Un largo camino que está llegando a su última etapa. El Sínodo de los Obispos se reúne este mes de octubre en Roma en la Asamblea General Ordinaria para abordar las preocupaciones y desafíos de la familia en el mundo y en la Iglesia. Este Sínodo, que está despertando la curiosidad de muchos y acaparando gran atención mediática, sigue una metodología y un calendario concretos. Tras meses de debate público, durante las próximas tres semanas se seguirá en el Vaticano un guión muy detallado.
Tal y como ha indicado el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, a partir de la experiencia madurada durante la Asamblea General Extraordinaria del año pasado y “teniendo en cuenta las sugerencia realizadas, especialmente por los Padres sinodales”, la secretaria general del Sínodo ha elaborado una nueva metodología, que fue aprobada por el Santo Padre el pasado mes de mayo.
La mayoría de los Padres sugirió que la Asamblea General Ordinaria se hiciera “más dinámica y participativa a través de la distribución de las intervenciones en el aula de los miembros en tiempos sucesivos, para poder dedicar mayor atención a cada contribución”. Además, los Padres han pedido “mejorar el trabajo en los Circuli Minores, donde se verifica una participación más activa a la discusión, un debate más directo e inmediato entre los Padres en la propia lengua, en los cuales, eventualmente pueden intervenir los auditores y delegados fraternos”.
El documento base para los trabajos sinodales es el Instrumentum Laboris, resultado de la composición de la Relatio Synodi del anterior Sínodo, y de las respuestas al cuestionario.
En la sesión inaugural, el presidente delegado dirigirá su saludo al Santo Padre, que abre los trabajos. A continuación, intervendrán el secretario general y el relator general con sus respectivas intervenciones. Después, el relator general presente los temas de la Primera Parte y le seguirá el testimonio de una pareja de esposos auditores para proseguir con las intervenciones de los Padres sinodales en las Congregaciones Generales.
El papa Francisco, en su libertad, decidirá si intervenir o no en la apertura de los trabajos. Hay que tener en cuenta, que tanto en la vigilia del sábado 3 como el la misa del domingo 4 tendrá ocasión de dirigirse a los fieles.
Se seguirá con las sesiones de los Círculos menores, en los que los Padres reflexionan sobre el texto base enriquecido por las contribuciones que surgen en el aula, con el fin de elaborar los “modos” con los que el texto madura posteriormente.
Al terminar cada sesión, el relator de cada Círculo presenta en el Aula una breve presentación del trabajo realizado y mientras tanto entrega los “modos” que son introducidos en el texto base. Todas las intervenciones de los Círculos menores serán publicadas.
Este procedimiento se repite para la Segunda y la Tercera Parte durante las dos semanas sucesivas.
La Comisión para la elaboración de la Relación final, nombrada por el Santo Padre en la que están representados los cinco continentes, tiene la tarea de seguir cada fase del proyecto para reunirse al final de los trabajos de cada parte y para la redacción final.
Al finalizar las tres etapas, dicha Comisión supervisa la elaboración del proyecto de la Relación final, que se presenta en el Aula. Finalmente, la Comisión realiza el texto definitivo y en la mañana del 24 de octubre se presenta y por la tarde se somete al sufragio de la Asamblea.
Según el método del Sínodo, este documento se entrega al Santo Padre, a quien corresponde las decisiones finales.
Durante las tres semanas de Sínodo, se realizará cada día una sesión informativa con el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en el que expondrá a la prensa, en ocasiones acompañado de Padres sinodales y auditores, los avances y las líneas de los debates.