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Rosa Payá: 'El problema de los cubanos es el gobierno totalitario'

Entrevista con la activista disidente, hija del fallecido Oswaldo Payá, sobre la democracia en la Isla, los presos políticos, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington y la próxima visita del Papa

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La activista Rosa María Payá, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá Sardiñas, se encuentra estos días en Madrid. Con 26 años cumplidos, tiene dos misiones que consumen casi todo su tiempo. La primera, exigir una investigación independiente sobre la muerte de su padre y líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), que el Gobierno explica como un accidente y su familia califica como un atentado. La segunda, animar el proyecto ‘Cuba decide’, que promueve la realización de un referéndum para que se hagan elecciones libres en el país.

La joven cubana se vio obligada a abandonar la Isla hace casi dos años, junto a su madre y sus hermanos, debido a la presión política que sufren desde siempre. Tras varios meses residiendo en Miami, regresó recientemente a La Habana para honrar la memoria de su padre y visitar su tumba en el Cementerio Colón.

En esta entrevista exclusiva con ZENIT, la disidente Rosa María Payá da su punto de vista sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, en donde asegura que aún hay presos políticos en las cárceles del régimen. Indica también las claves que considera necesarias para iniciar un proceso democrático en el país. Y trata sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington después de más de medio siglo de Guerra Fría, y la próxima visita del papa Francisco.

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¿Qué valoración hace del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana?
— Rosa María Payá: Me parece que cualquier intento de acercamiento a Cuba por parte de la comunidad internacional es bueno y podría ser positivo. Ahora hay que recordar que Cuba no es solamente el Gobierno. Y menos un gobierno que, como el cubano, jamás ha sido elegido por sus ciudadanos, y que además viola todos los días los derechos humanos de sus ciudadanos. Por lo tanto, no es un gobierno legítimo.

Hasta el día de hoy hemos visto que los pasos dados por la comunidad internacional, y específicamente por la Administración de los Estados Unidos, responden concretamente y de manera muy directa a las demandas del grupo en el poder en Cuba. Me refiero a liberar y repatriar a los espías, a la salida de Cuba de la lista de los países que patrocinan el terrorismo, a las medidas ejecutivas que se han dado desde la Administración para flexibilizar el embargo a Cuba. Todo esto forma parte del grupo de reclamaciones históricas del Gobierno cubano con respecto a la política internacional de los Estados Unidos.

Pero no hemos visto el mismo énfasis en la articulación del discurso con respecto a las demandas elementales de la ciudadanía porque la falta de derechos es evidente. La represión no solo se ha recrudecido, sino que se produce de manera abierta y pública. Y no solamente dentro Cuba. La han exportado a otros países, como ocurrió en Panamá, cuando el Gobierno cubano llevó a un grupo violento y estuvo boicoteando la Cumbre de las Américas, sobre todo los foros de la sociedad civil que se dieron en el marco de este encuentro.

¿Cuáles demandas debería entonces apoyar la comunidad internacional?
— Rosa María Payá: La única expresión masiva, legal, libre y organizada del pueblo cubano en más de medio siglo ha sido la demanda de referéndum del Proyecto Varela.

Y no es que estemos pidiendo el reconocimiento del Proyecto Varela, pero sí estamos esperando un apoyo coherente a las demandas que allí aparecen. ¿Por qué? Porque no es apoyar a un grupo o apoyar a la oposición, sino apoyar las demandas de la ciudadanía cubana. Recordemos que decenas de miles de ciudadanos cubanos tuvieron el valor y el coraje de, en medio de la cultura del miedo y la represión, poner sus nombres, sus direcciones, su número de identidad y pedir a la Asamblea Nacional que hiciera un referéndum para que se cambiara la Ley y se garantizaran derechos muy específicos como la libertad de asociación, la libertad de expresión, la amnistía para los presos políticos, la posibilidad de tener empresas privadas reales y una nueva ley electoral que garantizase las elecciones libres y plurales.

