El sábado por la noche, en los Jardines Vaticanos, tuvo lugar la tradicional procesión con la oración del santo rosario, para finalizar el mes de mayo, dedicado a María. La celebración mariana fue presidida por el cardenal Angelo Comastri, vicario general de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano y arcipreste de la Basílica de San Pedro.
A las 21, el Santo Padre llegó a la Gruta de Lourdes y antes de impartir la Bendición Apostólica dirigió a los presentes estas palabras:
Hemos rezado a la Virgen, hemos cantado muchos de sus títulos… Hoy, al final del mes de María, es la fiesta en la que recordamos la visita que ha hecho a santa Isabel. El Evangelio nos dice que, después del anuncio del Ángel, ella fue deprisa, no perdió tiempo, fue enseguida a servir. Es la Virgen de la prontitud, la Virgen de la prontitud. En seguida está lista a venir en nuestra ayuda cuando la rezamos, cuando nosotros pedimos su ayuda, su protección a nuestro favor. En tantos momentos de la vida en los que necesitamos su ayuda, de su protección, recordamos que ella no se hace esperar: es la Virgen de la prontitud, va enseguida a servir.