Audience in the Vatican - S. Peter square - 14 October 2015

ZENIT

El Papa pide perdón por los escándalos acaecidos en Roma y en el Vaticano

En la audiencia general, el Santo Padre ha reflexionado sobre las promesas hechas a los niños. Saluda a los 33 mineros chilenos que estuvieron atrapados bajo tierra durante 70 días

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El Papa ha pedido perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han tenido lugar tanto en Roma como en el Vaticano. “Yo quisiera, antes de comenzar la catequesis, en nombre de la Iglesia, pediros perdón, por los escándalos que en estos últimos tiempos han sucedido tanto en Roma como en el Vaticano. Pido perdón”.

Lo ha hecho antes de comenzar la habitual catequesis de los miércoles en la audiencia general, y tras escuchar la lectura de Mateo en la que Jesús dice: “¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Es inevitable que existan pero ¡ay de aquel que los causa!”

Como cada semana, el Pontífice ha salido a la plaza de San Pedro para compartir con los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo. Haciendo una pausa en los trabajos del Sínodo, Francisco ha iniciado la mañana del miércoles saludando desde el papamóvil  a los presentes en la plaza, despertando el entusiasmo y la alegría de los fieles.

Tras su pedido de perdón, el Santo Padre ha hablado durante la catequesis sobre las promesas que hacemos a los niños. En el resumen hecho en español ha explicado: “No me refiero a esas pequeñas promesas que hacemos habitualmente para que se porten bien o se esfuercen en el colegio, más bien a la promesa contenida en el hecho de traerles a la vida. Esta promesa de acogida, cuidado, cercanía y atención concreta, se puede resumir en una palabra: Amor”.

Una promesa de amor –ha precisado– en definitiva, que hemos aprendido de nuestros padres antes incluso de ser conscientes y que, con una actitud inerme y confiada, todo niño espera que le sea correspondida íntegramente. Si esto no sucede, ha proseguido Francisco, se les hiere profundamente. Por eso, Jesús en el Evangelio nos alerta de que Dios y sus ángeles velan sobre esta responsabilidad.

El Santo Padre ha recordado que “el niño recibe de su familia, con su nombre y con las primeras palabras y sonrisas, la belleza de estar con los demás, aprendiendo a ser libre y aceptar a los otros. En el bautismo, la Iglesia a través de los padres y la comunidad se une a estas promesas”. Desde el momento que el niño es capaz de sentirse amado por sí mismo –ha concluido– siente que hay un Dios que lo ama. Su espontánea confianza en Dios no debe ser nunca vulnerada, sobre todo con nuestra presunción de sustituir al Señor.

A continuación, el papa Francisco ha saludado a los peregrinos de lengua española, “en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica”. De modo especial, el Papa ha saludado “a los 33 mineros chilenos que estuvieron atrapados en las entrañas de la tierra durante 70 días. Creo que cualquiera de ustedes sería capaz de venir acá y decirnos qué significa la esperanza. Gracias por tener esperanza en Dios”. Que “la Virgen María y san José, que tuvieron bajo su custodia al Hijo de Dios, nos enseñen a acoger a Jesús en cada niño. Muchas gracias”, ha pedido hablando en español. 

Tras los saludos en todas las lenguas, el Papa ha dedicado unas palabras para los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Así, ha recordado que en este mes de octubre estamos todos llamados a sostener las misiones con la oración y la solidaridad. Queridos jóvenes, ha indicado, acoged con alegría la invitación del Señor a emplear vuestras mejores energías en el anuncio del Evangelio. A los enfermos les ha dado las gracias porque “la ofrenda de vuestro sacrificio es muy valiosa para lo que aún no conocen el amor de Dios. Finalmente, a los recién casados les ha invitado a “proclamar con la vida el afecto fiel del Señor”.

Por último, el Santo Padre ha recordado que el próximo sábado, 17 de octubre, es la Jornada Mundial del Rechazo a la Miseria. Tal y como ha explicado Francisco, “esta jornada se propone aumentar los esfuerzos para eliminar la extrema pobreza y la discriminación, y para asegurar que cada uno puede ejercer plenamente los propios derechos fundamentales”. Somos todos invitados –ha indicado– a hacer nuestra esta intención, para que la caridad de Cristo alcance y dé consuelo a los hermanos y las hermanas más pobres y abandonados.

Clicar aquí para leer el texto completo de la audiencia

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Rocío Lancho García

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