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Martes 2 de febrero

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El Papa en su viaje a México será exigente con la Iglesia

Entrevista al profesor Carriquiry: ‘Les pedirá no vivir de rentas de su gran patrimonio y plantearse a fondo la conversión personal, pastoral y misionera’

El santo padre Francisco viajará a México desde el próximo viernes, 12 de febrero hasta el miércoles 17.  Será el cuarto viaje apostólico del pontífice argentino al continente americano: el primero fue Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud, el segundo Bolivia, Ecuador y Paraguay y el último Cuba y Estados Unidos.
Cuando faltan pocos días para iniciar este viaje, ZENIT tuvo la oportunidad de conversar con el profesor Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), con encargo de vicepresidente, quien ha precisado algunas particularidades del viaje.
El profesor Carriquirry ha señalado que “es el primer viaje al continente americano que el papa Francisco dedica enteramente a un solo país durante cinco días” en el cual será recibido por un gran calor popular. Y precisa que “quizás en ninguna otra parte como en México y Filipinas haya tal abrazo del pueblo con el pastor Universal”.
Un viaje que van a seguir con atención no solo todos los mexicanos sin distinción, sino también los pueblos latinoamericanos, Estados Unidos y Canadá y toda la catolicidad entera.
“Es como si se previera -aseguró el secretario de la CAL- que un viaje del Papa a México se convierte siempre en un gran acontecimiento”. Añadió que “el de Juan Pablo II en enero de 1979 marcó su pontificado y el estilo de los cinco viajes apostólicos posteriores” y recordó que Benedicto XVI, no obstante lo poco que pudo viajar a América Latina, quiso ir al país azteca.
Un punto importante para tener en cuenta, indicó, es que “México es el país con mayor número de católicos después de Brasil”, sin olvidar además que “ha recibido muchos dones de la providencia Dios, como fue la primera gesta misionera emprendida por los adelantados de las órdenes mendicantes reformadas según observancia. Aquellos ‘12 apóstoles’ franciscanos, que están en el origen de la primera evangelización, querían nada menos que implantar la comunidad primitiva según el paradigma de los Hechos de los Apóstoles entre los indígenas”.
“México además recibe como don de la providencia -añade el profesor uruguayo- nada menos que la nueva visitación de la Madre de Dios, la Virgen Inmaculada que trae en su seno a su Hijo para gestar una pueblo de hijos y hermanos en medio de mucha violencia y laceraciones. Y que se convierte en Madre de los nuevos pueblos y les acompaña desde sus orígenes, en todas vicisitudes y momentos fundamentales de su historia”.
En tercer lugar destacó “el don del martirio de muchísimos de sus hijos. Y lo repetimos con Tertuliano: la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”,  a lo que se suma que “el pueblo de Dios en México ha recibido en el siglo XIX y XX -quizás como ningún otro- una multitud de carismas fundacionales, de congregaciones religiosas y movimientos eclesiales”.
