El próximo Jubileo Extraordinario de la Misericordia será “una buena ocasión para intensificar la colaboración entre los pastores y los laicos en la misión de acudir con afecto y asistir con ternura a los enfermos y los moribundos”.
Así lo desea el papa Francisco en una carta enviada a Manuel Martín Sjöberg, presidente del Servicio Sacerdotal de Urgencia, una experiencia nacida en 1952 en la ciudad argentina de Córdoba con el fin de asegurar a los fieles los sacramentos en horarios en los que no es fácil encontrar un sacerdote.
Asimismo, el Santo Padre asegura en la misiva su apoyo y su aliento a la “obra de misericordia cristiana que, desde hace sesenta años, realizan los voluntarios de la Federación de Servicios Sacerdotales de Urgencia y Nocturno”.
Igualmente, hablando de los necesitados, pide que “ nuestras manos estrechen sus manos, acercándolos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad”.
Y añade que “no podemos escapar a las palabras del Señor según las cuales seremos juzgados. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero, sabiendo que en cada uno de estos ‘más pequeños’ está presente Cristo mismo”.
Para finalizar la carta, el Pontífice anima “a todos los que ya realizan ese servicio o se sumarán al mismo” y les pide que recen por él.
Los Servicios Sacerdotales de Urgencia es un servicio gratuito que ofrece la Iglesia para poder llegar a los más necesitados de los sacramentos en horarios en los que no es fácil encontrar un sacerdote. Sus guardias están constituidas por un religioso y por dos o cuatro laicos que entre las 21:30 horas y las 6:30 de la mañana están atentos a las llamadas para asistir a quien lo solicite.