El camino de la reconciliación es largo, pero inicia dentro de nosotros mismos. Israel y Hamás, ¿cómo es que miran ustedes la brizna que hay en el ojo de su hermano, y no reparan en la viga que hay en el propio? Lo que deberían hacer es deponer las armas y tomar un binóculo, para comprobar que la mayoría de sus víctimas son personas inocentes. De esta forma, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, presidente de Caritas Internationales y arzobispo de Tegucigalpa, reflexiona sobre la situación que desde primeros de julio se vive en la Franja de Gaza.
Tal y como indica el purpurado en el documento que ha escrito, desde que inició la ofensiva «casi dos millones de palestinos en Gaza y parte de la población israelí se han visto atrapados en una devastadora guerra». La población -asegura- no tiene un lugar seguro para refugiarse cuando caen las bombas en aquella pequeña franja de tierra, densamente poblada, que es Gaza. Allí ven a sus hijos asesinados, sus barrios arrasados y sus esperanzas de paz futuras destrozadas. «El campo de batalla son barrios llenos de niños, mujeres y hombres. Con hospitales abarrotados de heridos y muertos, escuelas bombardeadas, incluso cuando sirven como refugio», indica el cardenal.
Desde Caritas, el cardenal Maradiaga subraya que «hemos exhortado al alto el fuego permanente, aunque sea solo un primer paso en el camino hacia una paz justa, que se base en negociaciones inclusivas en toda la región».Asimismo, recuerda que ésta es la tercera guerra en cinco años, entre Israel y los activistas de Gaza. «Los palestinos de Gaza ya viven una vida en la que escasea el suministro de agua, la mayor parte de la comida proviene de las organizaciones humanitarias y está fuera del alcance de sus habitantes la dignidad de poder tener un trabajo», indica.
El cardenal Maradiaga indica que Caritas facilita ayuda material y espiritual a la población de Gaza, en momentos de necesidad y desesperación. Y añade «exhortamos para que se levante el bloqueo de Gaza y se permita a sus habitantes proteger la propia vida y medios de sustento, con el fin de poder vivir una vida digna».
Como Caritas, el purpurado asegura oración por las paz en Tierra Santa. «Rezamos por las familias palestinas y israelíes que han perdido a sus hijos, madres y hermanos y por los que han resultado muertos. Nuestras oraciones van a los niños que viven en el terror, cuyas cicatrices mentales seguirán siendo profundas, incluso mucho tiempo después de que termine esta guerra».
Finalmente, el arzobispo de Tegucigalpa envía el cariño y solidaridad de la Confederación Caritas a «los empleados de Caritas que arriesgan su vida cada día trabajando en Gaza», personas «que trabajan humildemente y sin tregua al servicio de Jesús, en las condiciones más difíciles que se puedan ustedes imaginar». Asimismo, envía su oración a los compañeros de Caritas Jerusalén y «el apoyo vital que ellos ofrecen constantemente a los compañeros que trabajan en el terreno».