El papa Francisco ha pedido hacer todo lo posible para ayudar a los niños y jóvenes que son obligados a combatir en las guerras locales. Lo ha hecho en el discurso entregado a los obispos de la República Democrática del Congo, recibidos hoy al finalizar la Visita Ad Limina. La paz, la familia y los jóvenes han sido los tres temas principales afrontados por el Santo Padre en su intervención.
Y así, ha hablado de los jóvenes que sufren «a causa de la precariedad de su vida», «de la imposibilidad de proseguir los estudios o encontrar un trabajo». Además, el Papa piensa «con consternación» en «esos niños, esos jóvenes, obligados a unirse a las milicias y obligados a matar». Por eso, Francisco anima a los prelados congoleños a «ofrecer toda la ayuda posible» a estos jóvenes, «especialmente a través de la creación de espacios de formación humana, espiritual y profesional». En su mensaje, también subraya que «el medio más eficaz para vencer la violencia, la desigualdad y las divisiones étnicas» consiste «en el ofrecer a los jóvenes un espíritu crítico y proponerles un recorrido de maduración en los valores evangélicos». A propósito, pide reforzar la pastoral en las universidades y en las escuelas.
Esta es la exhortación del Santo Padre a los obispos venidos del Congo: «trabajar sin descanso para la realización de una paz justa y duradera, a través de una pastoral del diálogo y de la reconciliación entre los distintos sectores de la sociedad». Y esto, «sosteniendo el proceso de desarme y promoviendo una colaboración eficaz con las otras confesiones religiosas». Así, Francisco subraya que «es necesario que la Iglesia dé su contribución, evitando sustituir a las instituciones públicas».
Y advierte que los «pastores deben cuidarse de tomar el lugar» de los laicos que tienen «la misión de testimoniar a Cristo y el Evangelio en política y en cualquier otro ámbito de su actividad».
Asimismo, el Pontífice les invita a estar cerca de las familias. Frente a la «disgregación familiar provocada, en particular, por la guerra y la pobreza es indispensable valorar y animar todas las iniciativas destinadas a consolidar la familia, frente a toda fraternidad, fundamento y vía primaria de la paz», aclara el Papa.
Finalmente, el Santo Padre anima el trabajo de los misioneros, de los religiosos y de todos los que están «al servicio de los heridos de la vida, de las víctimas de la violencia». Francisco piensa de forma especial «en los refugiados internos y en esos, numerosos, que proceden de los países cercanos».
Como pastores –subraya el Papa– estáis llamados a proponer orientaciones y soluciones para la promoción de una sociedad fundada en el respeto de la dignidad de la persona humana».