El cardenal Giovanni Battista Re, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos, y presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), con motivo de la conmemoración de la última de las apariciones en Portugal de la Virgen de Fátima, presidió el 13 de octubre y en su víspera, la santa misa y señaló algunos «riesgos y preocupaciones sobre el futuro», indicando ejemplos de las varias crisis actuales.
Lo indica el Santuario de Fátima en su web, precisando que el purpurado señaló no solo la crisis económica y financiera que desde hace varios años pesa sobre las familias, sino principalmente la crisis moral y social, y subrayó que «en la base de estas crisis hay una que es la raíz de todas las otras: la ausencia de Dios».
El cardenal italiano indicó que la fe es algo esencial que no puede ser marginalizada o ser considerada irrelevante, «porque cambia radicalmente la manera de pensar y de actuar». Y no se trata solamente de la salvación eterna, sino de algo fundamental para «una vida serena en esta tierra».
«Sin Dios, el hombre y la mujer ya no tienen principios que iluminan el camino de la vida», continuó el cardenal, aseverando que «cuando Dios pierde el lugar central que le compete, también el hombre pierde su lugar.» Esto es porque, «lejos de Dios, el ser humano se pierde y queda a merced del egoísmo personal y de los intereses de grupo».
Enfocado en el problema de la falta de fe, el arzobispo Giovanni Re recordó que el Evangelio del día le llevó el pensamiento al Templo de Jerusalén, que Cristo encontró ‘convertido en una guarida de negocios y de comerciantes’.
El cardenal al señalar esta lectura pidió a los peregrinos que se interroguen sobre «el lugar que Dios ocupa en nuestros corazones y en nuestras vidas», advirtiendo del peligro cuando «Dios se convierte en la última de nuestras preocupaciones».
El presidente emérito de la CAL aseguró también que las apariciones de Fátima siguen transmitiendo un mensaje de santidad y una invitación para cambiar de vida.