Eminencia, usted ha publicado un libro titulado «La diplomacia pontificia en un mundo globalizado», editado por la Libreria Editrice Vaticana con la introducción del papa Francisco. ¿Qué caracteriza la acción diplomática de la Santa Sede?
–Card. Bertone: Sobre todo en la historia moderna, la Santa Sede ha desarrollado un intenso y continuo rol para impedir las guerras, favorecer la paz, alimentar el desarrollo, sostener el respeto de los derechos humanos y la hermandad entre los pueblos. Si se piensa en los dos últimos conflictos mundiales, la Santa Sede intentó de todas las formas impedirlos, y una vez iniciados desarrolló una gran obra de asistencia a las víctimas y para sanar las heridas de las guerras. En el último año es más que evidente el intenso trabajo de la Santa Sede y de papa Francisco por intentar llevar la paz en Siria y en Tierra Santa.
Lo que caracteriza la diplomacia pontificia se puede ver incluso dando un vistazo al índice de mi libro. Trayendo a la memoria algunos momentos de mi experiencia personal y algunos viajes que he hecho, puedo subrayar la importancia de los temas que he podido presentar en los distintos foros internacionales. Estos tenían que ver, por ejemplo, con la tutela de los derechos humanos, la dignidad humana como fundamento de los derechos, la necesidad de una garantía internacional a la libertad religiosa -hoy amenazada en tantas partes-, el desarrollo de los pueblos que se basa en el compartir solidario.
Recuerdo, en particular, los encuentros que he tenido con la presidenta de Argentina y la presidenta de Chile, en el 25º aniversario de la paz del Beagle, o también la participación en el encuentro al vértice de los jefes de Estado y de Gobierno de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que se celebró en Astaná en Kazajistán.
Nos estamos preparando para celebrar el 200º aniversario del nacimiento de don Bosco. Usted es hijo espiritual de este gran Santo. ¿Cómo ha influido en el desarrollo de su misión en la Iglesia el hecho de ser salesiano?
— Card. Bertone: Desde la juventud he estado marcado por el carisma vocacional de don Bosco: el diálogo y el encuentro, la alegría y la esperanza, la educación, la humildad y la caridad. Y su lema «¡Hagamos el bien a todos, el mal a nadie!» siempre me ha inspirado. Estas han sido las enseñanzas que han reforzado mi fe, han iluminado toda mi vida sacerdotal y episcopal y sostenido mi compromiso en los siete años como Secretario de Estado.
Es bien conocido que uno de los dones que la Iglesia ofrece a nivel universal es la acción educativa y la promoción humana en todos los sentidos, además del anuncio del Evangelio. Y este es el punto focal del carisma de don Bosco. Conociendo mi origen salesiano, a algunos jefes de Estado les venía espontáneo, por ejemplo, referirse a la acción educativa de la Iglesia en sus respectivos países, recordar eventualmente los estudios hechos en institutos religiosos y la formación recibida, que les había preparado para asumir también encargos de responsabilidad en los varios gobiernos o en la sociedad. Era natural hablar de problemas juveniles, de educación, de proyectos, y recibir también preguntas de ayuda en campo educativo por parte de los responsables de distintos países, no solo los de religión cristiana sino también de religión musulmana, budista u otra creencia.
Pero, eminencia, algunos han criticado la forma en la que usted ha gobernado la Curia y el Vaticano. ¿Qué responde a estas acusaciones?
— Card. Bertone: He leído en los periódicos las críticas que se me han dirigido y he tenido la impresión de que a veces algunas personas más que aspirar a conocer la verdad, prefieren el estilo de la burla o del «corta-pega» de notas publicadas sin demasiado discernimiento. Un ejemplo es la construcción de la noticia de mi apartamento con la falsa dimensión de 700 metros cuadrados, que continúa siendo repetida a pesar del desmentido, para describir mi persona de una forma distorsionada bien alejada de la realidad.
Retomo las palabras usadas por el papa Francisco en la introducción a mi libro: «La medida de la vida de los Servidores de la Iglesia no está dictada por el ‘publicar una noticia con letras grandes, para que la gente piense que es indiscutiblemente verdadera’ (J.L. Borges), sino que se teje, dentro de los límites inherentes a la condición y posibilidad de cada uno, de la silenciosa y generosa dedicación al bien auténtico del Cuerpo de Cristo y al servicio duradero de la causa del hombre».
