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Miércoles 2 de diciembre de 2015

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El Papa en la audiencia: ‘He tenido la alegría
de llevar a África la palabra de esperanza de Jesús resucitado’

En la catequesis de este miércoles, Francisco ha hablado de su reciente visita apostólica a Kenia, Uganda y República Centroafricana

El papa Francisco ha acudido un miércoles más a la Plaza de San Pedro para la audiencia general. Allí le han recibido los fieles y peregrinos que le esperaban con cantos y aplausos. En este día frío y soleado, el Santo Padre se ha detenido varias veces para saludar a los presentes y bendecir y besar a varios niños.

Esta semana, el Pontífice se ha referido a su reciente viaje al continente africano que ha tenido lugar del 25 al 30 de noviembre. En el resumen hecho en español, Francisco ha dicho: “Queridos hermanos y hermanas: Hoy quiero hablarles de mi visita apostólica a Kenia, Uganda y la República Centroafricana, donde he tenido la alegría de llevar la palabra de esperanza de Jesús resucitado”.

En Kenia, “un País que representa bien el reto global de nuestra época, los animé a cuidar sus riqueza naturales y espirituales, constituidas por los recursos de la tierra, de las nuevas generaciones y de los valores que forman la sabiduría de los pueblos, para que sea justo, inclusivo y sostenible”, ha recordado.

En Uganda, “bajo la memoria de sus mártires, he constatado el testimonio de esperanza y el servicio en la caridad de tantos discípulos-misioneros que, no obstante las dificultades buscan vivir según el Evangelio”, ha proseguido.

Y en la República Centroafricana, “corazón geográfico del continente, he querido abrir en la catedral de Bangui la primera Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, en donde hemos experimentado que el Señor esta con nosotros en la barca, es él quien la guía y a él hemos renovado el compromiso de seguirle. Él es nuestra esperanza, nuestra paz, rostro de la divina Misericordia”, ha asegurado.

El Papa ha agradecido, una vez más, “a las autoridades civiles y a los obispos de estas naciones su acogida, y doy las gracias a todos los que de diversos modos han colaborado”.

A continuación, el Santo Padre ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular “a los grupos venidos de España y Latinoamérica”. De este modo, el Pontífice ha invitado a todos “a dar gracias al Señor por este primer viaje apostólico a África, y a pedirle que de abundantes frutos y muchos misioneros”.

Al concluir los saludos en todas las lenguas, el papa Francisco ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.

 

Texto completo de la catequesis del papa Francisco
en la audiencia general del miércoles 2 de noviembre de 2015

A los jóvenes les invita a no excluir la posibilidad de ser misioneros, como tantos que han utilizado su vida para dar testimonio de Cristo

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En los días pasados he realizado mi primer viaje apostólico en África. ¡Que bella es África! Doy gracias al Señor por este su gran don, que me permitió visitar tres países: primero Kenia, después Uganda y al final la República Centroafricana. Expreso nuevamente mi reconocimiento a las autoridades civiles y a los obispos de estas naciones por haberme recibido y les agradezco a todos aquellos que de tantas maneras han colaborado. ¡Gracias de corazón!

Kenia es un país que representa bien los desafíos globales de nuestra época: tutelar la creación reformando el modelo de desarrollo para que sea equitativo, inclusivo y sostenible. Todo esto se encuentra en Nairobi, la ciudad más grande de África oriental en donde conviven riqueza y miseria, pero esto es un escándalo. Y no solamente en África, sino también aquí por todas partes. La convivencia entre riqueza y pobreza es un escándalo, es una vergüenza para la humanidad.

En Nairobi tiene su sede la Oficina de las Naciones Unidas sobre el Ambiente, que he visitado. En Kenia tuve un encuentro con las autoridades y diplomáticos, y también a los habitantes de un barrio popular; tuve otro encuentro con los líderes de las diversas confesiones cristianas y de otras religiones, con los sacerdotes y consagrados, y he tenido también un encuentro con los jóvenes, ¡muchos jóvenes!

En cada ocasión les he animado para que aprecien las grandes riquezas de aquel país: riqueza natural y espiritual, constituida por los recursos de la tierra, por las nuevas generaciones y por los valores del pueblo. En este contexto así dramáticamente actual tuve la alegría de llevar la palabra de esperanza de Jesús Resucitado: “Sean firmes en la fe, no tengan miedo”. Este era el lema de la visita. Una palabra que es vivida cada día por tantas personas humildes y simples, con noble dignidad; una palabra de la que dieron testimonio de manera trágica y heroica los jóvenes de la Universidad de Garisa, asesinados el 2 de abril pasado porque eran cristianos. Su sangre es semilla de paz y de fraternidad para Kenia, África y el mundo entero.

