Si hay algo que entusiasma a los filósofos es la articulación entre la teoría y la praxis, en una mutua fecundación en la que el trabajo del pensamiento ilumina la acción y la acción a su vez, nutre y pone a prueba el pensamiento. En El problema de la empatía, Edith Stein esclarece que el análisis fenomenológico tiene que investigar aquello que es presupuesto en las explicaciones genético-psicológicas, o sea, el fenómeno libre de todos los elementos contingentes que lo determinarán en su devenir histórico. Concibe que la psicología tiene que ofrecer su abordaje específico para los fenómenos investigados por la fenomenología, al mismo tiempo en que ésta no puede ingerir en la esfera de competencia de la psicología. Tensión, por lo tanto, sin antagonismo, haciendo vibrar los acordes propios de cada abordaje, en la composición de una misma melodía.
Un ejemplo vivo de este procedimiento concebido por Edith Stein es el trabajo realizado por investigadores brasileños que consiguieron la proeza de articular diferentes instituciones de investigación en un ámbito mucho más allá del mero debate intelectual. Este grupo de investigadores no es pequeño y fue formado en torno a los profesores Miguel Mahfoud del Departamento de Psicología de la Universidad Federal de Minas Gerais y Marina Massimi del Departamento de Psicología de la Universidad de San Pablo de Ribeirão Preto. En relación directa con Ángela Ales Bello y Jacinta Turollo García, Miguel y Marina abrieron los oídos de sus departamentos para las ideas fenomenológicas y procedieron a una síntesis práctica en la que la fenomenología, la investigación y la clínica se entrelazan e dan origen a una forma concreta y nueva de vincular teoría y praxis.
Este reseñador ya conocía el trabajo de los profesores Gilberto Safra y Andrés Antunez, ambos del Instituto de Psicología de la Universidad de San Pablo y Tommy Akira Goto, de la Universidad Federal de Uberlândia. Cuando amplié mi contacto y vi que la paleta de trabajos tenía muchos más colores, fue puro encanto.
El libro Edith Stein y la psicología – Teoría y investigación, organizado por Miguel Mahfoud e Marina Massimi, es la expresión cabal de un trabajo steiniano. Los propios organizadores, en la introducción, asumen que el método fenomenológico permite aprehender los fenómenos psicológicos en su especificidad, siguen a Edith exactamente en lo que tiene que ver con el hecho de que la fenomenología ofrece conceptos operacionales para la aprehensión del fenómeno humano unitario. Como recuerda Angela Ales Bello en su prefacio instigador, “la estructura del libro haría que Edith Stein se quedara llena de alegría: ella habría visto realizado su proyecto por parte de quien trabaja en el ámbito de la psicología. Idealmente, el libro pertenece a ella”.
En efecto, la estructura del libro sigue un movimiento steiniano: tiene tres partes, siendo que la primera establece fenomenológicamente los fundamentos de la psicología; la segunda trata de la formación de la persona; la tercera analiza casos comprendidos a la luz del método fenomenológico. La primera parte es de una riqueza teórica inestimable. Parte de una presentación del nacimiento de la psicología científica en su relación con la concepción de psicología de Husserl, pasa por la concepción de la psicología como ciencia de la subjetividad y llega a las apropiaciones steinianas del pensamiento aristotélico-tomista. La segunda parte es un híbrido de teoría y práctica, concentrándose en la formación de la persona humana y analizando el modo como algunas experiencias de Edith Stein poseen homologías con experiencias de otros autores, como Buber, Wojtyla e Giussani; en este sentido, esta parte articula la primera y la tercera. La tercera, a su vez, explora casos ligados a la experiencia religiosa, educativa, a la práctica de la elaboración personal de la tradición e incluso de la metodología de la entrevista como acceso a las vivencias. Las experiencias analizadas en la tercera parte remiten a la primera, a la fundamentación teórica, cerrando un ciclo virtuoso.
En el contexto académico no es común que filósofos trabajen en conjunto con psicólogos, ni que psicólogos estudien filosofía. Lamentablemente, se fue el tiempo en el que se intentaban síntesis entre pensamientos filosóficos y prácticas clínicas. Gente como Lacan lector de Hegel es algo casi inexistente en estos tiempos de hegemonía del positivismo científico. En Alemania, Axel Honneth ha hablado de Winnicott, pero no con la tensión metodológica concebida por Stein. En Brasil, está el trabajo de Zeljko Loparic, que lee la psicoanálisis con lentes heideggerianas. El trabajo del grupo que se formó en torno de Miguel Mahfoud y Marina Massimi, poniendo en movimiento el pensamiento de Edith Stein, es por lo tanto, de fuerte significación para el contexto actual. Concretiza un ideal de investigación, sea en la academia sea en la clínica, que merece ser fortalecido y divulgado.
(Traducción de Sergio Madera)