El nuncio apostólico en Siria, mons. Mario Zenari, indicó que los cristianos raptados el 23 de febrero pasado por el Estado islámico en algunos pueblos del nordeste de Siria, han sido liberados entre el 5 y 6 de marzo en las inmediaciones de la frontera con Turquía y sin pagar ningún rescate.
Lo indicó el nuncio a la agencia de noticias Asia News, precisando que «las 52 familias por muchos días en manos de los jihadistas, ahora se encuentran en un lugar seguro. Entretanto aún «permanecen en manos de los milicianos 16 personas, la mitad de las cuales cristianos y la otra mitad kurdos».
Mientras tanto la situación en Siria es siempre dramática, con ataques aéreos, disparos de morteros y enfrentamientos armados. Damasco y en Alepo, donde ayer se sucedieron los enfrentamientos se registran las situaciones más críticas.
Las familias que sumaban aproximadamente 250 personas, fueron secuestradas durante la ofensiva lanzada por los milicianos del Califato Islámico (ISIS por sus siglas en inglés), contra pueblos con mayoría asiria de la gobernación de Al-Hasakah, en el nordeste. Se temió por su suerte tras voces, después desmentidas, de ejecuciones de masa.
Dicha zona es de importancia estratégica, porque representa una especie de puente entre las tierras dominadas por el ISIS en Siria e Irak y que permite la apertura de un corredor con Turquía para transportar armas, refuerzos y combatientes.
Testigos locales refieren que, inmediatamente después de la ofensiva, más de 5 mil asirios –de los 30 mil que formaban una de las comunidades más antiguas comunidades de Medio Oriente– decidieron abandonar el país, eligiendo el camino del éxodo en busca de un reparo más seguro. A principios de mes, los terroristas habían liberado a un primer grupo de 19 cristianos, después de pagar un rescate de unos 1.700 dólares por cada uno de ellos.
Mons. Zenari, precisó que «detrás del secuestro estaba la voluntad de los milicianos de usar a los rehenes como escudos humanos», para repararse de los ataques aéreos de la coalición durante el repliegue de las fuerzas.
Hablando de la situación en Siria, el prelado ha afirmado que «va mal, ayer fue una jornada dura ya sea para Damasco que para Alepo». Y añadió: «Escuchábamos a los aviones sobre nuestras cabezas, y varios disparos de mortero cayeron en diversos puntos de la capital». Tampoco los próximos días «serán mejores» dijo. Enfrentamientos y violencia se registraron también en el norte, en Alepo, ya desde hace tiempo dividida en sectores controlados por las fuerzas de seguridad fieles al presidente Assad y por grupos rebeldes.
La semana pasada, fracasó el tentativo de mediación de una amplia tregua propuesto por el enviado de las Naciones Unidas, Staffan De Mistura. El diplomático había hipotizado un temporáneo cese del fuego en Alepo, para permitir el ingreso de ayudas humanitarias a la ciudad y elaborar mientras tanto un borrador de acuerdo político. Sin embargo los delegados del frente de los rebeldes y los combatientes islamistas no aceptaron la tregua propuesta por la ONU.
Desde el inicio de la revuelta contra el presidente sirio, Bashar al Assad, en el 2011, más 3 millones de personas han abandonado Siria y otros 7,6 millones se tuvieron que desplazar al interior de la nación. Las víctimas del conflicto, son más de 200 mil, y muchas de ellas civiles.