El papa Francisco concedió este viernes una entrevista telefónica a los sacerdotes Joaquín Giangreco y Juan Ignacio Liébana, que fue transmitida en vivo por la radio comunal de Campo Gallo y Huachana, dos parroquias situadas a unos 200 kilómetros de la capital de Santiago del Estero, en la provincia del mismo nombre, una de las más pobres de Argentina.

"Los llevo dentro de mi corazón. El trabajo que hacen ustedes hacen, a mí me hace feliz. Así que empiezo con un saludo muy grande y mi bendición", les dijo el Santo Padre.

Interrogado por sacerdotes sobre la religiosidad popular y su cultura dijo:"Tengo una convicción muy grande, que nuestro pueblo no se equivoca y adora solamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y junto con esta adoración a Dios, sabe que Jesús dejó a Nuestra Madre la Virgen para que nos cuidara. Nuestro pueblo no la adora, la quiere y la honra. Como todos nosotros que queremos y honramos a nuestra mamá, sabe que Ella nos cuida y que está en el cielo. Y nuestro pueblo adorando a Dios que es el único a quien hay que adorar y a Jesucristo que es el único a quien hay que adorar, también se deja cuidar por la Madre. Nuestro pueblo no es guacho, tiene madre y es una de las cosas más hermosas de la devoción a la Virgen, que no es adoración, sino que es cariño de un hijo por su madre. Y este pueblo se reúne para adorar a Dios y para recordar a su madre. Este es el núcleo de la piedad popular latinoamericana. Un hijo sin madre tiene el alma mutilada, un pueblo sin madre es un pueblo guacho, aguachado de soledad, de sequedad, quizás de ideas, sin la ternura que solamente da una mamá. Por eso seguimos siempre las dos cosas en la piedad popular: la adoración a Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y a Él solamente se adora, y el cariño y el respeto, y veneración que no es adoración a Nuestra Madre, porque nosotros no somos guachos, tenemos mamá.

En un lenguaje muy coloquial y del 'vos', estos dos sacerdotes conversaron con el Santo Padre. Le conocían desde hace mucho tiempo y uno de ellos fue ordenado por Bergoglio.

"Cada uno --prosiguió el Papa-- tiene una función, cada uno tiene un trabajo que hacer, una vocación. Ustedes dos Dios les llamó a irse allá, a dejar sus familias, la ciudad de Buenos Aires que es tan linda, y se fueron a acompañar a ese pueblo. Junto con ustedes hay mucha gente que no está viviendo allá, y que desde lejos quiere estar con ustedes. A esa gente le agradezco".

"La Iglesia --continuó el Santo Padre-- se sostiene con la piedad de los fieles. Por la plegaria, por la misa, por la eucaristía. Esa gente que va a misa, que recibe la eucaristía pidiendo por ustedes, es la que les sostiene a ustedes y a la parroquia. A ellos mi primer agradecimiento. También a quienes se privan de algún bien, de algún dinero para dárselo a ustedes. Para ellos mi cariño también. No interesa con cuánto les ayudan, lo que interesa es que les ayudan, porque los miman, y se preguntan: ¿Cómo puedo yo acompañar a estos dos curas que están tan lejos de Buenos Aires? y también de otras ciudades desde donde les ayudan. A esos hombres y mujeres les hago llegar un gran saludo y mi gratitud. Y de manera especial quiero mencionar a dos tipos de personas que son los que Jesús mira con más cariño: las abuelas y los abuelos, y los chicos. Cuántas abuelas y abuelos rezan por ustedes, cuántos chicos rezan por ustedes y sostienen el trabajo de su pueblo. A ellos les envío un gran cariño, junto con mi bendición”.

En el diálogo retransmitido por varios medios locales y puesto en youtube, en el que se siente el sonido un poco metálico de una radio pequeña, el Papa destacó la importancia de la Iglesia como institución.