En Uganda mi visita fue en el signo de los mártires de aquel país, 50 años después de su histórica canonización, realizada por el beato Pablo VI. Por este motivo el lema era: “Serán mis testigos” (Act. 1,8). Un lema que presupone las palabras inmediatamente anteriores: “Tendrán la fuerza del Espíritu Santo” porque es el espíritu el que anima el corazón y las manos de los discípulos misioneros. Y toda la visita en Uganda se ha realizado en el fervor del testimonio animado por el Espíritu Santo. Testimonio en sentido explícito es el servicio de los catequistas, a quienes les he agradecido y animado por su empeño, que muchas veces incluye también a sus familias. Testimonio es el de la caridad que he tocado con la mano en la Casa de Nalukolongo, y que ve empeñadas a tantas comunidades y asociaciones al servicio de los más pobres, discapacitados, enfermos.

Testimonio es el de los jóvenes que a pesar de las dificultades custodian el don de la esperanza e intentan vivir de acuerdo con el evangelio y no según el mundo, yendo así contracorriente. Testimonio son los sacerdotes, los consagrados y consagradas que renuevan día a día su ‘sí’ total a Cristo y se dedican con alegría al servicio del pueblo santo de Dios. Y hay un tercer grupo de testimonios, pero hablaré después.

Todo este multiforme testimonio, animado por el mismo Espíritu Santo, es levadura para toda la sociedad, como lo demuestra la eficaz obra realizada en Uganda en la lucha al SIDA y en la recepción de los refugiados.

La tercera etapa del viaje fue en la República Centroafricana, en el corazón geográfico del continente. Esta visita fue en realidad mi primera intención, porque aquel país esta intentando salir de un período muy difícil, de conflictos violentos y hay tanto sufrimiento en la población. Por este motivo quise justamente allí, en Bangui, una semana antes, abrir la primera Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, en un país que sufre tanto, como signo de fe y de esperanza para aquel pueblo, y simbólicamente para todas las poblaciones africanas más necesitadas de rescate y confort.

La invitación de Jesús a los discípulos: “Crucemos a la otra orilla” (LC 8,22) era el lema para Centroafricana. “Cruzar a la otra orilla”, desde el punto de vista civil significa dejar atrás la guerra, las divisiones, las miserias, y elegir la paz, la reconciliación, el desarrollo. Pero esto presupone un ‘cambio’ que se realiza en las conciencias, en las actitudes y en las intenciones de las personas.

Y a este nivel es decisivo el aporte de las comunidades religiosas. Por lo tanto he encontrado a las comunidades evangélicas y a aquella musulmana, compartiendo la oración y el empeño por la paz.

Con los sacerdotes y los consagrados, pero también con los jóvenes hemos compartido la alegría de sentir que el Señor resuc
itado está con nosotros en la barca, y es Él quien la guía a la otra orilla.

Para finalizar, la última misa en el estadio de Bangui, en el día de la fiesta del apóstol Andrés, hemos renovado el empeño para seguir a Jesús, nuestra esperanza, nuestra paz, rostro de la divina misericordia.

Esta última misa maravillosa estaba llena de jóvenes, un estadio de jóvenes. Más de la mitad de la población de República Centroafricana son jóvenes, con menos de 18 años: ¡una promesa para ir hacia adelante!

Querría decir una palabra sobre los misioneros. Hombres y mujeres que han dejado la patria, todo… Siendo jóvenes fueron allí teniendo una vida con tanto trabajo, a veces durmiendo en el piso. En un determinado momento he encontrado en Bangui a una monja, era italiana. Se veía que era anciana.

– ¿Cuántos años tiene?, le pregunté.
– «81»
– No tantos, dos más que yo.

Esta monja estaba allí desde sus 23 o 24 años de edad: toda la vida. Y como ella tantas. Estaba con una niña. Y la niña en italiano le decía: ‘nonna’. Y la monja me ha dicho: “Pero yo no soy de aquí, sino de un pueblo cercano, del Congo, y he venido en canoa con esta niña”. Así son los misioneros: llenos de coraje.
– ¿Y qué hace, hermana?
– “Soy enfermera, he estudiado un poco aquí y me he vuelto obstétrica y he hecho nacer a 3.280 niños”.

Así me ha dicho. Toda su vida para la vida de los otros. Y como esta monja , hay tantas, tantas: tantas monjas, tantos sacerdotes, tantos religiosos que queman su vida para anunciar a Jesucristo. Es bello ver ésto. Es bello.

Quisiera decir una palabra a los jóvenes. Pero hay pocos, porque la natalidad es un lujo, parece, en Europa la natalidad es cero, natalidad del uno por ciento. Y me dirijo a los jóvenes, piensen qué cosa haces de la propia vida. Piensen en esta monja y en tantas como ella que dieron la vida y en tantas que han muerto allá.

Se es misionero no para hacer proselitismo: me decía esta monja que las mujeres musulmanas van donde ellas porque saben que las monjas son enfermeras buenas que curan bien, y no le hacen la catequesis para convertirlas. Dan testimonio, y a quien quiere le enseñan el catecismo. Pero el testimonio es éste, la gran misionaridad heroica de la Iglesia. Anunciar a Jesucristo con la propia vida. Me dirigo a los jóvenes: piensen qué quieres hacer tú de la propia vida. Es el momento de pensar y pedir al Señor que te haga sentir su voluntad. Pero sin excluir, por favor, esta posibilidad de volverse misionero, para llevar el amor, la humanidad, la fe a otros países. No para hacer proselitismo, no. Ésto lo hacen otros para buscar otra cosa. La fe se predica antes con el testimonio y después con la palabra. Lentamente.
Alabemos juntos al Señor por esta peregrinación en tierra africana, y dejémonos guiar por sus palabras claves: “Sean firmes en la fe, no tengan miedo”; “Serán mis testigos”; “Crucemos a la otra orilla”.

