El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez, arzobispo de Cumaná, ha abierto los trabajos de la Asamblea plenaria el 7 de julio en Caracas.
En sus palabras indicó que “da tristeza ver el progresivo deterioro de las instituciones y de la convivencia entre los ciudadanos. Se ha perdido la confianza mutua. La imagen que sobresale ya no es la del abrazo de hermanos y la nota más resaltante es la división interna de los sectores mayoritarios".
"El país no está en calma, se vive con sobresalto" indicó el arzobispo. Y aseguró que "nadie puede negar que Venezuela es una nación con grandes recursos humanos de talento y valores morales, con una juventud que en su mayoría lucha denodadamente por construir y construirse un futuro de calidad. En consecuencia es necesario derrotar el pesimismo y levantar la esperanza. Somos un pueblo creyente, de mayoría católica”.
El presidente de la CEV añadió que "el país se ha convertido en un rompecabezas difícil de armar. Más de nueve millones de venezolanos viven en pobreza extrema. El dialogo entre gobierno y oposición no fue más que una simple contingencia sin proyección ni consecuencias. Se congeló sin resultados”.
“Los testimonios --prosiguió Mosn Pdrón-- de todos los sectores de nuestra sociedad (estudiantes, políticos y gente común), hacen saber que en Venezuela no se respetan los derechos humanos y que la Constitución Nacional y las leyes no son la última palabra en la administración de la justicia sino la discreción de jueces y funcionarios y sus intereses por mantener el poder, los privilegios y el control político de la situación”.
Indicó que “el país sigue reclamando dialogo, entendimiento y sensatez". Si bien, precisó "no un dialogo que sea solo un mecanismo para apaciguar la protesta, sino verdadero, con una agenda visible que conduzca a resultados tangibles. El dialogo es la alternativa no a la protesta pacífica sino a la conflictividad y la violencia sociales".