A propósito del gobierno, se note, sobre todo, que el Secretario de Estado institucionalmente no gobierna de forma autoritaria y autónoma, sino que sigue las directrices y las disposiciones concretas de la Suprema Autoridad de la Iglesia y por eso asiste de cerca al Sumo Pontífice en su misión. En todo esto es apoyado por colaboradores válidos y de las oficinas de las dos Secciones de la Secretaría de Estados, competentes en varias materias, establecidas por diversos documentos pontificios. Se debe recordar que estos documentos pontificios, como por ejemplo la Constitución Pastor Bonus, precisan que la Secretaría de Estado debe respetar las distintas competencias y responsabilidades de los Dicasterios, como las Congregaciones, los Tribunales, los Consejos, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, la Prefectura de la Asuntos Económicos de la Santa Sede, etc. La tarea de la Secretaría de Estado es la de favorecer las relaciones con los distintos dicasterios sin prejuicio de su autonomía y coordinar su trabajo.
Una de estas críticas, últimamente, ha tenido con ver con la inversión en Lux Vide, apoyada por usted. Esta inversión resulta también en el informe presentado por el IOR el 9 de julio pasado. ¿Puede comentarlo?
— Card. Bertone: Se ha tratado de un proceso largo de estudio y de discernimiento que ha iniciado en el 2009 y que ha finalizado en diciembre del 2013, cuando, durante la reunión conjunta de la Comisión cardenalicia de Vigilancia con la Asistencia del Prelado y el Consejo de Superintendencia (por tanto de frente a los órganos directivos del IOR), con un dictamen favorable presenté la propuesta de colaborar con la Lux Vide para sus producciones de películas y de verdaderas y propias películas de inspiración bíblica y cristiana, con fondo educativo y pertenecientes a proyectos eclesiales de evangelización.
La aprobación de esta propuesta obtenida unánimemente se ha incluida en acta. El problema de estudiar las modalidades técnicas de esta operación financiera no dependía de mí sino de los órganos directivos del IOR que han tenido presente las finalidades del Instituto expresadas de varias formas a favor de Iglesia Universal. La Lux Vide es una sociedad relevante en el panorama de la comunicación en el sector cinematográfico y televisivo con las características que he dicho. Recuerdo que el mismo fundador del IOR, Pío XII, había financiado en el Instituto Luce la producción de la película «Pastor Angelicus».
Ahora que es Secretario de Estado emérito, ¿cómo son las relaciones con el papa Francisco? ¿Y con el papa Benedicto XVI? ¿Os veis algunas veces?
— Card. Bertone: Las relaciones son buenas y cordiales. La última vez que he tenido un coloquio personal con el papa Francisco, a finales del mes de mayo, hemos comentado exactamente este hecho de la película «Pastor Angelicus» y él ha recordado haberla visto de niño en Buenos Aires.
Con el papa Benedicto XVI continúa una relación afectuosa y amigable. Él tuvo la bondad de invitarme a comer en el aniversario de mi sacerdocio el 1 de julio. Hemos recordado «viejos tiempos» transcurridos juntos en el trabajo y en el compartir preocupaciones, tanto en la Congregación de la Doctrina de la fe, como durante mi mandato de Secretario de Estado.
Una última pregunta, ¿cómo pasa su tiempo?
— Card. Bertone: Estoy c
onvencido de que un obispo no «desmonta» nunca de su tarea pastoral y, hasta que Dios me dé las fuerzas, mi compromiso con la Iglesia sigue siendo el mismo, también después de haber concluido el servicio de Secretario de Estado. Por ahora participo en la vida y los trabajos de algunos Dicasterios vaticanos en calidad de miembro, acepto con gusto dirigirme a las parroquias y comunidades, para celebraciones eucarísticas o eventos con conferencias, etc. (por ejemplo ahora me preparo para ir a Belluno al Centro Papa Luciani para la presentación de mi libro sobre diplomacia vaticana, que repetiré a Pordenone en el mes de septiembre), recibo personas y grupos que desean ayuda y consejos, me llega correspondencia de muchas partes e intento responder a todos. También estoy preparando algunas publicaciones. Además me dedico a la vida de oración en comunión con las personas que el Señor me pone al lado.