Los sacerdotes manchados de pedofilia dejen de ser sacerdotes

Don Fortunato Di Noto, fundador de Casa Meter, cuenta su lucha contra los abusos y cómo Francisco en la huella de Benedicto XVI purifica a la Iglesia de este «crimen horrendo»

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Una “casa de la caridad y de la misericordia” para la recuperación de las víctimas de abusos y la asistencia a sus familias. Esto es Casa Meter, la estructura inaugurada el domingo pasado en Avola, Sicilia y fundada por don Fortunato Di Noto, sacerdote comprometido desde hace 20 años en la lucha contra los abusos y la pedofilia, sobre todo dentro de la Iglesia. Una batalla ardua por la que el sacerdote ha recibido incluso amenazas de muerte, pero que continúa llevando adelante porque –explica– no se puede permanecer en silencio frente a esta «matanza de inocentes’. ZENIT lo ha entrevistado.

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¿Qué es la Casa Meter inaugurada el pasado domingo?

— Di Noto: Es una respuesta eclesial y social concreta y activa para las víctimas de los abusos y la pedofilia, una estructura realizada con fuertes sacrificios por parte de la Asociación Meter. El abuso es devastador y pide un acompañamiento permanente para superar el trauma. De hecho, cuando se comienza el «calvario», el proceso de dar justicia y apoyo social a la víctimas, muy a menudo la comunidad en torno a la familia del niño abusado se cierra. Casa Meter ofrece un ambiente sereno y protector en el que el pequeño puede iniciar un recorrido de asistencia espiritual, psicológica y terapéutica según los criterios profesionales cualitativos y valorativos adquiridos e los 20 años de actividad en tutela de menores.

En el telegrama enviado a vuestra asociación, el papa Francisco exhortaba a continuar sobre el camino del generoso compromiso al servicio de los más pequeños. ¿Qué efecto le han dado las palabras del pontífice?

— Di Noto: Gratitud y profunda cercanía. Esta sensibilidad evangélica y apostólica, además de humana, anima a cualquiera. Nosotros seguimos en esta misión, en esta vocación de «servir a los pequeños» y a hacer la vida de los pequeños, del hombre, sin violencia ni profanación. Son muchas las periferias del mundo, también en Internet y nuestra presencia ha sido durante década un «bote salvavidas», un «emergencia» para quien está necesitado, arrancado del sin sentido de la vida y de la barbaridad que algunos hombre cumplen sobre los más pequeños.

¿Qué piensa sobre la Comisión para la protección de los menores y la prevención de los abusos que el papa ha decidido instituir, por propuesta del Consejo de cardenales?

— Di Noto: La Iglesia debe estar siempre de la parte de los pequeños, los débiles, los pobres, los abusados en el mundo. Y no puede permanecer en silencio o esconder el mal. La Comisión podría coordinar las acciones de prevención e información, tutela y ayuda. Quien conoce el dolor indica la vía de la sanación. Espero por tanto que la acción de la comisión no sea una estructura sólo para la emergencia, sino un camino permanente.

Benedicto XVI ha luchado sin descanso contra el crimen horrendo de los abusos sobre menores por parte de miembros del clero. En una audiencia en abril, Francisco ha exhortado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a proseguir sobre la línea de Ratzinger. ¿Usted ve continuidad, desde este punto de vista, entre los dos papas?

— Di Noto: Benedicto XVI tuvo gran valentía, no obstante los ataques directos e indirecto a su persona procedentes de todo el mundo, también católico. Un gran hombre y un papa capaz de hacer visible un drama en la Iglesia, bajo los ojos de todos. Con Francisco -al contrario de lo que piensa cierta intellighenzia católica- no ha habido nunca un cambio de ruta. Bergoglio no sólo continúa el trabajo del predecesor, sino que pide «purificación y sanación», «discernimiento en los seminarios» y pastores con olor a ovejas y no con la sangre de los corderos sobre el pecho. A partir de este escándalo de la pedofilia en la Iglesia está en parte, también la razón de impulsar una renovación.