 

Jorge Mario Bergoglio: Comunicador, ¿quién es tu prójimo?

En la conferencia de apertura del Tercer Congreso de Comunicadores organizado por la Conferencia Episcopal Argentina (2002)

El cardenal Jorge Mario Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires realizó la conferencia de apertura del Tercer Congreso de Comunicadores organizado por la Conferencia Episcopal Argentina (2002). Publicamos algunos fragmentos de palabras pronunciadas, publicadas en la web del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales

«La profesión de comunicadores y la tecnología de los medios de comunicación social permiten hoy llegar muy lejos y muy dentro del corazón humano, allí donde se toman las decisiones importantes. Esto se debe a la poderosa potencialidad de la imagen para penetrar, conmover, mover, motivar y afectar nuestra conducta. La imagen nos mueve, motiva nuestras opciones y decisiones. Organiza interiormente la estructura de significado y sentido de la existencia. A semejanza de la Palabra creadora de Dios, los comunicadores con la sola palabra pueden recrear o crear una imagen de la realidad. Y la tecnología actual globaliza y hace simultáneo este poder de la palabra.

Por eso es tan fascinante y poderosa la acción y la influencia de los medios en la sociedad y en la cultura. Pueden ayudar a crecer o a desorientar. Pueden recrear las cosas, informándonos sobre la realidad para ayudarnos en el discernimiento de nuestras opciones y decisiones, o pueden crear, por el contrario, simulaciones virtuales, ilusiones, fantasías y ficciones que también nos mueven a opciones de vida.

Los medios de comunicación social son hoy instrumentos principales en la creación de la cultura. Gracias a los medios, los comunicadores llegan a enormes audiencias. Me gusta categorizar este poder que tienen los medios con el concepto de projimidad. Su fuerza radica en la capacidad de acercarse y de influir en la vida de las personas con un mismo lenguaje globalizado y simultáneo. La categoría de projimidad entraña una tensión bipolar, acercarse-alejarse, y a su vez en su interioridad también está tensionada por el modo: acercarse bien o acercarse mal. En el ejercicio de los medios hay una manera de aproximarse bien y otra de aproximarse mal.

Teniendo en cuenta esto, entramos de lleno en nuestro tema con la pregunta: «Comunicador, ¿quién es tu prójimo?», que nos sitúa en el ámbito de la parábola del buen samaritano. La pregunta que nos hacemos es la que aquel escriba (comunicador) le hizo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?» Como diciendo: «El mandamiento de amar es claro para todos. El problema se da en lo concreto: ¿quién es el que tengo que amar?» ¿Cómo se da la projimidad en el uso de los medios de comunicación social? ¿Cada prójimo individualmente, la totalidad de los hombres, los grupos…? ¿Puede darse simultáneamente un mensaje evangélico que no sólo sea altamente personalizado sino también «global»? ¿Cómo se ama a través de los medios?»

El hombre apaleado junto al camino

Aunque la imagen del hombre apaleado por los ladrones que quedó tirado al costado del camino apunta al proceder evangélico -ético y moral-, es lícito trasponer lo que se dice del bien al terreno de la verdad y de la belleza. Más aún, bien, verdad y belleza son inseparables cuando nos comunicamos: inseparables por presencia o también por ausencia, y en este último caso el bien no será bien, la verdad no será verdad ni la belleza será belleza. Actualmente hay una «mayoría invisible» de excluidos que están al costado del camino, apaleados y robados, ante los cuales pasan los medios de comunicación. Los muestran, les dan mensajes, los hacen hablar… Entra en juego aquí la projimidad, el modo de aproximarse. El modo de hacerlo determinará el respeto por la dignidad humana.

Cuando las imágenes y las informaciones tienen como único objetivo inducir al consumo o manipular a la gente para aprovecharse de ella, estamos ante un asalto, ante una golpiza. Es la sensación que se tiene muchas veces ante el bombardeo de imágenes seductoras y de imágenes desesperanzadoras. Sentirse bombardeado, invadido, conmocionado, impotente para hacer algo positivo son sentimientos equivalentes a los que se tienen en un asalto, en un acto de violencia, en un secuestro.

Y precisamente detrás de una estética desintegradora que instala la desesperanza de poder descubrir la verdad y de poder hacer el bien en común, es necesario saber discernir y poder desenmascarar la existencia de intereses políticos y económicos de algunos sectores que no apuntan al bien común.

