El problema del cambio climático y la COP 21 que se está desarrollando en París fue el tema del desayuno de trabajo en el que han disertado la embajadora de Perú en Italia, Adriana Rivas Franchini, del país que hospedó la COP 20 el año pasado en Lima; y la embajadora de Guatemala en Italia, Stephanie Hochstetter Skinner-Klee.
El encuentro organizado este viernes en Roma en el hotel NH Giustiniani, por Mediatrends America – Europa, tuvo por tema: ‘¿Qué papel puede jugar la asociación América Latina-UE para asegurar un acuerdo global sobre el cambio climático?’. El evento, en el que participaron diversos representantes diplomáticos y periodistas, es patrocinado por el Instituto Cervantes de Roma y la Fundación española FPSC.
Interrogada por ZENIT sobre la influencia de la nueva encíclica Laudato Si’ del santo padre Francisco en una cumbre como la COP 21 en París, la embajadora peruana indicó que “el Papa ha tenido la posición más avanzada sobre el tema”, y añadió que “no sé cuánto pueda influenciar en las negociaciones, si bien es un tema de conciencia y en esto influye”.
El matiz que cambia, es que “se trata de un llamado, es a otro nivel, un enfoque diverso, y contribuye mucho porque da una visión diversa”. Y si hemos avanzado desde las posiciones de hace 20 años, añadió, es «porque ahora entendemos que el mundo es uno, ni de los países ricos ni de los en vías de desarrollo». Y concluyó que “el llamado es a ver comunitariamente el problema como de todos. Y espero ésto influya y tengo esperanza”.
Por su parte, la embajadora de Guatemala consideró que todas las personas que asiten al COP 21, cada uno en proporción mayor o menor, ha sentido cuánto ha cambiado el clima desde entonces hasta aquí. Y que “el Papa puede influir mucho en la conciencia de las personas”, aunque después “están las dinámicas de las negociaciones internacionales”, ya que “la conciencia puede estar muy clara porque el Santo Padre en este tema y en otros ha llegado a lo más profundo del tema, o sea que algún efecto tiene, pero las negociaciones son complejas”.
La embajadora de El Salvador, María Eulalia Jiménez, señaló: “Un punto de gran importancia es que este Papa llega mucho a la gente, y aquí es fundamental también el apoyo que los medios den para hacer llegar esta encíclica a la gente”.
La encargada de negocios de la Embajada de Bolivia ante la Santa Sede, Erica Farfán, por su parte subrayó que “a nivel internacional la Santa Sede está trabajando mucho y su mensaje está llegando” y puso como ejemplo “lo que ha dicho el presidente Obama”. O sea, una influencia para cuidar la ‘casa común’.
Durante su exposición en el desayuno de trabajo, la embajadora de Perú indicó que “el problema del cambio climático era un tema casi de los ambientalistas, sin embargo ahora en Perú las políticas públicas están contemplando tomar medidas”. Entre los factores que están afectando al país señaló como los glaciares tropicales que están en Perú han disminuido en los últimos 30 años, aumentando la dificultad hídrica, con consecuencias para la agricultura y la generación de energía eléctrica. Lo importante es que “en el Estado se ha entendido el problema y hay un cambio en la matriz energética”.
Una indicación oportuna de la embajadora Franchini fue: “No es que los malos son los desarrollados y los buenos los que están en vías de desarrollo o viceversa. Porque el mundo es uno, y necesita medidas comunes pero diferenciadas. Hace 15 años estábamos ‘¿por qué yo y no tú?’”.
Señaló también que el fenómeno de ‘El Niño’ en el Pacífico de América Latina tuvo un fuerte impacto negativo en la economía. “El fenómeno existió siempre pero ahora se está acentuando. Las cifras son alarmantes, las noticias no son muy gratas. El 81 por ciento de la agricultura es vulnerable”.
Recordó que su país presidió la COP 20 en Lima, “donde se tomó una decisión importantísima: definir un nuevo acuerdo climático”. Allí se fijó el post 2020, o sea lo que cada país debería contribuir para el cambio climático. Y esto ha sido “un paso previo a los acuerdos vinculantes que deberán firmar ahora”.
Señaló que el acuerdo que es necesario conseguir en París tiene que ser equitativo, con condiciones de elasticidad hacia los países más desfavorecidos; ambicioso con un compromiso vinculante de medidas progresivas de mitigación, debidamente verificadas; balanceado y operativo, con un compromiso firme, que incluya la transferencia de tecnología en favor de los países en desarrollo.
“El acuerdo de París –añadió la embajadora limeña– aunque no será obligatorio es necesario que vincule, que sea global, que su aplicación vaya de la mano con los objetivos del desarrollo sostenible”, por lo tanto “exige esfuerzos compatibles”.
En su presentación del tema, la embajadora de Guatemala en Italia, Stephanie Hochstetter Skinner-Klee De Towara, recordó que hace 15 años cuando trabajaba en Ginebra «había alguna preocupación por sequías o huracanes, en cambio ahora cuando se leen las cifras es realmente preocupante, y también entender por qué no logramos hacer nada».
Guatemala ha sido golpeada por efectos relacionados por el cambio climático, y a la conferencia de la COP 21 “ha hecho un llamado para que se logre un acuerdo en base de la equidad, aunque diferenciada según las propias necesidades». Si bien este sistema «ha vuelto complicadas las negociaciones, porque todos los países tienen que reconocer lo que le corresponde a ellos”. Recordó que muchas economías se basan en energía contaminate, y es necesario cambiar esto.
Señaló también que en su país, Guatemala, los cambios climáticos han afectado a la biodiversidad de los bosques nativos y ha producido emigraciones, así como la caída en la producción de alimentos. Por ello ,indicó que es necesaria una nueva “arquitectura solidaria de la cooperación al desarrollo, que permita implementar políticas ambientales”. Así como la necesidad de “acciones ambientales y sostenibles, mecanismos claros de financiamiento, transparencia y transferencia de tecnologías limpias”.
Concluyó señalando que “si no se crea conciencia entre las partes será difícil que el acuerdo sea efectivo” pero “tenemos la esperanza de que se llegue a un acuerdo osado y que sea vinculante”.