Lydia Jiménez González conoció al siervo de Dios Tomás Morales en 1965, pocos meses después de su llegada a Madrid. Desde 1971 colaboró estrechamente con el sacerdote jesuita en el inicio y gestación del Instituto Secular Cruzadas de Santa María por lo que es considerada cofundadora del mismo.
Promovió la creación del Instituto BERIT de la Familia en España y América Latina, del que es directora desde 1998.
En octubre de 2012 participó como auditora en el Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
En la actualidad es directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María y consultora del Pontificio Consejo para la Familia.
También es miembro del Consejo Directivo de la Sociedad Internacional Tomista y presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica Santa Teresa de Jesús de Ávila, entre otras responsabilidades.
En esta entrevista con ZENIT, Lydia Jiménez reflexiona sobre el papel de la mujer en la Iglesia y la sociedad. Asimismo, explica el significado del llamado “genio femenino” y su importancia en la actualidad. Por último, aporta algunas claves de lectura sobre el próximo Sínodo de los Obispos dedicado a la familia.
***
El papa Francisco ha afirmado que hay que pensar en una “teología de la mujer”. ¿Por dónde se puede comenzar?
— Lydia Jiménez: Por una antropología que fundamentalmente el ser femenino en su identidad biológica, psíquica, humana y espiritual. Un segundo paso sería fundamentar una antropología teológica, como secuencia para una “teología de la mujer”. Hay muchas mujeres que pueden hacerlo muy bien y de hecho ya se está haciendo.
¿Cuál debe ser la misión de la mujer en la Iglesia y en el mundo?
— Lydia Jiménez: Desde su propia identidad, desde su maternidad biológica y espiritual, cuidar la vida humana, cuidar de la humanidad.
¿En qué consiste el llamado genio femenino?
— Lydia Jiménez: Con palabras de Edith Stein podemos afirmar que Dios ha hecho dos genialidades al crear: la masculina y la femenina. Hombre y mujer son los dos modos de ser humanos, ambos de origen divino, imágenes suyas, iguales en dignidad.
El término “genio femenino” fue acuñado por primera vez en la carta apostólica Mulieris dignitatem, si bien el contenido ya había sido intuido de alguna manera por san Juan XXIII y el beato Pablo VI. San Juan XXIII habló del papel de la mujer en el crecimiento de la sociedad y de la Iglesia y éste fue también un tema conciliar. Pablo VI habló de la especificidad femenina y su ubicación en la Iglesia. Sin embargo lo femenino como “genio” es una expresión típica de san Juan Pablo II.
Pero ¿qué es el “genio femenino”? No es una serie de dones extraordinarios encarnados en mujeres extraordinarias. La mayoría de las mujeres han vivido casi siempre en lo ordinario. Su “genio” consiste precisamente en vivir lo ordinario extraordinariamente. El “genio femenino” es el conjunto de dones que se manifiestan a lo largo de la historia y en todas las culturas. Dones que se sintetizan en uno: la maternidad. La maternidad física, psicológica, espiritual de la mujer es la clave de su genio y sus dones.
Los expertos consideran que ciertas corrientes feministas han distorsionado la condición natural de la mujer. ¿Por qué?
— Lydia Jiménez: Efectivamente, ciertas corrientes feministas han reivindicado un “genio” femenino que es “antifemenino”. Ni siquiera muchas quieren oír hablar de la “dignidad” de la mujer y de su “vocación”, considerando este lenguaje ideología engañadora. Pero también es verdad que algunas corrientes feministas han abierto una reflexión antropológica, que nos está enriqueciendo mucho. Tienen razón en muchas de sus críticas acerca de los “roles” y “etiquetas” tradicionales de la mujer.
¿Qué iniciativas están impulsando desde las Cruzadas de Santa María en el ámbito de la mujer?
— Lydia Jiménez: Se ha constituido una Cátedra de estudios sobre la mujer en la Universidad Católica Santa Teresa de Jesús de Avila, que fue inaugurada por el cardenal Müller, prefecto de la Doctrina de la Fe, con una conferencia que tituló “La mujer en la Iglesia”, el pasado 9 de diciembre. Desde ahí queremos impulsar estudios sobre el tema.
¿Cuál sería su contribución de cara al próximo Sínodo sobre la familia?
— Lydia Jiménez: Desde el Instituto BERIT de la Familia, hemos profundizado en el rico y abundante magisterio de Juan Pablo II sobre el tema de la familia y en los estudios y publicaciones promovidos por el Pontificio Consejo para la Familia. Estoy segura que serán una base muy a tener en cuenta en el próximo Sínodo sobre la familia.
¿Qué podemos esperar de esta reunión de los obispos y demás padres sinodales en otoño?
— Lydia Jiménez: Un enriquecimiento pastoral y misionero, que nos impulse a una mayor atención sobre un tema de tanta trascendencia.