Aproximarse bien implica comunicar la belleza de la caridad en la verdad. Cuando la verdad es dolorosa, y el bien, difícil de realizar, la belleza está en ese amor que comparte el dolor, con respeto y de manera digna. Contra todo sensacionalismo hay una manera digna de mostrar el dolor que rescata los valores y las reservas espirituale
s de un pueblo y ayuda a superar el mal a fuerza de bien, a trabajar hermanados en la voluntad de superación, en la solidaridad, en esa projimidad que nos engrandece abiertos a la verdad y al bien. Por el contrario, «el enfrentamiento y la descalificación como sistema, incluso mediante el uso irresponsable de los medios de comunicación, se oponen a la convivencia plural y madura», como hemos dicho los obispos argentinos.

Aproximarse bien también siempre implica dar testimonio. Contra la neutralidad aparente de los medios, sólo el que comunica jugando su propia ética y dando testimonio de la verdad es confiable para aproximarnos bien a la realidad. El testimonio personal del comunicador está en la base misma de su confiabilidad.

Aproximarse bien es mostrar siempre esa imagen abierta al otro, a la trascendencia, a la esperanza, como nos muestran las imágenes de la Virgen y de las catedrales. Aproximarse bien es todo lo contrario de la propuesta frívola de algunos medios que transmiten una caricatura del hombre. Es mostrar y resaltar su dignidad, la grandeza de su vocación, la belleza del amor que comparte el dolor, el sentido del sacrificio y la alegría de los logros.

Los medios pueden ser, lamentablemente, espejo de la sociedad en sus aspectos peores o en los frívolos y narcisistas. Pero también pueden ser ventana abierta por donde fluye sencilla y animadoramente la belleza del amor hermoso de Dios en la maravilla de sus obras, en la aceptación de su misericordia y en la solidaridad y justicia con el prójimo.

El aceite y el vino

Las imágenes de la parábola del aceite y el vino con que el buen samaritano comunica su amor al herido son dos imágenes muy decidoras para un comunicador. Lo que hay que comunicar debe ser aceite perfumado para el dolor y vino sabroso para la alegría. La belleza del amor es alegre sin frivolidad.

En el Jesús roto de la cruz, que no tiene apariencia ni presencia a los ojos del mundo y de las cámaras de TV, resplandece la belleza del amor hermoso de Dios que da su vida por nosotros. Es la belleza de la caridad, la belleza de los santos. Cuando pensamos en alguien como la madre Teresa de Calcuta, nuestro corazón se llena de una belleza que no proviene de los rasgos físicos o de la estatura de esta mujer, sino del resplandor hermoso de la caridad con los pobres y desheredados que la acompaña.

Del mismo modo hay una hermosura distinta en el trabajador que vuelve a su casa sucio y desarreglado, pero con la alegría de haber ganado el pan de sus hijos. Hay una belleza extraordinaria en la comunión de la familia junto a la mesa y el pan compartido con generosidad, aunque la mesa sea muy pobre. Hay hermosura en la esposa desarreglada y casi anciana, que permanece cuidando a su esposo enfermo más allá de sus fuerzas y de su propia salud. Aunque haya pasado la primavera del noviazgo en la juventud, hay una hermosura extraordinaria en la fidelidad de las parejas que se aman en el otoño de la vida, esos viejitos que caminan tomados de la mano. Hay hermosura, más allá de la apariencia o de la estética de moda en cada hombre y en cada mujer que viven con amor su vocación personal, en el servicio desinteresado a la comunidad, a la patria; en el trabajo generoso por la felicidad de la familia, comprometidos en el arduo trabajo anónimo y desinteresado de restaurar la amistad social. Hay belleza en la creación, en la infinita ternura y misericordia de Dios, en la ofrenda de la vida en el servicio por amor. Descubrir, mostrar y resaltar esta belleza es poner los cimientos de una cultura de la solidaridad y de la amistad social».

Para obtener el texto completo clicar aquí

 

El cardenal Filoni: Los pobres en África fueron
los primeros que protegieron al Papa

El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos comenta el viaje de Francisco en la Universidad Urbaniana

El Cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en una explicación sobre la visita del papa Francisco a África, consideró que “si bien estaban presentes las fuerzas de paz de la ONU, la gendarmería local y las fuerzas de seguridad, lo que no ha permitido a ninguna amenaza tomar forma ha sido el entusiasmo y el cariño de las personas que han rodeado al Papa desde el aterrizaje hasta la partida”.

Lo indicó ayer a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación misionera, reunidos en Roma, en la Pontificia Universidad Urbaniana, para la segunda jornada de trabajos, reportó la Agencia Fides.

En su discurso improvisado, aplaudido por los presentes, el Cardenal –que ha acompañado al Papa en la visita apostólica que acaba de terminar– ha recorrido brevemente las tres etapas del primer viaje a África del santo padre Francisco, centrándose en particular en los días pasados en la República Centroafricana.

«Aterrizamos en el aeropuerto de Bangui–ha dicho el Cardenal Filoni– pero antes de aterrizar ya se veía la destrucción de las casas quemadas en los alrededores. Decenas de miles de refugiados corrían hacia la pista, porque todo el aeropuerto está rodeado de campos de refugiados, y sólo estaban las fuerzas de paz para garantizar que la pista estuviese libre.

