Por: Pilar Argelich Casals
Es tiempo de alegría: ¡Cristo ha resucitado! Suenan las campanas en las iglesias y la liturgia se llena de aleluyas. La Vida ha vencido a la muerte, el Amor al odio, la Misericordia al pecado. Se nos han abierto las puertas del Cielo.
Todo es fiesta para celebrarlo. Vivamos estos días en continua acción de gracias. ¡Cincuenta días de alegría, cincuenta días sonrientes! Salgamos de nosotros mismos para abrirnos y acoger a los demás. ¡Que se note que es Pascua en nuestro hogar! Cuidando a los que están más cerca, con detalles concretos: una sonrisa, una muestra de interés, una palabra amable, un elogio sincero…para convertir la alegría en amor y hacer felices a los demás.
En este tiempo pascual, el Papa ha pedido por la paz en todo el mundo, particularmente en las regiones más heridas por la guerra, el odio y los rencores. Rezar por la paz debe ser un objetivo diario en una familia cristiana. Unámonos al Papa y recemos juntos con esperanza por la paz. No olvidemos tampoco que podemos aportar nuestro granito de arena. Seamos sembradores de paz allá donde estemos: en la familia, en el trabajo, en la comunidad.
Seamos portadores de la Buena Nueva, ahora más que nunca.