La plaza de San Pedro se veía esta mañana repleta de turistas, como cada día. Pero hoy llamaba la atención un grupo de mujeres vestidas de blanco. Su propósito era manifestar en favor de la vida y contra de la ley del aborto que se está elaborando en Chile. Formando una cruz, de rodillas y después tumbadas en el suelo boca abajo, durante varios minutos su silencio ha sido un grito a favor de la vida desde el momento de su concepción.
Les acompañaban también algunos sacerdotes, religiosas, religiosos y algún niño. Anteriormente, ya habían realizado varios actos como estos en Chile. Pero la idea de venir a Roma “surgió porque queremos interceder y rezar durante el encuentro del Papa y Bachelet, que tiene lugar ahora mismo, para que de ese encuentro brote vida para Chile”, le ha explicado a ZENIT Paz Vial, una de las organizadoras.
Asimismo nos ha hablado del proyecto de Ley de aborto que entregó la presidenta el pasado mes de enero que contempla las tres causales: violación, inviabilidad del embarazo y riesgo de la madre. Por eso –añade– nos interesa muchísimo que de este encuentro surja y brote vida para Chile y para el mundo.
“Primeramente era un encuentro de oración de chilenos residentes en Roma pero nos hemos dado cuenta que hay mucha gente de Europa que ha venido de países que llevan 40 años con leyes del aborto. Por eso consideramos que este encuentro es un ruego por Chile”, ha añadido Paz.
Al ver la participación de europeos que se han querido unir al acto, “vimos que el acto también tiene una segunda instancia: Europa dando testimonio ante Chile diciendo ‘no abran la puerta a la muerte’”, ha precisado la organizadora.
Paz Vial explica que dentro de Mujeres de Blanco hay algunas que abortaron y que conocen este drama en primera persona. “El hecho de ir de blanco representa pasar el duelo, enfrentar la verdad de que una muerte pasó por tu propia decisión. Pero en vez de ser una nube negra que te aplasta, comienzan a ver que el niño que habían abortado no las juzga, no las señala con el dedo, sino que las ama. Este niño es inocente y lo único que sabe hacer es amar e interceder por ellas”. Y para representar este duelo superado, muchas de estas mujeres cargan una pequeña caja blanca, con un cruz negra dibujada y un nombre, el nombre que hubieran dado a su hijo muerto.
Este duelo las invita a no ser más esclavas del aborto y acercarse a este momento de su vida desde otra perspectiva, ha añadido.
A propósito, ha explicado que a estas mujeres les ayuda a superar el duelo es “descubrir que ese hijo es un aliado y no las condena”, “descubrir que el aborto llevó a muchas a la anorexia, la bulimia, el alcoholismo, la tendencia suicida… es algo muy doloroso que las podría perseguir toda la vida pero comprenden la verdad y asumen la decisión que tomaron”.
Finalmente ha hablado también de la importancia del acompañamiento a estas mujeres que creen que no son capaces de seguir adelante con su embarazo. “No es un acompañamiento de dar sermones, sino de ponerte en los zapatos del otro y llorar con ella en su sufrimiento”, afirma. El sufrimiento –concluyó– no te mata, el sufrimiento es la cruz, como la que haremos aquí ahora. Lo que te mata es aliarte con el mal.