Benedicto XVI: 'Mi renuncia es válida, hacer especulaciones es absurdo'

El papa emérito ha respondido con una carta al periodista Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa, sobre presuntas conspiraciones

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«No existe la menor duda sobre la validez de mi renuncia al ministerio petrino» y las «especulaciones» al respecto son «simplemente absurdas». El papa emérito se lo ha confirmado al vaticanista del periódico La Stampa en un carta para responder a algunas preguntas que él le hizo y se la envió.

El periodista explica en artículo publicado hoy que Joseph Ratzinger no se vio obligado a renunciar, no lo hizo debido a presiones o conspiraciones: su renuncia es válida, y hoy en la Iglesia no existe ninguna «diarquía», ningún doble gobierno. Hay un Papa reinante en pleno uso de sus funciones, Francisco, y un emérito que tiene como «único y último objetivo» rezar por su sucesor.

Benedicto XVI ha negado las interpretaciones sobre la renuncia, que diferentes medios y webs han retomado en ocasión del primer aniversario de su renuncia. Y lo ha hecho respondiendo personalmente a una carta con algunas preguntas que le enviaron desde el diario italiano, después de haber leído algunos comentarios en la prensa italiana e internacional sobre su dimisión; explica Tornielli en su artículo. «De forma sintética pero muy precisa, Ratzinger respondió y desmintió los presuntos contextos secretos de la renuncia, además de invitar a no adjudicar significados impropios a algunas decisiones que tomó, como la de mantener el hábito blanco incluso después de haber dejado el ministerio del obispo de Roma».

Días después del anuncio de la renuncia, el Pontífice alemán indicó que mantendría el nombre de Benedicto XVI (que aparece al final de la carta enviada al vaticanista Tornielli), que sería llamado a partir de entonces «papa emérito» (como también se puede ver en el encabezado impreso de la misma carta) y que seguiría vistiendo el hábito blanco, aunque simplificado con respecto al del Pontífice, es decir sin la «peregrina» y sin la faja.

Benedicto XVI, en su última audiencia explicó que «en estos últimos meses, he notado que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me iluminara con su luz para tomar la decisión más adecuada no para mi propio bien, sino para el bien de la Iglesia. He dado este paso con plena conciencia de su importancia y también de su novedad, pero con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre delante el bien de la Iglesia y no el de uno mismo». Asimismo añadió que su retiro, «escondido al mundo», no significaba «una vuelta a lo privado». «Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no revoca esto. No vuelvo a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros, recepciones, conferencias, etc. No abandono la cruz, sino que permanezco de manera nueva junto al Señor Crucificado. Ya no tengo la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración permanezco, por así decirlo, en el recinto de San Pedro».

Explica Andrea Tornielli que estas palabras sobre su voluntad de permanecer «en el recinto de San Pedro» fueron las que han provocado que algunos hipotizaran que la renuncia no había sido verdaderamente libre ni, por lo tanto, válida; como si Ratzinger se estuviera reservando un papel de «Papa en la sombra», es decir nada más alejado de su sensibilidad.

Durante las últimas semanas –afirma el artículo del vaticanista de La Stampa– mientras se iba acercando el primer aniversario de su renuncia, hay incluso algunos que han ido demasiado lejos, llegando a hipotizar la invalidez de la renuncia de Benedicto y por ende, un papel todavía activo e institucional al lado del Papa reinante.

Y por ello, el periodista decidió escribir unas líneas al papa emérito el pasado 16 de febrero, con algunas preguntas específicas en relación con estas interpretaciones. Y dos días después llegó la respuesta. «No existe la menor duda –escribe Ratzinger en la carta– sobre la validez de mi renuncia al ministerio petrino. Única condición de la validez es la plena libertad de la decisión. Las especulaciones sobre la invalidez de la renuncia son simplemente absurdas».

 También recuerda que la posibilidad de la renuncia hubiera rondado su mente mucho tiempo antes lo sabían las personas más cercanas a Ratzinger.

A pesar de todas las especulaciones de la decisión histórica del 11 de febrero, el mismo Benedicto XVI explicó, en el libro-entrevista con Peter Seewald, que no se abandonaba la nave mientras se abatía una tormenta sobre el mar.

En la carta enviada al periódico italiano, el papa emérito respondió también sobre el significado del vestido blanco y del nombre papal. «Mantener el hábito blanco y el nombre Benedicto es una cosa simplemente práctica. Al momento de la renuncia no había otros vestidos a disposición. Por lo demás, llevo el hábito blanco de forma claramente diferente al del Papa. También aquí se trata de especulaciones sin el mínimo fundamento».

Hace pocas semanas, el teólogo suizo Hans Küng citó algunas palabras sobre Francisco que Benedicto XVI le escribió en una carta. Palabras que, una vez más, no dejan sitio a interpretaciones: «Yo estoy agradecido de poder estar unido por una gran identidad de visión y por una amistad de corazón al Papa Francisco. Hoy, veo como mi única y última tarea apoyar a su Pontificado en la oración». Al respecto, hubo quienes trataron de poner en tela de juicio la autenticidad de la cita. Por ello el periodista el pidió que confirmara lo escrito: «El profesor Küng citó literal y correctamente las palabras de mi carta a él dirigida», precisó. Antes de concluir, escribe, que espera de haber respondido «de manera clara y suficiente» a las preguntas que le habíamos enviado.

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ZENIT Staff

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