalis, el arzobispo de Bangui, Mons. Dieudonné Nzapalainga, se dice “profundamente preocupado por la crisis en la República Centroafricana. La situación es caótica en Bangui. Muchas personas han perdido la vida”. Monseñor Nzapalainga, ha lanzado un llamamiento para que “cesen inmediatamente los combates. Las mujeres y los niños se han refugiado en las iglesias. No tienen nada que comer y beber, les damos lo que podemos”, agrega el arzobispo. Según la nota, alrededor de 10.000 personas se han refugiado en la iglesia de San Bernardo y en el monasterio del barrio de Boy-Rabe, donde estallaron los enfrentamientos en la madrugada de ayer.
Por su parte, Mons. José Aguirre Muñoz, obispo de Bangassou define la jornada de ayer en Bangui como «un día apocalíptico» cuando las milicias “anti-Balaka” atacaron las posiciones de los rebeldes Seleka en al ciudad. Fides ha publicado su testimonio donde monseñor Aguirre cuenta que “temprano por la mañana me encontraba en el aeropuerto de Bangui para volver a Bangassou cuando estalló el infierno: se sentían repetidos disparos de armas de fuego incluso de las pesadas”. Además, explica que «una familia en el barrio me recibió en su casa. Permanecimos allí durante ocho horas, mientras el combate se recrudecía. A las cuatro de la tarde, el arzobispo de Bangui, monseñor Dieudonné Nzapalainga, vino a recogerme con una escolta de soldados de la Misión Africana en Centro-áfrica (Misca), y me llevaron al arzobispado”.
“Varios negocios de musulmanes fueron saqueados. En la morgue, en la mezquita n.5 están los cuerpos de unas 80 personas asesinadas, mientras que los Seleka (que son en su mayoría musulmanes) están matando a jóvenes cristianos a caso, un poco en todos los distritos. Hemos contado con al menos un centenar de cuerpos en las calles de estos jóvenes, a menudo asesinados a machetazos en la cabeza. Cada parroquia en la capital ha acogido a 2000-3000 personas. Estamos en busca de comida para estas personas, pero la inseguridad dificulta el conseguir los suministros”, continúa el testimonio del prelado. Asimismo añade que “los hombres de Seleka tienen miedo de la llegada de los franceses y están tratando de provocar el caos”. El ejército francés ha comenzado a patrullar las calles de la capital con el uso de helicópteros y con el acuerdo de la Misca.
Por su parte, el ministro de defensa francés, Jean-Yves Le Drian, ha declarado esta mañana que «la operación ya ha comenzado. Las fuerzas francesas ya está presentes en el aeropuerto de Bangui, con una misión limitada a la protección de tal aeropuerto y de nuestros conciudadanos, desde anoche están patrullando la ciudad. La noche ha sido tranquila».
Por su parte, la Cruz Roja local habla de 130 muertos, precisando que el número parece que aumentará, ya que no se tienen noticias seguras de las víctimas en algunos barrios donde hubo enfrentamientos.
La resolución del Consejo de seguridad autoriza a las tropas francesas y africanas a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y estabilizar el país, al cual impone el embargo de armas. El Consejo además ha solicitado al secretario general, Ban Ki-moon, que isntituya una comisión de investigación sobre los abusos de los derechos humanos y amenazas además de sanciones contra quien viola estos derechos. El secretario general ha acogido favorablemente la resolución, definiéndola como un paso importante y un mensaje fuerte sobre la voluntad de la comunidad internacional de resolver la crisis en la República Centroafriana.