Por todos estos motivos, explicó Carriquiry, se entiende “que hoy en día haya misioneros mexicanos ad gentes un poco por doquier. Es significativo que exista también, como don de la providencia, el seminario de la ciudad de Puebla con el mayor número de seminaristas y sacerdotes del mundo, unos 900”.
Otra particularidad importante, añadió el número dos de la Comisión Pontificia, es que el Papa quiere ir siempre a ciudades que no fueron visitadas. “Claro, va a la Ciudad de México en donde está Nuestra Señora de Guadalupe. Pero va a además a tres periferias críticas, cruciales”.
De este modo, señaló que “en el sur el Papa va a Chiapas, la zona de mayor pobreza en este país de grandes contradicciones y concentraciones de riqueza; en la diócesis que tuvo como obispo a fray Bartolomé de las Casas y donde pasa la peregrinación cuaresmal de los migrantes centroamericanos; a Michoacán en donde la violencia del narcotráfico es impresionante pero también aquella religiosidad popular que tiene sus orígenes en el testimonio y la obra formidable del Tata Vasco de Quiroga, su primer obispo; y después se dirige a Ciudad Juarez, que solo nombrarla recuerda el feminicidio prolongado durante años, la violencia del narcotráfico, su frontera con el muro delante, una ciudad en condiciones tremendas y temibles”.
Claro que esa tradición católica de México, asegura, “tiene que  cultivarse, y es fundamental que se reavive, que se haga carne en la vida de las personas, de las familias y del pueblo mexicano. Y pienso que el Papa va a ser y tiene que ser muy exigente con la Iglesia mexicana, porque un pueblo que ha recibido tantos dones tiene, no solo que custodiarlos, sino también actualizarlos, cultivarlos y hacerlos fructificar, para bien del propio pueblo y de toda la catolicidad”.
Carriquiry advirtió entretanto que “la Iglesia mexicana no puede seguir viviendo de rentas del patrimonio que ha recibido. Cada mexicano estará llamado a un renovado encuentro personal con Cristo. Por su parte, los pastores tiene que plantearse a fondo la conversión pastoral”. Una conversión pastoral, consideró, que “es mirar al Papa y aprender del Papa como pastor, con esa proximidad misericordiosa, solidaria, llena de ternura y compasión por el propio pueblo”. Además “los sacerdotes mexicanos están llamados a una formación espiritual y cultural mucho más exigente”. Todos estamos llamados siempre a un “más y mejor”.
Asimismo indicó que se vuelve necesario “superar todo lo que hay de clericalismo en México”. Aunque reconoció que “con razón la Iglesia mexicana se puede lamentar de que durante mucho tiempo ha sido marginada de la vida pública, política, cultural, editorial y demás”, no puede olvidarse que “la presencia de los laicos en todos los espacios de la vida pública no haya sido suficientemente educada, alentada y sostenida ”.
“Por todo ello pienso -concluyó el secretario de la CAL- que la visita del Papa al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe va a ser fundamental, porque allí va a hablar a la patrona de México, y al mismo tiempo a la patrona de América Latina y a la emperatriz de todo el continente americano”.
 

