El papa Francisco ha manifestado su deseo de que inicie una nueva historia para el pueblo gitano. “¡Ha llegado el tiempo de erradicar prejuicios seculares, preconceptos y desconfianzas recíprocas que a menudo son la base de la discriminación, del racismo y de la xenofobia!”, ha exclamado en el encuentro con los siete mil participantes de la peregrinación mundial del pueblo gitano. Este evento ha sido organizado por el Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes y los Itinerantes para conmemorar el 50º aniversario de la histórica visita del beato Pablo VI en el campo nómada de Pomezia.
Asimismo, el Santo Padre ha asegurado que los niños son “vuestro tesoro precioso”. Y ha explicado que “vuestra cultura hoy está en fase de cambio, el desarrollo tecnológico hace a vuestros chavales cada vez más conscientes de la propias potencialidades y de su dignidad, y ellos mismos sienten la necesidad de trabajar para la promoción humana personal y de vuestro pueblo”. Esto exige –ha observado– que se les asegure la escolarización.
A propósito, Francisco ha pedido que no les impidan ir a la escuela. “Es importante que el impulso hacia una mayor formación surja de la familia, de los padres, de los abuelos; es tarea de los adultos asegurarse de que los chicos asistan a la escuela”, ha subrayado. Del mismo modo, ha recordado que “el acceso a la instrucción permite a vuestros jóvenes convertirse en ciudadanos activos, participar en la vida política, social y económica en los respectivos países”.
El Papa ha precisado en su discurso que “un signo fuerte de fe y crecimiento espiritual de vuestras etnias es el número creciente de vocaciones sacerdotales, diaconales y de vida consagrada”.
A los consagrados, les ha recordado que sus hermanos y hermanas “miran con confianza y con esperanza el papel que realizáis y por todo lo que podéis hacer en el proceso de reconciliación dentro de la sociedad y de la Iglesia”. Vosotros sois –ha asegurado– un trámite entre dos culturas y, por eso, se os pide que seáis siempre testimonios de transparencia evangélica para favorecer el nacimiento, el crecimiento y el cuidado de nuevas vocaciones. Por eso les ha pedido que acompañen no solo en el camino espiritual, “sino también en la cotidianidad de vida con todas sus fatigas, alegrías y preocupaciones”.
Francisco ha asegurado que ha conocido las dificultades del pueblo gitano visitando algunas parroquias romanas, en las periferias de la ciudad, donde ha podido escuchar sus problemas, inquietudes y ha constatado que interpelan no solamente a la Iglesia, sino también a las autoridades locales. “He podido ver las condiciones precarias en las que viven muchos de vosotros, debido al descuido y la falta de trabajo y los medios necesarios para subsistir”, ha observado. Del mismo modo, ha indicado que esto contrasta con el derecho de toda persona a una vida digna, a un trabajo digno, a la formación y a la asistencia sanitaria.
A propósito, el Papa ha asegurado que “el orden moral y el social imponen que cada ser humano puede gozar de los derechos fundamentales y deba responder a los propios deberes”. Y sobre esta base –ha precisado– es posible construir una convivencia pacífica, en la que las distintas culturas y tradiciones cuiden los respectivos valores en una actitud no cerrada y en contraposición, sino de diálogo e integración. Por eso ha asegurado que “no queremos ver más tragedias familiares en las que los niños mueren de frío o entre las llamas, o se convierten en objetos en manos de personas depravadas, los jóvenes y las mujeres se ven envueltos en el tráfico de droga o de seres humanos”.
El Pontífice ha asegurado que nadie se debe sentir aislado y nadie está autorizado a pisotear la dignidad y los derechos de los otros. “Es el espíritu de la misericordia que nos llama a luchar para que se garanticen todos estos valores”, ha asegurado.
Asimismo, el Pontífice ha pedido a los presentes que no den a los medios de comunicación y a la opinión pública “ocasiones para hablar mal de vosotros”. Vosotros sois –ha indicado– protagonistas de vuestro presente y de vuestro futuro. Y ha añadido que “podéis contribuir al bienestar y al progreso de la sociedad respetando las leyes, cumpliendo vuestros deberes e integrándoos a través de la emancipación de las nuevas generaciones”.
Finalmente, el Santo Padre ha afirmado que a las instituciones civiles se les pide el compromiso de garantizar recorridos formativos adecuados para los jóvenes gitanos, dando la posibilidad también a las familias que viven en condiciones más desfavorecidas para que ofrezcan una adecuada inserción escolar y laboral. El proceso de integración –ha asegurado– pone a la sociedad el desafío de conocer la cultura, la historia y los valores de la población gitana.