Tras dos días de descanso, el santo padre Francisco ha retomado su actividad y ha acudido a la plaza de San Pedro esta mañana para la audiencia general como cada miércoles, aunque algunos minutos antes de lo habitual, alrededor de las 9.25.
Pero, antes de comenzar la audiencia, el Papa se ha encontrado en el Aula Pablo VI del Vaticano con un grupo de enfermos a los que ha saludado: «Hemos pensado que era mejor que estuvieran aquí, tranquilos … un poco más frescos, ¿eh? Y no bajo este sol que cocina, ¡verdad! Podrán ver la audiencia a través de las pantallas gigantes. ¿Dónde estará la pantalla gigante? Es eso. Allí pueden ver todo, seguir todo sin sufrir este sol; dicen que hoy será el día más caluroso. Gracias. Ahora, todos juntos rezamos a la Virgen y a continuación, daré la bendición».
Mientras tanto, una gran multitud venida de todas las partes del mundo esperaba con alegría y entusiasmo, protegidos del intenso calor por paraguas y sombreros. A su llegada, Francisco ha pasado por los pasillos de la plaza para saludar y bendecir a los presentes desde el jeep descubierto. Además, los más pequeños entre los peregrinos, eran acercados hasta el jeep para poder recibir la caricia del Papa.
Mañana, 12 de junio, se celebra la Jornada Mundial Contra la Explotación Laboral Infantil. Por eso, el Santo Padre ha recordado hoy que «decenas de millones de niños son obligados a trabajar en condiciones degradantes, expuestos a formas de esclavitud y explotación, como también a abusos, maltratos y discriminaciones». Así, el Pontífice ha hecho un llamamiento para que la «Comunidad internacional pueda extender la protección social de los menores para vencer esta plaga. Renovamos todos este compromiso, en particular las familias, para garantizar a cada niño y niña la salvaguardia de su dignidad y la posibilidad de un crecimiento sano. Una infancia serena permite a los niños mirar con confianza a la vida y al futuro».
En un momento del recorrido previo a la catequesis, el Santo Padre ha bajado del papamóvil y se ha detenido unos minutos para saludar más de cerca y conversar unos instantes con la delegación de trabajadores de la localidad de Pomigliano. Este grupo ha entregado un auto Panda azul producido en la fábrica Giambattista Vico de Fiat. De esta forma han podido coronar un deseo expresado en una carta dirigida al Papa en octubre del 2013, tras la visita a Asís, durante la cual utilizó otro Panda producido en esta fábrica.
«Nos llena de orgullo que el coche que nosotros fabricamos haya contribuido, aunque sea modestamente, a difundir el mensaje de paz y esperanza traído por usted a Asís. Es también motivo de orgullo pensar que el Santo Padre utilice un coche como este que nosotros usamos cotidianamente para llegar a nuestras casas, a lo de nuestras familias y al lugar de trabajo», se leía en la carta.
La idea de los trabajadores de regalar al Papa y llevar al Vaticano un coche «accesible a todos, fruto del trabajo de tantos hombres y mujeres italianos que creen en lo que construyen» fue acogida con entusiasmo por la dirección de la fábrica. Así, 250 trabajadores de Pomigliano, con sus uniformes de trabajo, fueron invitados a la audiencia general de la plaza y una delegación se ha encargado de entregar al Papa el Panda azul fabricado a propósito para él.
En la catequesis de hoy, el Santo Padre ha proseguido con la serie sobre los dones del Espíritu Santo. Esta mañana ha reflexionado sobre el temor de Dios. Publicamos a continuación sus palabras en el resumen que hace en español: «El temor de Dios, don del Espíritu Santo no quiere decir tener miedo a Dios, pues sabemos que Dios es nuestro Padre, que nos ama y quiere nuestra salvación. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón, nos infunde consuelo y paz, aquella actitud de quien deposita toda su confianza en Dios y se siente protegido, como un niño con su papá. Este don del Espíritu Santo nos permite imitar al Señor en humildad y obediencia, no con una actitud resignada y pasiva, sino con valentía y gozo. Nos hace cristianos convencidos de que no estamos sometidos al Señor por miedo, sino conquistados por el amor del Padre. Finalmente, el temor de Dios es una “alarma”. Cuando una persona se instala en el mal, cuando se aparta de Dios, cuando se aprovecha de los otros, cuando vive apegado al dinero, la vanidad, el poder o el orgullo, entonces el santo temor de Dios llama la atención: Así no serás feliz, así terminarás mal… Que el temor de Dios nos permita comprender que un día todo terminará y que debemos dar cuentas a Dios.
A continuación ha saludo con afecto «a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, Nicaragua, El Salvador, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Pidamos al Señor que el don del temor de Dios nos haga sentir su amor y su misericordia en nuestras vidas. Muchas gracias».
Finalmente, ha dirigido un saludo especial a los jóvenes, los enfermos y a los recién casados. Francisco ha recordado que en el mes de junio la liturgia invita a rezar al Sagrado Corazón de Jesús. «Tal devoción les enseñe, queridos jóvenes, (…), a amar con la misma intensidad; les haga fuertes, queridos enfermos, en el llevar con paciencia la cruz del sufrimiento; y sea de apoyo con vosotros, queridos recién casados, en el edificar vuestra familia sobre la fidelidad y sobre el temor de Dios».