El pasado día 7 de febrero, el papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos la promulgación del decreto referido al "martirio de los siervos de Dios Paul Yun Ji-Chung, laico, y 123 compañeros asesinados por odio a la fe en Corea entre 1791 y 1888".
Esta decisión permite considerar la posibilidad de que el propio Pontífice los beatifique durante su próximo viaje apostólico al país asiático (actualmente está en estudio).
Según fuentes locales consultadas por AsiaNews, la esperada ceremonia de beatificación podría tener lugar el 15 de agosto. En esa fecha, el Santo Padre debería estar ya en Corea del Sur para participar en la apertura de la Jornada de la Juventud de Asia, el 13 de agosto, que precisamente tiene por lema "¡Juventud de Asia, despierta! La gloria de los mártires brilla en ti".
Al conocer esta decisión del Papa, el arzobispo de Seúl, Andrew Yeom Soo-jung, que será creado cardenal en el próximo consistorio, expresó que “la beatificación de los mártires coreanos es una gran noticia para la Iglesia coreana. Estoy lleno de alegría y doy las gracias a la Santa Sede por tal decisión. Quiero compartir esta felicidad con todos los que han trabajado en el proceso de beatificación y todos los fieles que oran fervientemente por la canonización”.
Para el arzobispo, el acontecimiento tiene un gran valor para la Iglesia coreana de hoy: “Mirando a la historia, los mártires coreanos son grandes modelos de santidad que han cruzado las barreras del estatus social y amado a su prójimo sin discriminación de sexo, religión o clase social. Ellos fueron los promotores de los derechos humanos y han desempeñado un papel importante en la historia de la nación coreana. Como estos mártires, estamos llamados a abrazar y amar al otro para hacer del mundo un lugar mejor, más justo y más fraterno”.
Monseñor Yeom manifestó también su “agradecimiento a todos los que en Corea, en los diferentes niveles, han mostrado interés en este acontecimiento, en especial al gobierno, y a todas las comunidades y sectores de la sociedad, incluidos los no cristianos”.
La Iglesia local esperaba desde hace tiempo esta decisión. Y es que fue el beato Juan Pablo II quien abrió el camino a los altares de este grupo en 2003, cuando los proclamó siervos de Dios. El propio Pontífice polaco había canonizado durante su primera visita a Corea, en mayo de 1984, al sacerdote Andrea Kim y a otros 102 mártires.
La epopeya de los mártires coreanos --desde 1785 a 1882 fueron asesinados más de 10 mil católicos, de los cuales sólo 10 eran extranjeros-- sigue siendo una fuente de inspiración y de renovación para la Iglesia de Corea, que dedica el mes de septiembre al culto y a la peregrinación a los lugares del martirio.
Además, con el fin de pedir la pronta beatificación de los mártires coreanos, más de mil personas se congregaron en la catedral de Seúl para rezar el rosario el pasado verano.