Hoy se celebra la Gran Vigilia de la Inmaculada en todas las diócesis de España y en diversos países de América Latina, como viene siendo tradicional desde 1947. La jornada de este año tiene por lema «Hágase en mí según tu palabra», y contará con la participación de cientos de miles de fieles de habla hispana, que acudirán un año más a sus parroquias, templos y catedrales.
Esta importante celebración mariana fue impulsada por el jesuita Tomás Morales, actualmente en proceso de canonización, quien forjó la idea de movilizar a los laicos para que asumieran una verdadera misión evangelizadora.
Para que estas Vigilias sigan dando frutos espirituales, su comisión organizadora ha pedido las oraciones y sacrificios de unos 700 conventos de clausura de toda España. Además, esta noche se hará público el esperado mensaje que ha enviado el papa Francisco para la ocasión.
Por otra parte, y con motivo de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Santo Padre renovará mañana el tradicional homenaje a la Virgen ante el monumento dedicado a la ‘llena de gracia’ que se encuentra en la Plaza de España en Roma. Como todos los años, desde hace más de medio siglo, el Pontífice dirigirá sus pasos desde el Vaticano al conocido lugar turístico. La llegada del papa Francisco está prevista sobre las cuatro de la tarde.
Con la escalinata que sube hasta la iglesia de Trinità dei Monti, la barroca Fontana della Barcaccia y las conocidas calles de via Condotti y via del Babuino como escenario urbano, se yergue en medio de la plaza una columna de mármol de Corinto rematada por una bella imagen de la Virgen en bronce. Ahí, a los pies de María, el Pontífice depositará junto a un hermoso ramo de rosas blancas, su amor tierno y filial a la Madre de Dios, sus preocupaciones por toda la Iglesia, y sus ardientes deseos de solidaridad y paz verdadera.
Cuando el 8 de diciembre de 1854 su santidad Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, se pensó que no había un lugar más apropiado para levantar este monumento conmemorativo que la Plaza de España, frente a la embajada de la nación en la que esta devoción se encontraba tan profundamente arraigada.
Y es que, ya han pasado más de 250 años desde que el papa Clemente proclamara a la Inmaculada Concepción de María como patrona de España a petición de las Cortes Generales y del rey Carlos III.