El embajador de México: ‘El Papa lleva a mi país un mensaje de esperanza’

El embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer, subraya que Francisco ha sido muy esperado en su país por ser el primer Papa latinoamericano

Ante el inminente viaje del papa Francisco a México, el embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer; la periodista vaticanista de Televisa Tv México; Valentina Alazraki; y el rector del Pontificio Colegio Mexicano, Armando Flores Navarro, dieron sus puntos de vista en un desayuno de trabajo en Roma, en el Hotel NH Giustiniani, organizado por Mediatrends América, la Fundación Promoción Social de la Cultura y el Instituto Cervantes de Roma.
El embajador del país azteca recordó que es el séptimo viaje de un Papa a México, seis de Juan Pablo II y uno de Benedicto XVI; aunque este de Francisco ha sido muy esperado, en particular porque se trata de un Pontífice latinoamericano. Añadió que cuando Francisco inició su pontificado, fue la primera vez que un presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, participó en la ceremonia, a la cual le invitó. Aunque recordó, que el primer problema que se planteaba para una visita del Santo Padre era que Benedicto XVI había estado hacía poco, en marzo del 2012.
Aseguró que “el mensaje que lleva el Papa es esperanzador y de reconciliación”, en un “viaje durante el cual encontrará a las autoridades, pero que principalmente será pastoral”.
Recordó que en la misa del 12 de diciembre de 2014 en la basílica de San Pedro, en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, Francisco dijo que iría a México y señaló la coincidencia de que esto se concreta ahora durante el Jubileo de Misericordia. “Además es un viaje para encontrar a un continente”, desde el cual no todos pueden venir a Roma a verlo.
El embajador señaló también que “es un viaje exclusivo a nuestro país, y el primero en el que un Pontífice será recibido en el Palacio Nacional”. Así, recorriendo las relaciones entre la Iglesia y el Estado ilustró que “en los siglos XIX y XX no fueron lineares, y tuvieron altibajos y momentos oscuros. Por no hablar del impasse de 25 años con la cristiada y de momentos radicales y jacobinos”.
El diplomático subrayó que en México es evidente la existencia de una cultura católica y profundamente popular, lo que tiene mucha importancia en este viaje, así como la posición geográfica y geopolítica de su país. En este sentido tiene mucho peso la emigración de tantos ciudadanos mexicanos hacia Estados Unidos, debido a la diferencia de retribuciones salariales, si bien indicó que durante la presidencia de Obama más de 2 millones de inmigrantes de su país han sido repatriados. A esto se suma un flujo constante “de los hermanos de Honduras, Nicaragua y El Salvador”.
El embajador añadió que en cada uno de los encuentros, el mensaje del Santo Padre permitirá hacer público los problemas, aunque señaló que en México las dificultades ya son de conocimiento público, como la violencia en el país, y aunque “todos los índices estadísticos van a la baja” aseguró que “la percepción es que la violencia sigue aumentando”. Entre los datos positivos señaló también que los actuales índices de desocupación son los más bajos de los últimos años, al punto que se ha logrado reabsorber a quienes han sido repatriados de EEUU.
El diplomático mexicano también confió que cuando él invitó al Papa a ir a México, al inicio del pontificado, Francisco le dijo: “Antes tengo que ir a África y a Asia”, siguiendo con los compromisos del pontificado de Benedicto XVI.
Durante el desayuno de trabajo se señaló que el Papa eligió personalmente el itinerario que quería realizar, aunque las autoridades hubieran preferido otro itinerario. El embajador Palacios Alcocer consideró que más que prohibiciones hubo superposición de peticiones, porque incluso fue invitado por el Congreso, donde el Santo Padre no va a ir.