Y no hemos visto, no solamente por parte de la Administración de los Estados Unidos, sino por parte de toda la comunidad internacional que ahora se acerca a Cuba, un discurso que apoye concreta y coherentemente estas demandas. Los cubanos no son libres, no tienen los recursos legales para interactuar con los inversores o los empresarios extranjeros. Por tanto, la única interacción posible legalmente en este momento es directamente con el Gobierno cubano. Y el Gobierno cubano es este que está ahí, sin haber sido escogido nunca por los ciudadanos.  

Pero en Cuba, ¿hay presos políticos?
— Rosa María Payá: Sí, desde luego que en Cuba hay prisioneros políticos. Me gustaría hablarte especialmente de un par de casos. El primero, es el caso de Yosvani Melchor. Yosvani Melchor es un joven no es ni político y ni siquiera pertenece a la oposición. Lleva cinco años en prisión, porque su madre Rosa María Rodríguez se negó a colaborar con la Seguridad del Estado cubano. Rosa María Rodríguez es miembro del Movimiento Cristiano Liberación hace muchísimos años. Hace cinco años la Seguridad del Estado la secuestró y la amenazó para que colaborara con ellos. Ella se negó y le dijeron: ‘Pues tu hijo pagará las consecuencias’. 

Hay otro caso también que es muy crítico en este momento. Es el del joven Danilo Maldonado, un artista performático cubano. Fue detenido en La Habana en diciembre pasado, y lleva todos estos meses preso sin juicio y en las condiciones que están los prisioneros políticos en Cuba.

Hay decenas de prisioneros políticos en estos momentos en las cárceles, para los cuales tampoco ha habido hasta ahora un recurso de apoyo concreto a su liberación. Y es que estamos hablando de la liberación, no del juego del Gobierno cubano, que se dedica a semi liberar a los prisioneros políticos o a deportarlos sin reconocer su libertad incondicional, sin darles ninguna garantía de que no serán nuevamente puestos en prisión, y además manteniendo siempre a los prisioneros políticos como un objeto de cambio para la comunidad internacional.

Recordemos que para el totalitarismo cubano siempre es posible producir nuevos prisioneros políticos. Por tanto, no nos basta con que sean deportados a España. No nos basta con que se les de una licencia extrapenal, como pasa en el caso cubano. Como pasó en el caso de Sonia Garro, que estuvo más de un año presa sin juicio, sin encausamiento. Luego le dieron una licencia para que salga de la cárcel, pero no se reconoce su liberación. No ha habido una restitución por todo el tiempo que pasó en prisión.

Usted ha vuelto recientemente a La Habana, donde ha estado unos días para honrar la memoria de su padre. ¿Ha percibido algún cambio desde que tuvo que abandonar el país?
— Rosa María Payá: Regresé a La Habana esperando encontrarme con cierta euforia, que desde algunos medios de prensa se comentaba que existía a consecuencia del cambio de política de los Estados Unidos. Realmente eso no fue lo que yo vi en las calles. Mi país continua en la misma miseria espiritual y económica. Y es que hay que darse cuenta que el problema cubano no es un problema entre Cuba y Estados Unidos. El problema cubano es un problema entre el grupo totalitario en el poder y toda una ciudadanía sin derechos y sin recursos democráticos para luchar por la prosperidad y buscar la felicidad de la manera que lo estimen conveniente. 

¿Qué plan habría que poner en marcha para que se produjera una verdadera transición democrática en la Isla?
— Rosa María Payá: L
a Constitución cubana está cerrada. Desde el año 2002 en Cuba, hubo un cambio constitucional que fue hecho de manera anticonstitucional. Pero fue hecho. Según el artículo 3 y el artículo 137, el sistema económico, político y social que la Constitución defiende, que es un sistema antidemocrático, un sistema de partido único, es irrevocable. Por tanto, los cubanos no tienen recursos democráticos para cambiar el sistema en sí mismo. Entonces, hay dos opciones: continuar exigiendo el referéndum del Proyecto Varela, que es anterior a este cambio constitucional y que se basa en la opinión de decenas de miles de ciudadanos, que nos parece que hay que continuar haciéndolo; y nosotros estamos promoviendo una iniciativa, que se concentra en un solo punto, que es precisamente el de las elecciones libres y plurales.

