El Sínodo de los Obispos, iniciado el pasado domingo 4 de octubre, entró este lunes en la semana final. Para explicar lo que está sucediendo, en la Sala de Prensa de la Santa Sede expusieron hoy el patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal; el arzobispo australiano, metropolita de Brisbane y relator de un Círculo menor, Mark B. Coleridge; y monseñor Enrico Solmi, obispo italiano de Parma, acompañados por el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
El patriarca ha asegurado sentirse estos días “en familia, como en casa”, viviendo un signo bellísimo de colegialidad. Asimismo ha precisado que es normal que haya diversidad de opiniones porque “venimos de contextos diferentes, los desafíos no son los mismos. Aunque también los hay que son comunes”. Por eso, ha indicado que hay un punto que les reúne a todos y es que “todos queremos el bien de las familias”. Subrayando el intenso trabajo de estas dos semanas, el patriarca ha indicado que “no hay un aspecto de la familia que no haya sido tratado”.
Por su parte, monseñor Coleridge ha observado que el trabajo no termina este domingo porque “el camino del Sínodo continúa”. Además, ha recordado que “este es un Sínodo pastoral, se necesita la doctrina pero es primordialmente un Sínodo pastoral”. También ha manifestado su preocupación por “el enfoque de todo y nada de antes del Sínodo”, porque la realidad de la experiencia humana es mucho más matizada y amplia.
Monseñor Enrico Solmi ha asegurado que estos días se vive un fuerte sentido de catolicidad de la Iglesia, “venir a Roma y encontrar el mundo”. Al respecto ha indicado que en al Aula llegan “todas las familias del mundo con sus particularidades”. Y el Sínodo, ha observado, continúa el clima del año pasado, “hablar con franqueza” aunque haya distintos pensamientos y opiniones.
Uno de los temas que acapara gran atención en esta tercera parte del debate del Sínodo sobre la familia, es la situación de los divorciados vueltos a casar por lo civil. Al respecto, los padres sinodales han recordado que no todos los casos son iguales. El patriarca ha asegurado que es un campo delicado y no se puede generalizar “mejor estudiar caso por caso, mirando a la misericordia sin olvidar la doctrina”.
Así Coleridge indicó que no sabe si habrá cambios por lo que se refiere a la situación de los divorciados y vueltos a casar. Y que es necesario distinguir entre «segundo matrimonio estable vivido en amor y fidelidad y con hijos educados cristianamente» que no es la misma cosa que una «escapada a un hotel».
A propósito del camino penitencial propuesto para los divorciados vueltos a casar por lo civil, monseñor Solmi ha confirmado la importancia de que la Iglesia acompañe a las personas en dificultad sobre todo con el discernimiento.
Finalmente ha deseado que el Sínodo sepa incidir en la vida de la Iglesia, poniendo a la familia en el lugar que le corresponde en la Iglesia. “Y espero que esto puede convertirse en una señal fuerte para nuestra sociedad y nuestros países que a menudo se olvidan sistemáticamente de la familia”.
Por otro lado, el arzobispo australiano ha comentado las palabras del papa Francisco en ocasión del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos. Según el prelado, se ha tratado de un discurso “programático”, “el más importante del Sínodo. Lo que más me ha conmovido –ha explicado– es que ha hablado de la sinodalidad en toda la Iglesia. Y en este contexto el Papa habla de colegialidad episcopal. Es la eclesiología del Concilio Vaticano II.