Con motivo de la fiesta de san Juan Bautista, el patrón de la Orden Soberana de Malta, el santo padre Francisco, como todos los años, ha recibido este jueves en audiencia en el Vaticano, al gran maestre Frey Matthew Festing. Durante la audiencia de 16 minutos, con la ayuda de un intérprete, el gran maestro ha ilustrado al Pontífice el empeño de la Orden para ayudar en diversas partes del mundo a los refugiados y migrantes.
Festing además indicó los numerosos proyectos en curso destinados a dar auxilio médico a los prófugos que huyen de las guerras, violencias y pobreza, así como los proyectos sociales para los refugiados en los países de destinación, como Francia y Alemania.
Por su parte, el Santo Padre agradeció a la Orden por las diversas actividades humanitarias y asistenciales, y se ha referido también a las actividades humanitarias en Roma para los migrantes, cuando distribuyeron comida a los emigrantes eritreos acogidos en el centro Baobab.
Ambos expresaron además, la profunda preocupación existente por el aumento del tráfico de seres humanos en el Mediterráneo, en particular de los niños no acompañados. Festing recordó también el empeño de los médicos de la Orden de Malta a bordo de las embarcaciones de la Marina Militar Italiana y otros cuerpos.
Durante el encuentro además se conversó sobre las iniciativas espirituales que caracterizan la vida de la Orden de Malta, como las peregrinaciones y la formación de los nuevos miembros, así como los retiros espirituales.
Al concluir el encuentro, el Papa recibió a la delegación vestida en uniforme de gala, entre quienes se encontraban el Gran Canciller, Albrecht Boeselager y todos los miembros del gobierno.
En el momento del intercambio de regalos, el Gran Maestre le entregó al Papa un medallón de San Juan degollado, cuya copia original está en la iglesia de los Caballeros de Malta. El Pontífice por su parte le regaló un medallón de San Martín de Tours cuando divide su túnica, y una copia en inglés de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium y de la encíclica Laudato Si’.