Es cierto que, con esta Constitución, no es posible tener elecciones libres y plurales. Al menos, no legalmente. Pero esto no significa que, ante un asunto de interés nacional como es el hecho de que hace más de 70 años que los cubanos no participan de un proceso electoral justo, limpio y plural, no pueda ser convocado un plebiscito. Y es eso precisamente lo que estamos promoviendo desde la iniciativa ciudadana ‘Cuba decide‘. Se trata básicamente de reclamar, desde la movilización ciudadana, la realización de un plebiscito para que se le pregunte a los cubanos sin quieren participar en elecciones libres y plurales. Con acceso a los medios, con reconocimiento a partidos políticos y demás instituciones, con total pluralidad. Los cubanos sí pueden definir el futuro que quieren con este paso, que no significa todo el proceso de transición. Pero sí significa el detonante de un proceso de transición. ¿Por qué? Porque la transición, como te decía, no ha empezado hasta que los cubanos no puedan formar parte de ella. Para eso, los cubanos tienen que poder decidir. Y por eso estamos promoviendo esta campaña por el derecho a decir de los cubanos, desde la ciudadanía, como una plataforma transversal que no se ubica en una posición del espectro político.

El hecho de que el régimen ahora no vaya a tener un enemigo al que echarle las culpas de todos sus males como Estados Unidos, ¿cree que podría volverse en su contra?
— Rosa María Payá: Desde luego que, para los cubanos en Cuba y para la audiencia que tiene el régimen cubano, el discurso desde ese punto de vista se ha desmoronado. Entretanto vimos que fue un acercamiento entre dos poderes y para los derechos de los cubanos ninguna manifestación.

¿Qué espera de la visita del papa Francisco a Cuba?
— Rosa María Payá: No creo que los cubanos tengan su esperanza puesta en una solución que venga del exterior. El problema de los cubanos lo vamos a resolver los cubanos. Pero si esperamos un apoyo a las demandas más elementales, que además no tienen que ver con un color político o un partido.

La misión de la Iglesia es estar de parte de los más pobres y de los perseguidos. En Cuba hay 11 millones que están en esa situación. Por lo tanto, espero que se le hable al pueblo cubano de sus problemas, de posibles soluciones. También espero que se le dé el mensaje de esperanza y amor que Su Santidad sabe entregar.

Su Santidad, el papa Francisco ha sido un hombre de gestos. Espero, por tanto, que con los cubanos también nos lleguen estos gestos encaminados no solo a la mayoría, sino a los que son los más perseguidos. En Cuba son todos los cubanos. Todo un pueblo que ha vivido 55 años sin derechos. Espero que la visita no se quede en la conversación con el Gobierno cubano, pero estoy segura que no será así.  

 

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Iván de Vargas

Profesional de la comunicación con más de 15 años de experiencia en la información religiosa. A lo largo de su dilatada trayectoria, ha desempeñado diferentes responsabilidades: delegado diocesano de Medios de Comunicación Social de Córdoba y director de la Revista Primer Día; director de comunicación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM); redactor jefe del Semanario Alba, y responsable de comunicación de María Visión España, donde ha dirigido y presentado diferentes programas de TV. Asimismo, ha sido colaborador de diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales (Cadena Cope, Popular TV, Intereconomía TV, Radio Intereconomía, La Nación, Trámite Parlamentario y Municipal, Radio Inter, Radio María, Semanario Alfa y Omega, Avvenire, etc.). En este tiempo, ha estado especialmente vinculado a la cobertura informativa de las actividades del Papa y la Santa Sede. Actualmente es redactor de la agencia ZENIT. También es miembro fundador de Crónica Blanca y socio de la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E).

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