El Papa y su admiración por el pueblo y cultura china

El Santo Padre concede una entrevista a Asia Times, en la cual alienta a China a mirar hacia adelante con esperanza

El papa Francisco ha concedido una entrevista a un periodista del Asia Times, el pasado 28 de enero. Una conversación extensa en la que habla sobre la historia, la cultura y el futuro de China. De este modo el Papa da un un mensaje de esperanza, paz y reconciliación. Además, el Pontífice envía su felicitación por el Año Nuevo Chino para el pueblo chino y al presidente Xi Jinping.
En la entrevista, Francisco explica qué significa China para él. “Para mí, China siempre ha sido un punto de referencia de grandeza. Un gran país. Pero más que un país, una gran cultura, con una sabiduría inagotable”, indica. Asimismo reconoce que siempre ha sentido admiración por esta nación. Y hace referencia a Matteo Ricci, un misionero italiano jesuita de finales del siglo XVI que pasó casi treinta años predicando en China. “La experiencia de Ricci nos enseña que es necesario entablar un diálogo con China, ya que es una acumulación de sabiduría y de historia. Es una tierra bendecida con muchas cosas”, asegura. Y precisa que la Iglesia Católica, una de cuyas funciones es la de respetar todas las civilizaciones, tiene el deber de respetar con una “R” mayúscula.
Por otro lado, el Santo Padre recomienda al pueblo chino “estar serenos”, “nutrir la confianza en la propia gran historia, sin auto-fustigarse por las tragedias del pasado”. También les indica que el mundo espera de ellos una contribución de sabiduría y de civilización. Además, el papa Francisco apuesta sobre la posibilidad de que las relaciones entre la República Popular China y el resto de la comunidad internacional contribuyan a diseñar un futuro de paz.
El periodista que realiza la entrevista, Francesco Sisci, explica en la introducción que no pretendía preguntar al Papa sobres cuestiones cruciales estrechamente políticas. Le interesaban más bien las cuestiones que tocan al pueblo chino en su cotidianidad.
El Pontífice asegura también en su entrevista que la sabiduría, la cultura y las competencias técnicas chinas “no  pueden permanecer cerradas en un país: estas tienden a expandirse, a difundirse, a comunicarse”. Y esto es visto como una contribución de riqueza a acoger, y no como un peligro.
El Santo Padre apuesta por una China que pueda ofrecer una contribución cada vez más relevante para la consolidación de equilibrios de paz: “El mundo occidental, el mundo oriental, y China, todos tienen la capacidad de mantener el equilibro de la paz y la fuerza para hacerlo. Nosotros debemos encontrar el camino. Siempre a través del diálogo, no hay otro camino”. Haciendo referencia a la conferencia de Yalta tras la Segunda Guerra Mundial, el Pontífice observa que repartirse la tarta como allí sucedió “significa dividir a la humanidad y la cultura en pequeñas porciones”. Al contrario, en la asunción común de responsabilidades compartidas, “la tarta se queda entera, y se camina juntos. Juntos. La tarta pertenece a todos, es humanidad, cultura… y cada uno ejercita la influencia que contribuye al bien común de todos”.
El Santo Padre ve al pueblo chino en camino para “hacer su futuro” y esto representa su grandeza. “Camina, como todos los pueblos, a través de luces y sombras”. En esta línea, el Pontífice subraya que es necesario evitar los complejos de culpabilidad, hasta despreciar incluso la propia historia. Por eso da un consejo muy preciso al pueblo chino: “no ser amargo, sino estar en paz con tu camino, también si has cometido errores”. Según el Papa, no hay que odiar nunca la propia historia como una cosa “mala”. Cada pueblo “debe reconciliarse con su historia” y esto puede hacer madurar, precisamente evitando auto fustigaciones y auto condenas.
Asimismo, precisa que una actitud magnánima también hacia uno mismo puede ayudar a resolver las graves emergencias del presente y afrontar las incógnitas peligrosas del futuro. El papa Francisco observa que China “tiene en la propia historia los recursos para salir de las propias aflicciones”. Es necesario, añade, “acoger la realidad tal como viene” con “sano realismo”.
Otro tema abordado en la entrevista es la política china del “hijo único”. Al respecto el Santo Padre habla de un “problema doloroso” que pone a los hijos en condición de tener que soportar el peso de los padres y de los abuelos, y que deriva, por ejemplo, del “egoísmo de algunos sectores bienestantes que prefieren no tener hijos”. Esto no es una forma natural  –dice el Pontífice– y entiendo que China se haya abierto a posibilidades en este frente.
Por otro lado, el Obispo de Roma cree que “la gran riqueza de China hoy consiste en mirar al futuro desde un presente que está sostenido por la memoria de su pasado cultural”. Y esta riqueza puede resurgir y facilitar el presente “precisamente gracias al diálogo con las otras realidades del mundo”. A propósito, recuerda que el diálogo no significa “que me rindo” y que en las relaciones entre diferentes países es necesario evitar el peligro de “imposiciones ocultas” o de “colonizaciones culturales”.
Y así, concluye la entrevista felicitando por el Año Nuevo Chino al presidente Xi Jinping, saludando a los líderes y a todo el pueblo chino, expresando su deseo de que no pierdan nunca la “conciencia histórica de ser un gran pueblo, con una gran historia de sabiduría, y que tienen mucho que ofrecer al mundo”. Asimismo les asegura que “el mundo mira a esta vuestra gran sabiduría”.