“Todo el mundo decía que la República Centroafricana era una etapa difícil, de hecho habían recomendado no realizarla” ha subrayado el Cardenal Filoni, “pero la determinación del Papa ha tenido razón sobre las muchas preocupaciones humanas y políticas”. Añadió que han “protegido” la visita papal “un “cinturón” de gente muy pobre, que corría continuamente alrededor del coche papal, sin dejar ni un minuto sólo al Papa, y así le han defendido de cualquier posible peligro”.

Para el cardenal, un gesto “proféticamente importante también desde el punto de vista eclesiológico ha sido la apertura de la Puerta Santa en Bangui, en un país que ha estado y sigue estando sacudido por una violencia sin precedentes”, en el corazón de un Continente “que sufre por las muchas guerras, guerrillas, corrupción y robo, peor que también es joven en la fe y en el entusiasmo”.

En esta situación compleja, “en la que se entrelazan problemas y cosas buenas”, Bangui –ha repetido el cardenal Filoni, retomando una imagen utilizada por el Papa– “se ha convertido por un día en la capital espiritual del mundo”.

Según el prefecto de la Congregación, el viaje apostólico a África, aunque agotador, ha consolado y alentado al Sucesor de Pedro en el ejercicio de su misión: “El Papa –ha recordado el cardenal Filoni– siempre repite que la oración de los pobres es la que más lo sostiene en su ministerio. También en África decía: recen por mí, para que pueda ser un buen sacerdote y un buen obispo, y así pueda cumplir mi ministerio pastoral, como el Señor quiere”.

 

Vaticano: miles de desfavorecidos participan
en el estreno de la película sobre el Papa

«Llamadme Francisco» se proyectó este martes por la tarde en el Aula Pablo VI, un día antes que en los cines italianos 

Personas sin hogar, enfermos e inmigrantes, asistieron este martes por la tarde en el Vaticano al estreno mundial de “Llamadme Francisco”, una película que narra la vida del papa “venido del fin del mundo”.

La Limosnería vaticana distribuyó siete mil entradas entre diferentes organizaciones caritativas que, a su vez, las repartieron entre las personas a las que asisten cada día, la “gente sencilla”, en palabras del limosnero, Mons. Konrad Krajewski.

El arzobispo polaco dio la bienvenida al público en el imponente aula Pa
blo VI, donde tuvo lugar la proyección: “Bienvenidos a casa, porque esta es vuestra casa”, aseguró.

Durante toda la tarde miles de personas necesitadas, así como religiosas y estudiantes, hicieron cola para acudir a la proyección de esta película, dirigida por Daniele Luchetti, producida por Taoduefilm y distribuida por Medusa, que se estrenará en las salas cinematográficas italianas mañana.

Antes de la emisión, la Banda Musical de la Guardia Suiza Pontificia ofreció, como “regalo a todos los huéspedes de honor”, la interpretación de varias piezas musicales. Cabe recordar, que muchos de los guardias suizos desempeñan una labor de voluntariado por las noches, con los sintecho.

La proyección fue interrumpida en varias ocasiones por los aplausos del público, especialmente en el momento en el que se muestra el cónclave que eligió a Francisco.

El film narra la vida de Jorge Mario Bergoglio, un argentino hijo de inmigrantes italianos que, tras renunciar a los estudios científicos, decide responder a la llamada del Señor.

Repasa su etapa en Buenos Aires como provincial de la orden jesuita, después de que no recibiera el permiso para ejercer de misionero en Japón, y recuerda los años del Golpe de Estado de Jorge Rafael Videla en 1976 y la dictadura que se impuso posteriormente.

El director no ha rehusado abordar este periodo histórico y ha mostrado al padre Jorge Bergoglio tratando de ayudar a los perseguidos por el régimen.

También ha ilustrado el periodo posterior a la dictadura, cuando el religioso jesuita se rodeaba de los más pobres con el fin de “dar esperanza donde hay desesperación”, una característica de su personalidad que ha servido para el subtítulo de la cinta: “El papa de la gente”.

La obra concluye con unas imágenes de archivo en las que se rememora el 13 de marzo de 2013, una jornada histórica en la que el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires se asomó a la logia central de la basílica de San Pedro para presentarse ante el mundo como Francisco.

El actor argentino Rodrígo de la Serna interpreta a Jorge Mario Bergoglio de joven, un papel que en un principio le produjo miedo porque “parecía una empresa imposible”.

“La primera reacción fue de miedo porque parecía una empresa imposible. Mis amigos me decían ‘cuidado donde te metes’”, recordó durante una conversación con los medios.

A su juicio, interpretar al Pontífice argentino es “una responsabilidad muy grande”, aumentada por el hecho de que este personaje “está vivo, está escribiendo la historia a día de hoy”.

“Uno puede acercarse a los gestos, a la voz, lo que todo el mundo conoce, es lo más fácil de hacer, pero la dimensión espiritual de este hombre y todo lo que ello implica es una quimera, es imposible”, explicó el actor.

