Un grupo de asaltantes enmascarados incendió este miércoles la iglesia de San José en Adén, posiblemente el último templo que atendía a los fieles católicos en Yemen. La iglesia, también conocida como de la Sagrada Familia, había sido vandalizada la víspera cuando fue desposeída de la cruz que la coronaba. A pesar de que nadie se ha responsabilizado del ataque, las sospechas recaen sobre Al Qaeda, según fuentes de la seguridad yemení.
Ese grupo terrorista ha aprovechado la intervención militar saudí para extender su presencia en el país. Soldados emiratíes de la coalición árabe lograron echar de Adén a los rebeldes Huthi el pasado mes de julio con la ayuda de una alianza de la resistencia sudista y grupos islamistas. Desde entonces, se ha acusado a los integrantes de Al Qaeda de varios ataques contra las fuerzas progubernamentales. Varios analistas han advertido del riesgo que supone apoyarse en los yihadistas y los habitantes de la ciudad portuaria se quejan de la presencia en sus calles de hombres extranjeros armados.
Hasta la retirada del Reino Unido en 1967, Adén contó con 22 templos para atender a sus numerosos residentes británicos. Pero incluso después, varios de ellos siguieron funcionando. Sus feligreses eran trabajadores indios y filipinos, refugiados africanos y una pequeña minoría cristiana local cuya fe arraigó durante la dominación etíope del siglo V.
La práctica religiosa distinta del islam ha retrocedido significativamente desde la reunificación del país en 1990. Los cristianos yemeníes, apenas unas pocas familias, se concentraban en esta ciudad del sur.
En 2011, aún había en uso tres iglesias católicas y una anglicana en Adén. Además de la mencionada de la Sagrada Familia, en el barrio de Crater, la de la Inmaculada Concepción, en Maalla, y la de san Francisco de Asís y el templo anglicano de Cristo, en Tawahi.