Francisco: ‘Los consagrados deben ser signo concreto de la cercanía de Dios’

El Santo Padre, en la clausura del Año de la Vida Consagrada, recuerda que Jesús no nos ha salvado “desde el exterior”, no se ha quedado fuera de nuestro drama, sino que ha querido compartir nuestra vida

El Santo Padre ha asegurado que quien encuentra verdaderamente a Jesús no puede quedarse igual que antes. “Él es la novedad que hace nuevas todas las cosas. Quien vive este encuentro se convierte en testigo y vuelve posible el encuentro a los demás; y se hace también promotor de la cultura del encuentro, evitando la autorreferencialidad que nos deja cerrados en nosotros mismos”.
Al inicio de su homilía, el Santo Padre ha asegurado que en esta festividad tenemos delante de nuestros ojos un hecho sencillo, humilde y grande: Jesús es presentado en el templo de Jerusalén por María y José.
Este Niño –ha precisado– nos ha traído la misericordia y la ternura de Dios, porque Jesús es el rostro de la Misericordia del Padre. Y este es el símbolo que hoy el Evangelio nos ofrece al finalizar el Año de la Vida Consagrada, que “como un río, ahora desemboca en el mar de la misericordia, en este inmenso misterio de amor que estamos experimentando con el Jubileo extraordinario”.
Y en este Niño nacido para todos–ha explicado el Papa– se encuentran el pasado, hecho de memoria y de promesa, y el futuro, lleno de esperanza.
Por otro lado, haciendo referencia al pasaje de la Carta a los Hebreos, el Pontífice ha explicado que Jesús no nos ha salvado “desde el exterior”, no se ha quedado fuera de nuestro drama, sino que ha querido compartir nuestra vida.
El Papa ha insistido en que los consagradas y consagrados están llamados a ser “signo concreto y profético de esta cercanía de Dios, de este compartir con la condición de fragilidad, de pecado y de heridas del hombre de nuestro tiempo”.
Retomando el pasaje del Evangelio, ha explicado que Jesús y María custodian el estupor por este encuentro lleno de luz y de esperanza para todos los pueblos. “Y también nosotros, como cristianos y como personas consagradas, somos guardianes de este estupor”. Un estupor –ha precisado– que pide una renovación constante, y ha advertido sobre el peligro de “acostumbrarnos  en la vida espiritual” y de “cristalizar nuestros carismas en una doctrina abstracta”.
Tal y como ha observado, los carismas de los fundadores no son para ser encerrados en una botella, no son piezas de museo. Nuestros fundadores –ha aclarado–han sido movidos por el Espíritu y no han tenido miedo de ensuciarse las manos con la vida cotidiana, con los problemas de la gente, recorriendo con valentía las periferias geográficas y existenciales. Es más, “no se han detenido delante de los obstáculos y las incomprensiones de los otros, porque han mantenido en el corazón el estupor por el encuentro con Cristo”. No han domesticado –ha señalado– la gracia del Evangelio, han tenido siempre en el corazón una sana inquietud por el Señor.
Finalmente, el Santo Padre ha reconocido que en la fiesta de este día aprendemos a “vivir la gratitud por el encuentro con Jesús y por el don de la vocación a la vida consagrada”. Esta es una palabra, ha asegurado, que puede sintetizar todo lo que hemos vivido en este Año de la Vida Consagrada: “gratitud por el don del Espíritu Santo, que siempre anima a la Iglesia a través de los distintos carismas”.
Para concluir su homilía ha deseado que el Señor Jesús pueda, por la materna intercesión de María, crecer en nosotros, y aumentar en cada uno el deseo del encuentro, la custodia del estupor y la alegría de la gratitud. “Entonces otros se verán atraídos por su luz y podrán encontrar la misericordia del Padre”, ha indicado.

La Iglesia promueve en Colombia una pedagogía para la paz

Los obispos ofrecen un material para entender y explicar a la luz de la Palabra las diferentes fases de un proceso que lleva al perdón, la reconciliación y la paz

El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, ha invitado a sus conciudadanos a unirse a los sentimientos del papa Francisco para trabajar por un país reconciliado y en paz.
En un mensaje enviado a los colombianos, el prelado ha manifestado que se trata de “implementar y promover una pedagogía de la paz que ayude a las personas de fe y buena voluntad a despejar dudas y apropiarse de diversos temas que, en este momento de transición hacia el postconflicto, es necesario conocer y comprender para poder asumir un compromiso por la paz de nuestro país”.
Dentro de las diversas actividades que se llevarán a cabo, la Conferencia Episcopal de Colombia, en estrecha cooperación con la Comisión de Conciliación Nacional y teólogos especialistas, ofrece desde el pasado fin de semana una reflexión dominical dirigida a los ministros ordenados, quienes la compartirán con sus fieles, según han informado los propios obispos en su página web.
“Se trata de unas pautas para entender y explicar a la luz de la Palabra las diferentes fases de un proceso que lleva al perdón, la reconciliación y la paz”, ha señalado monseñor Castro Quiroga.
El boletín semanal “Felices los que trabajan por la paz” (Mateo 5,9), se podrá ver a través de las páginas de Facebook de la Comisión de Conciliación Nacional y de la Conferencia Episcopal de Colombia. Además, muchas personas lo recibirán vía correo electrónico.
 

