La VI Jornada de la Juventud Asiática (JJA) concluyó este domingo 17 de agosto con una misa celebrada por el papa Francisco en el castillo de Haemi, en el cuarto día del viaje apostólico del papa Francisco a Corea.
Un día que inició temprano con el bautismo del coreanoLee Ho Jin,en la capilla de la nunciatura. Se trata delpapá de uno de los jóvenes muertos en el naufragio del ferri Sewol. A continuación ha sido el viaje en helicóptero hacia la localidad de Haemi, a unos cien kilómetros de distancia de Seúl. En Haemi visitó el»Santuario del mártir desconocido», porque se ignora la identidad de la mayor parte de los 132 mártires asesinados en ese lugar.
Después el Santo Padre, siempre en Haemi encontró a los obispos y más tarde comió con ellos en el refectorio allí ubicado.
Algunos minutos después de las 16 horas locales, el Santo Padre llegó al castillo de Haemi en una camioneta blanca con un sobrio dosel, en medio de los vivas y alegría de los presentes. El vehículo se detuvo varias veces para permitir que el Santo Padre diera su bendición y besara a varios niños. Entre el numeroso público coreano se encontraban unos 6 mil jóvenes que participaron a la Jornada de la Juventud Asiática, provenientes de 22 países.
El altar para la santa misa, que inició a las 16,30 locales estaba en un estrado con techos tipo pagoda de líneas convexas y tejas azules, con un aire muy oriental. Tenía además dos fajas de color rojo y azul, que en el logo de la JJA signifícan las dos partes, norte y sur, de un mismo país, Corea.
Mientras los celebrantes ingresaban, el coro entonaba el himno de la JMJ. El Santo Padre vestía paramentos blancos, con la mitra crema y dorada y el palio con sus cruces negras.
El Papa celebró la misa en latín e hizo su homilía en idioma inglés. Las lecturas han sido en diversos idiomas asiáticos: la primera lectura en tagalog o filipino, la segunda lectura en otro idioma asiático, mientras que el evangelio ha sido leído en idioma coreano.
En la homilía el papa Francisco le comentó a los jóvenes el lema de la JJ Asiática: «La gloria de los mártires brilla sobre ti». Y «con la certeza del amor de Dios» les invitó: «Vayan al mundo, de modo que ‘con ocasión de la misericordia obtenida’, sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus vecinos, sus conciudadanos y todas las personas de este gran continente ‘alcancen misericordia’, Esta misericordia es la que nos salva. Y concluyó: «Queridos jóvenes de Asia, confío que, unidos a Cristo y a la Iglesia, sigan este camino que sin duda les llenará de alegría».