“Las amenazas sobre la seguridad, reales o amplificadas que han tejido los preparativos de la visita, el renacer de terrorismo y de los movimientos extremistas con una violencia omnipresente”, podrían haber desanimado al Papa, que por el contrario nos ha dado “una lección de coraje”.
Lo dijo este domingo la presidente provisional de Centroáfrica, Catherine Samba-Panza, al dirigirse al papa Francisco a su llegada a Bangui, añadiendo que deplora todo el mal cometido por los centroafricanos a partir de las violencias entre las comunidades tribales, que han ensagrentado todo el país.
Los centroafricanos “han infligido sufrimientos incalificables a otros centroafricanos. Necesitamos absolutamente perdón porque nuestros corazones se han endurecido por las fuerzas del mal. El amor sincero del prójimo nos aleja de la intolerancia”, dijo.
El Papa “pide a los hijos e hijas de este país que reconozcan sus faltas y pidan un perdón sincero” que con la bendición del Santo Padre, añadió la presidenta, “se transformará en nueva levadura para reconstruir el país”.
“En nombre de toda la clase dirigente de este país, más aún, de todos lo que han contribuido a su ‘bajada a los infiernos’, confieso todo el mal que ha sido hecho y pido perdón desde el fondo de mi corazón”, dijo
La dirigente política centroaficana que antes de ser nombrada en el 2014 presidenta de transición, era la alcaldesa de la capital del país, Bangui añadió: “Tenemos absoluta necesidad de este perdón, porque las últimas evoluciones de la crisis han aparecido como abominaciones cometidas en nombre de la religión, por gente que se dice creyente”.
Y aseveró que la visita del Papa “es vivida como una bendición del cielo”. Como “una victoria de la fe sobre el miedo, la incredulidad, y una victoria de la compasión y solidaridad de la Iglesia Universal”.