El papa Francisco lloró al enterarse del desalojo y la situación en la que estaban viviendo las familias del asentamiento «Barrio Papa Francisco», en Villa Lugano, Buenos Aires, que fue demolido este fin de semana. El Pontífice se lo comunicó a su amigo, el legislador porteño Gustavo Vera, a través de un correo electrónico, publicado en la página web de la Fundación Alameda, de la que Vera es director.
El legislador porteño envió un e-mail al Santo Padre el pasado domingo detallando «la extrema vulnerabilidad de las familias en el asentamiento «Papa Francisco» en Lugano, y todos los pormenores del allanamiento desalojo».
De este modo, Francisco respondió: «Querido hermano: Acabo de leer tu correo. Tu frase final logró sintetizar mis sentimientos: ‘Parecía Gaza’… y me puse a llorar. No entiendo nada. A esa gente, a esas mamás con chicos, los acaricio con mis lágrimas. Cuando regresaba de Corea, en el avión, hablé de crueldad. Parece que la crueldad se nos instaló en el corazón. Una crueldad vestida con tantos ropajes: ‘Qué me importa’, ‘que vayan a trabajar’, ‘es gente insociable’… palabras que no justifican sino que manifiestan tanta crueldad».
En el mensaje también se lee: «Estoy cerca de esa gente. Rezo y pido que no los dejen solos. Y estoy cerca de ustedes, los que se acercan a ellos. Con mucha pena en el corazón. Un abrazo, Francisco».
La Alameda es una organización no gubernamental argentina que lucha contra la trata de personas, el trabajo esclavo, la explotación infantil, el proxenetismo y el narcotráfico, lo que incluye el trabajo contra la corrupción y delitos tales como el lavado de dinero, el tráfico de bebés y los delitos ambientales.
El asentamiento se había montado sobre terrenos baldíos el pasado mes de marzo y sus ocupantes lo llamaron «Papa Francisco». La toma de tierras en el barrio de Lugano había ocurrido por parte de familias que vivían en la vecina Villa 20.