El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, leyó hoy un comunicado en el que indicó: “El Santo Padre sigue con viva preocupación las dramáticas noticias que llegan desde el norte de Irak y que afectan a la población desarmada”. Lo hizo al término de la presentación a la prensa internacional del viaje del papa Francisco a Corea.
Indicó que “se ven particularmente afectadas las comunidades cristianas: es un Pueblo en fuga de sus propios lugares debido a la violencia que en estos días está golpeando y desarticulando la región”.
Recordó que “durante la oración del ángelus del pasado 20 de julio, el papa Francisco había exclamado con dolor: «Nuestros hermanos son perseguidos, expulsados, tienen que dejar sus casas sin la tener la posibilidad de llevarse nada consigo. A estas familias y a estas personas quiero expresar mi cercanía y mi constante oración. ¡Queridos hermanos y hermanas que están siendo perseguidos, sé lo que sufren y sé que están siendo despojados de todo. Estoy con ustedes en la fe de Aquel que venció el mal!».
«A la luz de estos angustiantes eventos, el Santo Padre renueva su cercanía espiritual a todos aquellos que están sufriendo esta dolorosísima prueba y se une a los acorazonados llamados de los obispos locales, pidiendo junto a ellos y por sus comunidades en tribulación, que se eleve de toda la Iglesia una oración coral para invocar del Espíritu Santo el don de la paz».
En el comunicado el italiano Lombardi precisó que “Su Santidad dirige además a la comunidad internacional un apremiante llamado, para que se active de manera que se ponga fin al drama humanitario en acto, y se emplee en proteger a cuantos están afectados o amenazados por la violencia, y para asegurar las ayudas necesarias, especialmente las más urgentes a tantos desplazados, cuya suerte depende de la solidaridad de los demás».
El director de la Oficina de Prensa, concluyó indicando: “El papa hace un llamado a la conciencia de todos y a cada creyente repite: «El Dios de la Paz suscite en todos un auténtico deseo de diálogo y de reconciliación. ¡La violencia no se vence con la violencia. La violencia se vence con la paz! ¡Recemos en silencio pidiendo la paz: todos en silencio… María Reina de la Paz, ruega por nosotros».