El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño, monseñor Juan José Omella, aseguró este lunes por la tarde que “a los obispos nos duele el sufrimiento de la gente, sobre todo en esta crisis económica y de valores, porque tocamos de cerca el dolor”.
Durante un acto en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, junto al rector, padre Julio L. Martínez, SJ, y los profesores José Manuel Aparicio y José Manuel Caamaño, monseñor Omella desgranó los principales aspectos de la Instrucción Pastoral “Iglesia, servidora de los pobres”, publicada el pasado 24 de abril. El prelado rechazó las críticas que se vierten sobre la Iglesia acerca de que los religiosos no abordan el tema de la pobreza. “Todos los obispos en nuestras diócesis hemos tocado este tema con intensidad en nuestras cartas pastorales”, recalcó.
El documento analiza los sectores sociales que más están sufriendo con la crisis (parados, jóvenes, ancianos, etc.) y critica con dureza la corrupción, la idolatría de la lógica mercantil y el empobrecimiento espiritual instalado en la sociedad. Por eso, monseñor Omella dijo que el documento “quiere dar esperanza, valorar la primacía de la dignidad de la persona” y luchar por “poner la economía al servicio de ésta”.
Por su parte, el profesor del Departamento de Teología Moral y Praxis de la Vida Cristiana de la Facultad de Teología, José Manuel Caamaño comparó el documento de la CEE con la Evangelii Gadium del papa Francisco sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. “Aunque el texto de Francisco no es un documento social, sí que tiene un contenido social, al igual que el texto de la Conferencia Episcopal”, apuntó, y destacó que ambos documentos “ofrecen orientaciones de futuro” y que “tienen coincidencias formales en cuanto al estilo y el lenguaje, muy sencillo, nada académico y más directo, sin muchos excesos”.
El también profesor de la Facultad de Teología, José Manuel Aparicio, afirmó que “la pobreza es cada vez más compleja y poliédrica”, y que el texto de los obispos “afronta un nuevo trabajo pastoral aún por desarrollar, porque desde 2007 la pobreza tiene un nuevo rostro y la pastoral no debe ser vista igual”.
Aparicio se refirió a la desigualdad como “un reto para activar dinámicas de participación social”. A este respecto, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social pidió a la política la búsqueda del bien común, “sin buscar el bien para el propio partido”. Además, reclamó el derecho a un trabajo digno y estable, una economía inclusiva y un pacto social contra la pobreza.
Finalmente, el rector de Comillas, que celebró la publicación de la citada Instrucción Pastoral, aseguró que el papel de la universidad es básico para servir a los más necesitados “por su servicio a la sociedad a través de la transformación del conocimiento”, y subrayó “la centralidad del pobre en la Iglesia”.