Según usted, ¿cuál es la raíz de los problemas de la pedofilia en la Iglesia? ¿Se podría prevenir, por ejemplo, prestando más atención a la formación de los sacerdotes?

— La crisis de esta sociedad fragmentada, frágil, relativista, afecta también a los sacerdotes, que no son «superhombres». Debemos, saber caminar con los otros hombres, reconciliarnos con nuestra historia personal y comprender la alta responsabilidad a la que estamos llamados. La oración, la eucaristía, el despojarse de sí y de las riquezas del mundo, pueden ser las huellas a seguir. Si después uno no tiene la vocación es bueno que no se haga sacerdote, y a veces esto no sucede. A menudo tengo miedo de tantos jóvenes que encuentran sólo un refugio y no un recinto siempre abierto. El seminario es un lugar donde debemos siempre vigilar sobre contenidos, sobre la esencia. Y los formadores que no se consideren autosuficientes. No tenemos necesidad de números, si no de hombres capaces de generar a la fe y de ser fecundos. Además, pienso que los sacerdotes culpables de este crimen horrendo de la pedofilia deberían tener la valentía de dejar de ser sacerdotes. No pueden ser ya llamados «padres».

Desde hace veinte años la asociación Meter combate contra los casos de pedofilia y de abusos contra menores. ¿Qué frutos ha conseguido su batalla?

— Respondo con números: más de 1.200 víctimas de abusos ayudadas, más de un millón de web pornográficas de menores denunciadas, 2.600 congresos en los que hemos participado. Antes de que existieran las leyes en Italia hemos sido nosotros de Meter, en 1997, que hemos hecho aprobar la primera moción en el mundo de un Parlamento contra la pedofilia.  Cuando en la Iglesia ni siquiera se pensaba en el problema, nosotros ya cumplíamos actos de pastoral y prevención de los abusos. Hemos encontrado cada año miles de estudiantes, familias, seminaristas, párrocos, obispos. El fruto es haber salvado niños y haber contribuido a una conciencia colectiva, también en países lejanos (China, Japón, Brasil, etc). Meter es una bendición. Solo puedo dar gracias al Señor y la Virgen María por ello.

No han faltado amenazas por su trabajo durante estos años. Incluso de muerte…

— Di Noto: Ha sucedido y lamento tener que caminar con la tutela de las Fuerzas del Orden desde hace doce años. Diversos ataques y a menudo falsos, calumniosos, ofensivos sólo por el hecho de defender a los niños y que estamos contra la pedofilia. sin embargo, quien ama la vida no tiene miedo de la muerte o de ser asesinado a causa de la verdad y de la justicia. Y si para defender a los niños es necesario morir….

En Europa oímos noticias sobre una educación sexual a niños de edad preescolar, que va desde ver material pornográfico a juegos sexuales públicos. Hoy, en el Parlamento europeo está previsto la aprobación del informe Estrela que, entre otras cosas, introduce prácticas sexuales como la masturbación en niños menores de 6 años. ¿Qué piensa de esto? ¿Lo ve como un peligro?

— Di Noto: No sólo peligro, hay de hecho una estrategia cultural que de una parte rompe el rol de los padres para la educación para la afectividad, y por la otra hace y instala un germen persuasivo a la autodeterminación. La sexualidad no vivida y vivida mal genera traumas que condicionan la vida en crecimiento del menor con consecuencias devastadoras. Deberías escuchar a quien ha vivido estos traumas y como la vida presente se vive con los fantasmas del pasado. Es un discurso largo y tortuoso que pide espacio. No debemos sólo oponernos sino, con madurez intelectual pastoral y de experiencia reflexionar y actuar respetando al hombre.

Traducido del italiano por Rocío Lancho

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Salvatore Cernuzio

Crotone, Italy Bachelor's degree in Communication Sciences, Information and Marketing (2008) and Master's degree in Publishing and Journalism (2010) from LUMSA University of Rome. Vatican Radio. Rome Seven. "Ecclesia in Urbe. Social Communications Office of the Vicariate of Rome. Second place in the Youth category of the second edition of the Giuseppe De Carli Prize for religious information.

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