La población se ha convertido en víctima deliberada en muchos escenarios de conflicto, por ello, las discusiones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas deben girar en torno a la protección de los civiles. Está es la principal conclusión a la que se llega tras leer la intervención realizada este martes por el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, monseñor Bernardito Auza, durante un debate abierto de ese órgano resolutivo en el que participaron la Cruz Roja, Oxfam, varias agencias de las Naciones Unidas y decenas de Estados miembros del organismo mundial.
Los civiles son las principales víctimas de las guerras de hoy ante la indiferencia de la comunidad internacional, denunció el arzobispo de origen filipino, al tiempo que lamentó el aumento constante de los “ataques deliberados e indiscriminados” contra personas inocentes.
Este “triste incremento”, explicó Mons. Auza, tiene implicaciones en todo el mundo: “enormes cantidades de víctimas civiles, niños incluidos; migraciones masivas; crisis de los refugiados; la destrucción intencional de las infraestructuras médicas y civiles, como las escuelas; el uso de civiles como armas de guerra a través de su privación de alimentos y necesidades básicas, el total desprecio de la seguridad de los trabajadores humanitarios y periodistas; las claras violaciones del derecho internacional humanitario”.
La responsabilidad de todo esto, aseguró el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, concierne a “toda la comunidad internacional, implicada en este tipo de delitos atroces con el silencio o la indiferencia”, la fabricación y el suministro de armas o con su venta, tanto legal como en el mercado negro. Es una responsabilidad, subrayó, que “va mucho más allá de la masacre directa de los civiles”. Por este motivo, realizó un llamamiento para que “nadie permanezca indiferente ante esta tragedia” y se “actúe con la máxima urgencia”.
Por último, Mons. Bernardito Auza instó a los presentes a “vencer el mal con el bien, luchando contra la indiferencia con la solidaridad y a mirar más allá de los meros intereses nacionales y geopolíticos, a fin de salvar al mundo del flagelo de la guerra”.
Por su parte, el vicesecretario general de Naciones Unidas, Jan Eliasson destacó las violaciones a las leyes humanitarias y de derechos humanos llevadas a cabo por los combatientes de muchos conflictos, y citó algunos ejemplos recientes.
“En tiempos de guerra, los hospitales deben ser santuarios. Sin embargo, recientemente hemos visto un aumento de los ataques a hospitales y centros de salud. En Afganistán un bombardeo aéreo destruyó una sala de operaciones y devastó otras instalaciones. En Yemen, los hospitales han sido atacados y los niños que no han muerto a causa de las balas o bombas mueren por falta de medicinas o cuidado”, apuntó.
Además, Eliasson se refirió a las atrocidades cometidas por grupos terroristas como el autodenominado Estado Islámico (Daesh, por su acrónimo en árabe) o Boko Haram, así como por otras agrupaciones armadas irregulares o estatales que buscan destruir el tejido social.
En este contexto, el vicesecretario general urgió al Consejo a abordar esa amenaza con determinación y respeto a los derechos humanos. También dijo que la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad deben condenar los abusos y velar por el respeto a las leyes internacionales, actuar con antelación en los escenarios proclives a conflictos y poner fin a la impunidad.
El encuentro fue presidido por José Luis Cancela, vicecanciller de Uruguay, país que ocupa este mes la presidencia del Consejo.
Observador Permanente en las Naciones Unidas (Fotografía de archivo)
La Santa Sede a la ONU: Los civiles son las principales víctimas de las guerras
El Observador Permanente, Mons. Bernardito Auza, urge a toda la comunidad internacional a no permanecer indiferente ante esta tragedia y actuar con la máxima urgencia