En los mismos términos se pronunció el encargado de dar vida al Santo Padre en los años recientes, el chileno Sergio Hernández, quien se ha empeñado en estudiar durante nueve meses al Papa, al que calificó de guerrero.

“Fue una responsabilidad gigantesca. Un enorme trabajo interior a partir justamente de escucharlo, verlo, seguirlo durante largo tiempo, para tratar de hacer propia una espiritualidad que él tiene”, reconoció.

Al término de la representación, el Vaticano hizo entrega a los asistentes de una bolsa con comida, “una pequeña cena”, según dijo Mons. Krajewski, quien concretó que los excedentes serán repartidos entre los mendigos de la calle que no acudieron a ver la película.

 

Argentina: obispos saludan a la presidenta por fin de mandato

Indican que el nuevo presidente Macri será saludado por el Papa solo cuando asumirá y que enviará a un representante

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández viuda de Kirchner, recibió ayer en la Casa Rosada a la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), con motivo de la  finalización de su mandato el próximo 10 de diciembre.

Durante la visita de media hora,  «los obispos saludaron a la presidenta al término de su mandato constitucional en el marco de la vida democrática¨, informó la Oficina de Prensa de la CEA. ¨También comprometieron sus oraciones por su persona y familia, e hicieron entrega como obsequio de una imagen de la Virgen de Luján¨. Además le anticiparon los saludos de Navidad.

Estaban presentes en la Casa Rosada, el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la CEA, monseñor José María Arancedo; el arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente, cardenal Mario Aurelio Poli; y el obispo de Chascomús y secretario general, monseñor Carlos Humberto Malfa. Por su parte la presidenta estuvo acompañada por el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri. 

Concluido el encuentro, el subsecretario del Episcopado, presbítero Pedro Brassesco, explicó a los periodistas presentes que el santo padre Francisco aún no saludó al presidente electo Mauricio Macri, ya que el protocolo indica que se hace cuando asume la presidencia. Y añadió que Francisco enviará un delegado pontificio a la ceremonia de asunción de Macri.

 

Francisco, entre las personalidades más influyentes del mundo

Según la revista Foreign Policy, que cada año identifica a los «100 Pensadores Globales» que han tenido más influencia por sus acciones

El papa Francisco y los artífices del deshielo entre Estados Unidos y Cuba están en lista anual de los 100 pensadores más influyentes del mundo que ha publicado la revista Foreign Policy, que también ha incluido a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente ruso, Vladímir Putin. 

Cada año esta publicación estadounidense, especializada en política internacional, identifica a los “100 Pensadores Globales” que, a su modo de entender, han tenido más influencia por sus acciones en distintas categorías. En esta edición, aparecen varios latinoamericanos.

En el apartado de “Administradores”, la revista ha ensalzado al Santo Padre por su encíclica sobre el calentamiento global; a la alcaldesa de París, la española Anne Hidalgo, por su “ambiciosa agenda verde” y a la secretaria de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), Christiana Figueres, de origen costarricense.

Otros latinoamericanos incluidos por Foreign Policy en la lista de personalidades influyentes de 2015 son el procurador general de Brasil, Rodrigo Janot, sobre quien ha subrayado que “ha perseguido valientemente” a miembros del círculo cercano a la presidenta Dilma Rousseff, dentro de la investigación del escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.

Janot está en la categoría de “Desafiadores” junto al jurista colombiano Iván Velásquez, representante de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y seleccionado por su investigación de la red conocida como “La Línea”, un caso que le costó el cargo al presidente Otto Pérez Molina, hoy en prisión.

En el apartado de “Responsables de toma de decisiones”, la revista ha destacado la labor de la subsecretaria norteamericana para Latinoamérica, Roberta Jacobson, de la directora general para Estados Unidos en el Ministerio de Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, y de Ben Rhodes y Ricardo Zúñiga, ambos asesores del presidente estadounidense, Barack Obama.

Como ha recordado Foreign Policy, Zúñiga, de origen hondureño, y Rhodes pasaron “más de 70 horas” conversando de forma secreta con funcionarios cubanos sobre “asuntos previamente inabordables” para sentar las bases del proceso de normalización entre Estados Unidos y Cuba anunciado en diciembre de 20
14.

Después, este mismo año, fueron Jacobson y Vidal las encargadas de liderar las negociaciones que derivaron en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas bilaterales, con la reapertura de las embajadas en Washington y La Habana en el mes de julio, y de preparar el terreno para “una nueva era de cooperación”.

Foreign Policy es una revista sobre política internacional y temas globales, que cuenta también con una edición en español. Fue fundada en 1970 por Samuel P. Huntington y Warren Demian Manshel como una revista trimestral. Bajo la dirección de su redactor jefe Moisés Naím y durante el periodo 1996-2009, Foreign Policy pasó de ser una publicación académica a convertirse en una revista bimestral orientada al público general.

 

Sin Miedo en los brazos de la Misericordia

Catequesis para la familia: antes de empezar el Jubileo de la Misericordia, nos prepararnos educando en ella a nuestros menores

Antes de empezar el año dedicado a la Divina Misericordia, en catequesis para la familia nos preparamos para poder vivir al máximo educando en ella a nuestros menores. Pues aunque la Misericordia es una gracia que recibimos de Dios, es importante conocerla para poder pedirla.

