El ejército de Israel y los grupos armados palestinos habrían cometido crímenes de guerra durante la incursión militar israelí de 2014 en la Franja de Gaza, alertó este lunes la Comisión establecida por la ONU para investigar los posibles atropellos durante ese conflicto.
Al presentar el informe con los hallazgos, la presidenta de la Comisión, la jurista Mary McGowan Devis, aseguró que la magnitud de la devastación y el sufrimiento observado en Gaza no tienen precedentes y afectarán también a las generaciones futuras.
En conferencia de prensa, la Comisión indicó que recopiló información sustancial que revela violaciones graves de las leyes internacionales de derechos humanos y humanitarias, tanto por parte de Israel como de los grupos palestinos armados.
La operación militar israelí, llevada a cabo entre julio y agosto de 2014, duró 51 días y causó la muerte de 1.462 civiles palestinos, la tercera parte de ellos niños. Durante el mismo periodo perdieron la vida seis civiles israelíes. La Comisión también reportó que entre junio y agosto del mismo año fallecieron en Cisjordadia 27 palestinos y 3.020 más resultaron heridos.
Asimismo, los investigadores denunciaron el uso de municiones reales por parte de las fuerzas israelíes para controlar a las multitudes y se refirieron al uso de armas de alto poder en zonas con alta densidad de población.
La Comisión subrayó la importancia de una rendición de cuentas por parte de los elementos que hayan cometido atrocidades. “A lo que podemos aspirar es a cooperar para que se haga justicia, llamando a los gobiernos a unirse para abordar la necesidad imperiosa de cambios en las políticas sobre el uso de armas explosivas de gran alcance en las zonas urbanas”, dijo McGowan.
En cuanto a los grupos armados palestinos, la Comisión destacó la naturaleza indiscriminada de los proyectiles lanzados contra Israel que tenían como objetivo atacar a los civiles, violando la ley humanitaria internacional y convirtiéndose en posibles crímenes de guerra. Los investigadores mencionan además las ejecuciones extrajudiciales de los llamados colaboradores, otro posible crimen de guerra.
En un comunicado fechado el 15 de enero de 2015, la Coordinadora de las Conferencias Episcopales para la Iglesia en Tierra Santa afirmaba que “el actual conflicto amenaza la dignidad de los palestinos y de los israelíes”, y añadía que “nuestro compromiso con los pobres nos urge a apoyar a las personas que sufren en Gaza”.
“Hace un año, definimos la situación de Gaza como «un desastre realizado por el hombre, un escándalo desconcertante, una injusticia que pide a la humanidad una solución». A raíz de la terrible destrucción causada por la guerra del pasado año, nuestra presencia recordó a la pequeña comunidad cristiana de Gaza que no ha sido olvidada”, apuntaban los prelados.
“Decenas de miles de familias de Gaza no tienen una vivienda adecuada. En este último período de frío polar, al menos dos niños murieron de hipotermia. El bloqueo continuo impide la reconstrucción y contribuye dramáticamente a la desesperación que mina la legítima esperanza de los israelíes por su seguridad. Pero también crea niveles intolerables de desempleo y empuja a las personas sencillas hacia la pobreza más extrema”, lamentaban.
“A pesar de la devastación, las aterradoras escenas de destrucción que hemos visto, y los temores de otra guerra que hemos podido escuchar, la esperanza está viva en Gaza. Hemos visto familias que recontruyen sus vidas con determinación. Hemos visto una pequeña comunidad cristiana con una fe enorme. Hemos admirado la tenacidad de muchos voluntarios”, concluía la nota de la Coordinadora.
Desde 1998, la Coordinadora de las Conferencias Episcopales en apoyo de la Iglesia en Tierra Santa se viene reuniendo por invitación de la Asamblea de Ordinarios Católicos en Tierra Santa. Por un mandato expreso de la Santa Sede, la Coordinadora se reune cada mes de enero en Tierra Santa, concentrándose en la oración, la peregrinación y la persuasión, con el objetivo de actuar en solidaridad con la comunidad cristiana, ya que ésta experimenta fuertes presiones políticas y socioeconómicas.