La ONU lanza un plan para atender la crisis humanitaria en Irak

Servirá para responder a las acuciantes necesidades básicas de más de 7 millones de iraquíes

La ONU y el Gobierno de Irak lanzaron este lunes en Bagdad un plan conjunto de asistencia, con el fin de mitigar la creciente crisis humanitaria en ese país durante el 2016.
Así, el organismo intergubernamental solicitó a la comunidad internacional una ayuda de 861 millones de dólares, que servirán para responder a las acuciantes necesidades humanitarias de más de 7 millones de iraquíes.
“Unos 10 millones de ciudadanos, casi un tercio de la población del país, requieren urgentemente algún tipo de asistencia básica y más de 3 millones abandonaron sus hogares desde enero de 2014”, señaló la ONU en un comunicado. Además, “más de un cuarto de millón de sirios han buscado refugio en Irak tras huir del conflicto en su país”.
El plan del Gobierno iraquí, al que se destinarán más de 600 millones de dólares, se encargará del registro de las personas más vulnerables y de proveer asistencia legal y refugio a los sirios. También incluye partidas dedicadas a seguridad alimentaria, educación, salud y dinero en efectivo.
El ministro de Migración y Desplazamientos iraquí, Jassim Mohammed Mohammed, puso de manifiesto la magnitud de las “necesidades humanitarias” y afirmó que su país necesita “el apoyo de la comunidad internacional para prevenir un mayor deterioro”.

El KAICIID promueve la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional

El presidente de Austria, Heinz Fischer, visita la sede de esta organización intergubernamental para hablar de la importancia del diálogo interreligioso

El Centro Internacional de Diálogo (KAICIID), en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores austriaco y con el apoyo de la Embajada de Jordania, participará en diversos actos de promoción de la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional. Así, el KAICIID se ha unido este lunes a las “Vísperas por la Paz” en la Abadía de Melk, Austria, para profundizar en la cooperación pacífica y dar visibilidad a la cultura de la paz.
En el marco de la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, que se celebra desde el año 2011 durante la primera semana de febrero, el presidente austriaco Heinz Fischer visitará hoy la sede del KAICIID. El mandatario hablará en su discurso acerca de la importancia del diálogo interreligioso, así como de su papel en la resolución de los problemas que hay en la actualidad.
El evento, que busca promover la tolerancia y el diálogo entre fieles de diferentes religiones, tendrá como anfitrión al secretario general del KAICIID, Faisal Bin Muaammar. El embajador de Jordania en Austria, Hussam Abdullah Al Huesseini, también intervendrá en el encuentro, que reunirá a representantes de la comunidad local y la comunidad internacional en Austria. El Reino Hachemita de Jordania desempeñó un importante papel en el establecimiento de esta celebración internacional.
En un comunicado, el secretario general del KAICIID ha afirmado que “para nosotros es un honor recibir al presidente de uno de los países que integran el Consejo de las Partes en esta ocasión tan especial. Con esta visita, Austria demuestra nuevamente su compromiso con la causa de la paz y la armonía entre los seguidores de diferentes religiones y culturas”. “Este evento servirá para resaltar la importancia del diálogo interreligioso. Miraremos al presente y hacia el futuro cuando hablemos de nuestros esfuerzos actuales en la consolidación de la paz a través del diálogo”, ha añadido.
En octubre de 2010, la Asamblea General de la ONU proclamó la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional en una resolución que puso de relieve la importancia del diálogo interreligioso y la comprensión mutua para una cultura de la paz.
 

El presidente Putin se reúne con el patriarca Kiril de Moscú

El mandatario ruso aplaude los avances logrados en Suiza hacia la consolidación de la unidad de la Ortodoxia

El presidente Vladimir Putin se reunió este lunes con el patriarca Kiril para felicitarlo por el aniversario de su entronización como cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa. En la reunión, el mandatario agradeció al patriarca de Moscú su compromiso con el fortalecimiento de la unidad de la sociedad y el pueblo ruso.
“Entiendo que el aniversario de la entronización es un evento especial en la vida de las personas que se han dedicado a servir a la Iglesia. Es un día que está fuera de lo común, un tipo de aniversario especial. De todo corazón, le felicito por esta ocasión y le deseo todo lo mejor”, dijo Putin, según informó el Kremlin en un comunicado.
Preguntado por el presidente ruso, el patriarca Kiril le puso al día sobre las cuestiones debatidas durante el reciente Sínodo pan-ortodoxo que se celebró en Suiza, y que calificó de “muy productivo”.
“Eso es bueno. Es un paso más hacia la consolidación de la unidad de la Ortodoxia, y esto es muy importante”, subrayó Vladimir Putin.
El encuentro de Chambesy había sido convocado para definir los textos, el reglamento y el funcionamiento del denominado Santo y Gran Concilio, un histórico vértice que tendrá lugar en la Academia Ortodoxa de Creta del 16 al 27 de junio. Inicialmente se iba a celebrar en la antigua catedral de Santa Irene, en Estambul, y ha sido trasladado a causa de las tensiones internacionales entre Turquía y Rusia, algo que pondría haber puesto en peligro la presencia de los representantes del Patriarcado de Moscú.
Creta, isla griega bajo la jurisdicción eclesiástica del Patriarcado de Constantinopla, ha sido elegida como la nueva ubicación, ya que ofrece condiciones logísticas más favorables, y porque ya ha sido sede de conferencias teológicas en el pasado.
Expertos de la Iglesia Católica consultados por ZENIT ven el Santo y Gran Concilio pan-ortodoxo, anunciado por el patriarca Bartolomé después de más de mil años, como un motivo de esperanza para la unidad de los cristianos.
En el mundo, hay unos 300 millones de fieles ortodoxos, de los cuales más de 150 millones pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Rusa.