“El peregrino --dijo el papa Francisco-- es una imagen de lo que es la Iglesia, porque la Iglesia es peregrina. Jesús fundó una Iglesia en camino, una Iglesia peregrina. Cuando la Iglesia está quieta, deja de ser Iglesia y es una asociación civil. Nuestra Iglesia es Iglesia en doble salida: con la adoración a Dios y la oración; y otra salida hacia los hermanos, para ayudarlos, acompañarlos y cumplir las obras de misericordia que Jesús nos enseño, y que están en el capítulo 25 de san Mateo. El peregrino que visita un templo para gloria de Dios y adorar a Dios, y para venerar y honrar a la Madre, ese peregrino tienen la vocación de caminar que tiene la Iglesia. Que nuestra Iglesia no se canse nunca de caminar porque en el camino encontramos ese sentido que Dios quiere de su pueblo: un pueblo en camino".

Porque "cuando una comunidad cristiana está quieta le pasa como al agua estancada, que es la primera que se corrompe. Cuando una comunidad no peregrina, no sólo a pié sino con el corazón, y no tiene un corazón peregrino más allá de si mismo, sea para adorar a Dios o para ayudar a sus hermanos, esa iglesia está moribunda y hay que resucitarla rápido. Así que a aquellos que están trabajando para construir una casa de Dios, que sea meta de peregrinación, sepan que eso es símbolo de la Iglesia que camina. Y esa peregrinación que hacen una vez al año allí, es un peregrinaje que tienen que hacer todos los días en la vida cotidiana. Un peregrinaje a Dios para adorarlo, un peregrinaje hacia la Virgen, para venerarla y quererla y hacia los más necesitados de nuestro pueblo”.

Respondiendo a otras inquietudes de uno de los sacerdotes, el Papa invitó a evitar las críticas destructivas.

 "Trabajar por la unidad siempre va a ser importante. Siempre va a haber diferencias, va a haber peleas, el asunto es no dejarlas crecer. Hacer que las cosas se arreglen entre hermanos, hay que hablarlas sí, pero con Dios. No hay que sacarle el cuero al otro. Lo que más le hace daño a la Iglesia, a los pueblos y a la Nación es la crítica destructiva. O sea andar sacándose el cuero. Eso no es cristiano".

Interrogado por la escasez de sacerdotes en la diócesis de Añatuya dijo: 

"Como dijo Jesús, recen para que Dios mande pastores a la mies. El corazón de Dios no es indiferente a la oración de su pueblo. Recen al Señor para que mande pastores. Y a los jóvenes les diría que si sienten el llamado de Jesús no tengan miedo. Que vean todo el bien que pueden hacer, todo el consuelo que pueden dar, todo elmensaje cristiano que pueden transmitir y no tengan miedo. La vida es para jugarla, no es para guardarla. Jesús dice, el que cuida mucho su vida acaba perdiéndola. La vida es para darla. Y así uno es fecundo. Si alguno siente que Dios le pide dar la vida en el sacerdocio, que no tenga miedo. Hay que apostar a cosas grandes y no a pequeñas cositas. Y si siente que Jesús lo llama a formar una familia, que sea una familia cristiana, grande, linda, con muchos hijos que lleven adelante la fe".

El Santo Padre concluyó con una bendición y repitió el lema de la radio que dice 'si el 666 es el diablo, la 99.9 es de Jesús” y les recordó “simplemente esto: Jesús es muy bueno. Jesús nos quiere. Dios nos ama. Dios nos espera siempre. Dios no se cansa de perdonarnos. Solamente que seamos humildes y pidamos perdón, y así poder seguir adelante. Dios nos hizo para que seamos felices. Y Él nos acompaña. Cuando pasamos momentos difíciles, de cruz, de dolor, Él los pasó primero y nos comprende de corazón. Yo le pido al Señor que a todos los que están escuchando les bendiga mucho, les dé fuerza, les dé ganas de vivir, y el coraje de no dejarse robar la esperanza y sobretodo les dé una caricia y les haga sonreír, y que la bendición de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos y cada uno de ustedes y permanezca para siempre".

(Texto completo, debobinado por H. Sergio Mora)