La base de la Misericordia es el amor, y solo un amor como el que recibimos de Dios es capaz de manifestar en nosotros una confianza plena que nos ayuda a vivir sin miedo.

El miedo es uno de los mayores enemigos estos días de nuestros hijos. Y como adultos en la fe, hemos de enseñarles a vivir en la confianza de una realidad sin miedo e impregnada de misericordia hacia aquellos que lo imparten en nuestros días.

Nuestra sociedad vive últimamente sometida por miedo al terrorismo, a las noticias que nos llegan de diferentes puntos del planeta sobre conflictos bélicos, nuestros hijos no son ajenos a esta realidad, a este miedo colectivo que crece.

Después del atentado de París, muchos son los menores que viven con miedo a ir a sus centros educativos. Que preguntan, que se hacen sus propias ideas de una realidad que invita a una justicia que nada tiene que ver con la legítima defensa y si con la venganza. Ante todo esto nosotros como adultos en la fe, tenemos la obligación de enfrentar desvelando el misterio de la Divina Misericordia.

Mis hijos hablaban del tema en casa. Mi hija de doce años decía: «Mamá yo no puedo perdonar a los terroristas, son asesinos, yo no entiendo porque Dios permite esas cosas y además los perdona» Le expliqué que yo a veces tampoco como madre entiendo que ella haga cosas que no están bien aún sabiéndolo. Y que pese a que yo la educo en hacer las cosas de otra manera no puedo interferir para que ella haga lo correcto por que en su libertad elige hacerlo de un modo u otro. Pero que aún así mi amor de madre por ella no cambia.

La confianza nos ayuda a creer, a esperar un cambio a mejor en uno mismo y en los demás. Y Dios que así lo ha creado nos espera siempre con su Divina Misericordia para romper todas las ataduras de nuestros miedo que nos limita.

«La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia» (Diario 300)

La fiesta de la Misericordia tiene como principal fin el hacernos comprender a todos que Dios ama a toda su creación y tiene especial Misericordia con el más pecador. Partiendo de ello es indispensable educar a nuestros pequeños en esa confianza al mensaje de un Padre que nos ama y nos perdona. Solo así podremos manifestar misericordia también a los demás compartiendo la Gracia recibida.

¿Qué mejor modo de enfrentarlo que acercándolos de la mano a conocer la Divina Misericordia de Dios para con sus criaturas?

Podemos hacer mucho:

Rezar la oración que la Iglesia a preparado en este año Jubilar de la Divina Misericordia. http://www.im.va/content/gdm/es/giubileo/preghiera.html.

Dedicar un tiempo cada día a la oración y poner la confianza en ella. Que seamos capaces de amar en la medida que somos amados por Dios.

En clase o catequesis, podemos dedicar un momento especial al principio o como despedida durante todo el año jubilar.

Con nuestros hijos acompañar al dialogo educativo con la oración y enseñarles de que va este Misterio de la Divina Misericordia que tan necesario está siendo en nuestros días para enfrentar a los enemigos del alma que quieren implantar el veneno del miedo y el odio en nuestros corazones haciéndonos cerrados.

Nos invitaba el Santo Padre en la catequesis del 18 de noviembre a las familias “a abrir sus puertas para salir al encuentro de Jesús, que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su amistad”.

Ante la cultura del miedo que nos inculca el mundo, de cerrarnos, de protegernos del otro; Nosotros eduquemos en la cultura de salir a las periferias, de confiar en que Dios nos ama primero, de que Dios es Misericordioso y no se equivoca nunca. 

 

San Francisco Javier – 3 de diciembre

«Este grandioso jesuita es el paradigma de todo misionero. Exhaló su último suspiro a escasos kilómetros de China: el país que soñó evangelizar. Es patrón universal de las misiones, de Oriente y de la Propagación de la Fe»

El amanecer del 3 de diciembre de 1552 los ojos de este ardiente apóstol se apagaron en una humilde choza de paja, del entonces inhóspito islote de Shangchuan, situado a 14 km. de la costa de China, el país que ansiaba evangelizar. Pero con su vida, constantemente libada por amor a Cristo en una parte del gran continente asiático, ya había dejado escrita una de las páginas singularmente fecundas de la historia misionera de la Iglesia. Poco se puede añadir de él en esta sección de ZENIT que no se haya expuesto ya.

Se han vertido ríos de tinta en todos los rincones del mundo alumbrando una de las trayectorias apostólicas más apasionantes que han existido. El paso de los siglos ha acentuado la talla gigantesca de este jesuita que soñó, respiró, se alimentó, y se desgastó llevado únicamente de esta pasión que sentía por Cristo, latido de su inmenso corazón. Es indiscutible modelo y referente del apóstol que se proponga llevar la fe a cualquier país. Solo es posible evangelizar si se ama la misión y el lugar al que éste es enviado, como hizo el santo. Sus cartas y escritos son ciertamente conmovedores; rezuman caridad y pasión a raudales.

Nació en el castillo de Javier, Navarra, España, el 7 de abril de 1506. Era el último de cinco hermanos venidos al mundo en una noble familia que prestaba servicios al monarca. Su padre, Juan de Jasso, era un ilustre jurista que ostentó cargos relevantes en el reino. Y en la estirpe de su madre, María Azpilicueta, se hallaban varios reyes. A diferencia de sus dos hermanos varones, Francisco Javier no quiso seguir la carrera de las armas, sino la eclesiástica. Su juventud transcurrió en medio de conflictos bélicos que afectaron directamente a su familia.

Después de haber cursado estudios en España, en 1525 partió a París, rumbo a la Sorbona. Allí, un recio paisano, con una hondura espiritual que el santo no había visto antes, se fijó en él. Era el noble Iñigo de Loyola, quien se dio cuenta de que su joven y apuesto compatriota no era fácil de convencer, y le espetaba frecuentemente: «¿de que sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?». Porque Francisco Javier frecuentaba lugares bulliciosos, y, sin caer en la vileza, perdía el tiempo hundido en banales entretenimientos. Al fin comprendió, y realizó junto a Iñigo los ejercicios espirituales. Luego, formando parte de la Orden jesuita, que nacía entonces, emitió los votos el 15 de agosto de 1534 en Montmartre. Era el inicio de su pasaporte para la eternidad.

Viajó a Italia junto a Iñigo para ver al papa Pablo I
II, quien les bendijo para que efectuaran el viaje a Tierra Santa, pero la guerra lo impidió. Entre tanto, Francisco Javier fue ordenado sacerdote en Venecia en 1537. Evangelizó por lugares del entorno, entre otros Bolonia. De nuevo en Roma, y siendo nombrado por el pontífice legado suyo para misionar Oriente, embarcó hacia Lisboa en 1540. Era la respuesta del papa a la petición cursada por el gobierno portugués solicitando el envío de misioneros a colonias que estaban bajo su amparo. En 1541, el mismo día en el que cumplía 35 años, el santo se embarcó rumbo a Goa. Fue un viaje cuajado de dificultades y sobresaltos. Conviviendo con personas socialmente conflictivas, afrontó enfermedades, malestares físicos y toda clase de precariedades que puedan imaginarse, surgidos en esa travesía por mar, tan larga e incómoda en aquellos tiempos. En este complejo escenario evangelizó a todos.

Cuatro grandes viajes marcaron la vida de este incansable apóstol, aunque hubo otros, de orden quizá menor, pero que muestran su afán misionero. Tras recalar en Mozambique, fue a la India, a las islas Molucas, al Japón y de nuevo a la India. Combatió con vigor la inmoralidad de gobernantes y tropas, aprendió las lenguas de estos lugares, y tradujo textos evangélicos que repetía hasta la saciedad en cualquier esquina. Se abría paso agitando con brío una campanilla: «Cristianos, amigos de Jesucristo, por amor de Dios, enviad a vuestros hijos y esclavos a la doctrina». Era un excepcional catequista; dejaba a los niños ensimismados escenificando el evangelio y envolviendo su labor con cánticos y oraciones. Su ardor apostólico inflamaba su corazón: «Si no encuentro una barca, iré nadando», decía. Defendió los derechos de los esclavos y oprimidos, vivió expuesto a incontables peligros; nunca se desanimó. Convirtió y bautizó a miles hasta quedar al borde de la extenuación, sin bajar la guardia en ningún instante. Entre los convertidos se hallaban componentes de tribus como los paravas, los makuas y hasta inquietantes samuráis. Consoló a los enfermos, y vivió como los más pobres.

Sufrió la tragedia del asesinato de 600 cristianos, un momento delicado que le hizo exclamar: «Estoy tan cansado de la vida que lo mejor para mí sería morir por nuestra santa fe». En su corazón se hallaba presente China cuando se dispuso a partir al país en abril de 1552. El viaje estuvo plagado de contratiempos; se vio abandonado hasta de los suyos, con excepción del joven intérprete y amigo chino Antonio. Mientras esperaba poder ser transportado clandestinamente a la isla de Shangchuan, escribía cartas. La última fue el 13 de noviembre de 1552. Confiaba a dos jesuitas: «Sabed cierto una cosa y no lo dudéis, que en gran manera le pesa al demonio que los de la Compañía del nombre de Jesús entren en la China […]. En esto no pongáis duda; porque los impedimentos que me tiene puestos y pone cada día, nunca acabaría de escribíroslos…».

Y así fue que diecinueve días más tarde enfermó gravemente y falleció en soledad. Dice la tradición que en el castillo de Javier, el Cristo «sonriente», ante el que oraba siempre su familia, lloró su muerte. Su cuerpo incorrupto se venera en Goa. Había sido agraciado con experiencias místicas, don de lenguas y de milagros. Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622. Benedicto XIV lo proclamó patrono de Oriente en 1748. Pío X en 1904 lo designó patrono de la Propagación de la Fe y patrón universal de las misiones.

 

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ZENIT Staff

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