El religioso español Manuel Nin, nuevo exarca de los católicos de rito bizantino en Grecia

Sucede al obispo Dimitrios Salachas, cuya renuncia al gobierno pastoral del exarcado ha sido aceptada por el Santo Padre

El papa Francisco ha nombrado este martes al religioso español Manuel Nin Güell, OSB, nuevo exarca apostólico de los católicos de rito bizantino en Grecia. El archimandrita Nin era hasta ahora rector del Pontificio Colegio Griego de Roma y su nombramiento lleva aparejado el de obispo titular de Carcabia. Sucede a Dimitrios Salachas, cuya renuncia al gobierno pastoral del exarcado ha sido aceptada por el Santo Padre.
El nuevo exarca nació el 20 de agosto de 1956 en la localidad tarraconense de El Vendrell e hizo el noviciado en el monasterio benedictino de Montserrat; su profesión monástica fue en 1980 y fue ordenado presbítero el 18 de abril de 1998. El 14 de noviembre de 1999 fue bendecido archimandrita de la diócesis de Akko, Haifa, Nazaret y toda la Galilea por el arzobispo melquita de esta eparquía, Mons. Boutros Mouallem.
En Roma se graduó en teología con especialización en patrología y, entre otros cargos, ha desempeñado el de consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. Además, es miembro de la Comisión Litúrgica de la Congregación para las Iglesias Orientales, según ha informado la Santa Sede en un comunicado.
El obispo electo se ha convertido en un experto en patrología siríaca y en liturgias orientales, y cuenta con numerosas publicaciones en revistas especializadas.
Fundado el 11 de junio de 1932, el Exarcado de Atenas tiene unos seis mil fieles católicos de tradición bizantina, esparcidos por toda Grecia, con tres parroquias: la Santísima Trinidad en Atenas, los santos Pedro y Pablo en Gianitsa y el nacimiento de Cristo en la isla de Syros.

Comentario a la liturgia dominical

Quinto Domingo Tiempo Común – Ciclo C Textos: Is 6, 1-2a. 3-8; 1 Co 15, 1-11; Lc 5, 1-11

