“La India está fallando miserablemente en su obligación de respetar, proteger y promover los derechos humanos de sus ciudadanos. La situación de la India muestra violaciones generalizadas y flagrantes de los derechos que afectan negativamente a las vidas y los medios de vida de los pobres y los grupos vulnerables”.
Es lo que afirma la Comisión para la Justicia, la paz y el desarrollo de la Conferencia Episcopal de la India, con ocasión de la celebración la Jornada de los Derechos Humanos en la ONU, hoy 10 de diciembre.
En un mensaje enviado a la Agencia Fides y firmado por el padre Charles Irudayam, secretario de la Comisión, recuerda todos los casos en que se han pisoteado los derechos básicos: la tragedia de Bhopal en 1984; los pogrom basados en la casta o religión; la impunidad de que gozan los autores de los pogrom en Gujarat, Orissa y Uttar Pradesh.
En el texto se puede leer que para todos los ciudadanos de la India “la indiferencia del Estado a la petición de eliminar las leyes discriminatorias sobre la base de la religión, la obstinada negativa a poner fin a la pena de muerte, y a derogar la ley de poderes especiales a las fuerzas armadas, muestra una falta de respeto hacia los derechos humanos”.
Por otro lado, también se afirma que “el Estado ha optado por sacrificar los derechos de sus ciudadanos en el altar del desarrollo”. Y recuerda la existencia de “desplazamientos masivos de poblaciones tribales por causa de actividades de minería o por la construcción de centrales eléctricas, térmicas o nucleares, en detrimento de las condiciones de vida de los pescadores o agricultores”.
La declaración de la Comisión para la Justicia, la paz y el desarrollo de la Conferencia Episcopal de la India afirma que «el fracaso del Estado es evidente ante la falta de protección de las mujeres y los niños del abuso y la violencia sexual, a pesar de las leyes”.
En este contexto, explican, la Iglesia ofrece su contribución para hacer de la India un lugar mejor: «la Iglesia está comprometida para liberar y promover los sectores más débiles, como las tribus, las mujeres, los dalits, los niños y trabaja en la sensibilización capilar para ser “la voz de los que no tienen voz”. Un enfoque reiterado por el papa Francisco en su reciente exhortación apostólica Evangelii Gaudium, cuando dice: “Cada individuo y cada comunidad cristiana está llamada a ser un instrumento de Dios para la liberación y la promoción de los pobres, y para que puedan ser parte de la sociedad. Esto requiere que seamos dóciles y atentos al clamor de los pobres y de acudir en su ayuda”, observan los obispos de la India.