Colombia recibe una reliquia con la sangre de san Juan Pablo II del 2 al 5 de junio, “con el objetivo de traer un mensaje de paz y particularmente de aliento a las personas que en el país han sido víctimas de todo tipo de violencia”. La peregrinación –explica la Conferencia Episcopal de este país– es organizada por la Fundación Víctimas Visibles. La visita de esta reliquia del Papa polaco se enmarca en los preparativos del posible viaje a Colombia del papa Francisco.
El cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá, al presentar a los medios la peregrinación con la reliquia, recordó que no hay fecha marcada aún para la visita del Santo Padre al país, y que por eventos como el próximo Año de la Misericordia con sus múltiples actividades, “tal vez la postergen hasta el 2017”.
La reliquia del papa san Juan Pablo II estará en Colombia tres días: martes y jueves en Bogotá y el miércoles en Marinilla (Antioquia). El martes día 2 estuvo en la parroquia Santa Beatriz. El miércoles 3 en Marinilla se hace la recepción y homenaje en el proyecto parroquial San Juan Pablo II, después se peregrinará con la reliquia desde la Normal hacia el Parque Principal que terminará con la eucaristía presidida por el cardenal Rubén Salazar. Por la tarde se venerará la reliquia en el templo parroquial La Asunción y después se celebrará una vigilia en el convento del Ave María con comunidades consagradas. Finalmente el día 4 en Bogotá habrá una eucaristía y veneración de la reliquia en la Catedral Santiago Apóstol de Fontibón.
En una carta del Santo Padre enviada a la la Conferencia Episcopal de Colombia el pasado mes de abril, firmada por el Secretario de Estado, el cardenal Parolin, Francisco invitaba a los colombianos a “ser colaboradores en la obra de la paz que nace del amor de Dios por la humanidad”, “seguir trabajando en favor de la justicia, de la fraternidad, de la solidaridad, del diálogo y del entendimiento» y “luchar sin descanso contra toda forma de injusticia, de inequidad, de corrupción, de exclusión, males que destruyen la vida misma de la sociedad”. Asimismo, el Papa manifestaba “gran afecto, cercanía y solidaridad, a quienes han padecido las consecuencias del conflicto armado en todas sus expresiones”. Además, pidió que en la Iglesia todos hallen sanación y oportunidades para recuperar la dignidad perdida o arrebatada. Que en la Iglesia “se haga posible el arrepentimiento, el perdón y la decisión de no reproducir nuevamente la cadena de la violencia”. Fue en esta carta, que se intuyó la posibilidad de un viaje a Colombia, cuando al despedirse en la misiva Francisco manifestaba su deseo de “poder encontrarlos pronto, durante uno de sus viajes a América Latina, para llevarles personalmente el mensaje de paz de Cristo, el Señor”.