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de São Paulo (Brasil).
Idea principal: La vocación, o sea, el llamado de Jesús a seguirle.
Síntesis del mensaje:  Continuamos con el ministerio de Jesús en Galilea. Ahora, con la vocación de sus primeros discípulos, junto al lago de Tiberíades y la pronta respuesta de dos parejas de hermanos. Como preparación de esta escena leemos en la primera lectura la vocación profética de Isaías. Hoy se nos invita a reflexionar en el sentido de la vocación en la vida de todo cristiano.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, Dios a unos llama para la vida consagrada o sacerdotal. ¿Quién llama? Dios nuestro Señor y Padre. ¿A través de qué o de quiénes llama? A través de causas segundas: un sacerdote, un amigo, una lectura, un accidente, un retiro, una decepción. ¿A quién llama? A hombres y mujeres normales, con virtudes y defectos, pero que sienten en su corazón un llamado especial a dar la vida y energías a Dios mediante una especial consagración. ¿A qué llama? A consagrarse a Cristo en cuerpo y alma, ya sea como sacerdote, o monja, o religioso o consagrado laico. ¿Por qué llama? Porque Dios es libre y llama a quien quiere por amor y libertad; no se vio obligado a escogernos por ser buenos; ni tampoco nuestros pecados le impidieron de elegirnos. ¿Para qué llama? Para estar con Él, intimar con Él, conocer los secretos de su corazón, y después para ir a predicar y llevar su nombre y su mensaje de salvación por todas las partes del mundo, echando las redes con todo el arte a derecha y a izquierda, adelante y atrás (evangelio). ¿Dónde llama? A unos llama en la parroquia, a otros en el colegio o universidad, a otros en un hospital, y quién sabe si también a través de sueños o después de haber caído en el pozo oscuro y lóbrego del pecado. ¿Cómo llama? Con gran respeto de nuestra libertad, pero con mucho amor y confianza; a veces con insistencia, otras, suavemente. ¿Qué pide? Dejar todo y seguirlo, confiados en Cristo que nos llama. ¿Qué ofrece? Aquí en la tierra, su amistad y compañía, su gracia y consuelo; y después, la vida eterna. ¿Cuál debería ser la respuesta de ese hombre y de esa mujer? La misma de los profetas, apóstoles y tantos hombres y mujeres de todos los siglos: “Aquí me tienes. ¿Qué quieres de mí? Mándame”. ¿Por qué algunos y algunas dan negativas a Dios? Por el misterio de la libertad, porque les cuesta dejar todo, como le pasó a ese joven rico, por tanto, por apego a este mundo y a sus vanidades.
En segundo lugar, a otros Dios llama para la vida matrimonial. Ya escuchamos tantas reflexiones que los obispos pronunciaron durante el sínodo de la familia. El matrimonio es un don y regalo que Dios concede a unos hombres y mujeres para ser sacramento del amor de Cristo con su Iglesia, para ser signos del amor esponsal de Cristo con la Iglesia, para prolongar el amor fecundo de Dios en otros seres queridos, los hijos, traídos al banquete de la vida por amor y en el amor. En ese matrimonio no puede faltar nunca el vino del amor, como pasó en Caná; y cuando las tinajas amenacen por vaciarse, imploremos a María que interceda ante su Hijo por esos matrimonios tentados, en crisis, en desajustes y dificultades normales, provocados por alguno de los cónyuges y permitidos por Dios para que maduren en su entrega. En la vocación matrimonial también esposo y esposa e hijos están llamados a la santidad de vida, viviendo en la fidelidad y en la educación humana y cristiana de los hijos, a quienes Dios les encomendó. Por eso, urge reconquistar las prácticas de piedad en familia, como se dijo en el sínodo: misa dominical, oración antes de las comidas, el rezo del santo rosario. El mundo quiere ver hoy esas “iglesias domésticas” donde reina la unión, la armonía, el aprecio. Son ya antesalas del cielo. Y los hijos aprenderán el valor de la familia. Y como dice el padre Zezinho: “…y que el hombre retrate la gracia de ser un papá.
La mujer sea cielo, ternura, afecto y calor, y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor. Bendecid, oh Señor, las familias. Amén”.
Finalmente, también hay un tercer grupo a quien Dios llama para una vida de solteros dedicados a una causa noble y digna, no por cobardía ni miedo a una vida matrimonial o consagrada. Es un hecho que Dios no quiere “solterones” –basta releer el libro del Génesis-, pero puede pedir a algunos la soltería para dedicarse a una misión específica que pide también la entrega de todo el ser y energías. Aquí no tratamos de quien tiene alguna discapacidad permitida por Dios; ya es bastante la cruz que lleva encima. Hablamos de los que están en su sano juicio y con buena salud. Hermoso es ver un hijo o una hija cuidando de su padre o de su madre enfermos. Edificante contemplar esa persona dedicada las 24 horas a esos prójimos que se encuentran en un hospital. O aquel maestro o maestra felices, abocados a la enseñanza de niños y niñas en escuelas del interior o en colegios de la ciudad. Mucho mérito tiene también quien se consagra a los ancianos en asilos o geriátricos. Todas estas son causas nobles y dignas que exigen la totalidad de la vida y fuerzas. Detrás de estas vocaciones se esconde la fuerza del amor, pues “si no tengo amor, nada soy”.
Para reflexionar: ