Se agitan las aguas en el Vaticano. Entre confirmaciones y desmentidos, parece tomar forma la reestructuración interna de la Curia romana deseada por tantos y temida por muchos más. Desde el punto de vista financiero, ya se comunicó el miércoles – sin detalles particulares – que el Consejo de Cardenales, al final de su reunión, había presentado al Papa el proyecto de un «ministerio de las finanzas» que absorba los diversos entes económicos de la Santa Sede: Apsa, Governatorato, Prefectura de los Asuntos económicos y naturalmente, Ior.
El «balón» ha pasado ahora a Francisco, quien deberá tomar las debidas decisiones correspondiente. Parece, sin embargo, que el Pontífice se haya ya expresado sobre algunas cuestiones de ámbito económico. Como informa el periódico italiano Il Messaggero, la Santa Sede es intervenida con algunos recortes en vista de las previsiones económicas algo negativas por parte de los expertos.
El Vaticano – afirma el periódico – por tanto, ha puesto en marcha una serie de medidas para contener un excesivo déficit. Entre ellas: bloqueo de las asunciones, ninguna renovación contractual, suspensión de los encargos profesionales, congelación de promociones o de pasos de nivel, prohibición de recurrir a horas extraordinarias y a las del domingo, obviamente salvo casos excepcionales y con motivos. Sin embargo, es posible afrontar la eventual emergencia a través de voluntariado «para hacer frente a exigencias laborales temporáneas, a condición de que sean observadas rigurosamente las disposiciones normativas en materia».
Las novedades sobre la gestión del personal publicadas por Il Messaggero se han puesto por escrito en una circular, enviada a todos los cardenales y arzobispos de los diferentes dicasterios de la Curia, que lleva firma del nuevo secretario de Estado. «Deseo llevar a Su conocimiento como el estado de los Balances Preventivos de la Santa Sede para el 2014 requiere la adopción inmediata de las medidas adecuadas para contener algunas partidas de gastos relacionados con el personal», escribe monseñor Parolín, exhortando a aplicar las últimas disposiciones sin ninguna excepción.
La revisión de gastos en cuestión parece adoptada por impulso del Consejo de los cardenales encargados de ocuparse de la vida económica de la Santa Sede, después de haber analizado las relaciones de revisores internacionales de la Prefectura de los Asuntos Económicos. De estos documentos se habría descubierto que el personal del Vaticano – formado por trabajadores laicos y religiosos clasificados en diez niveles formativos – sea actualmente el gasto más excesivo, contando el 31 de diciembre con 2.832 personas.
La orientación, querida por el papa Francisco, no es sin embargo recurrir a despidos u otras medidas que pudieran poner en dificultad a los trabajadores (sobre todo los laicos con familia), sino reducir progresivamente los gastos. Los primeros pasos, en este sentido, son por tanto el bloqueo total de contrataciones, a tiempo determinado e indeterminado, también en la eventualidad de sustituciones de trabajadores jubilados. Detenidos también las renovaciones de contratos a tiempo determinado, promociones, extraordinarias y concesión de encargos profesionales y consultorías. La única ‘movilidad’ se verificará solo para transferencias internas de trabajadores de un dicasterio a otros, para utilizar mejor los recursos y, eventualmente, favorecer la futura incorporación de algunos Consejos Pontificios.
Pero la reorganización no afecta solo al IOR y a los Dicasterios: también para la «máquina» comunicativa vaticana se perfila una estación de profundos cambios. La comunicación de la Santa Sede, ahora fragmentada en diversas realidades, podría sufrir de hecho simplificaciones, fusiones y una mayor «centralización», según lo que explica la agencia italiana Ansa. Además recuerda que tales finalidades ya se habían confiado, el pasado 18 de diciembre, a la sociedad internacional McKinsey & Company, para que se llegara a un «plan integrado» que hiciera la organización de los medios vaticanos «más funcional, eficaz y moderna». Sin embargo, la multinacional estadounidense no ha finalizado su trabajo, ni ha transcendido hasta ahora que haya formulado propuestas o estrategias.
Según las voces, o mejor dicho, las hipótesis, surgen en este último periodo el «escenario» hacia el que se va es el de una «síntesis» de los distintos órganos de información vaticana – Radio Vaticana, Osservatore Romano, Centro Televisivo Vaticano y también Sala de Prensa de la Santa Sede – en un único centro neurálgico representado por el Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales. Cada una de estas realidades – afirma Ansa – mantendría su peculiaridad y conservaría una dirección propia. Se comenta además que podría ser padre Antonio Spadaro, el jesuita director de La Cività Cattolica, el responsable general de este gran dicasterio de la comunicación.
El objetivo es siempre el mismo: racionalizar la organización, que ahora es propiedad de diferentes estructuras, y también los gastos. Una especificidad a parte permanece lo que portavoz de la Santa Sede, que, por evidentes razones, hará todavía referencia a la Secretaría de Estado. De esta «revolución» de los medios vaticanos se habla ya desde hace algunos años: el proyecto entraba en el estudio de unificación por área temática de los entes curiales predispuestos por el cardenal Attilio Nicora, entonces presidente Apsa. Pero la idea no se llegó a realizar. Ahora, en el cuadro de una reforma general promovida por Bergoglio y sus ocho consejero, cualquier posibilidad de reorganización parece concretarse cada vez más.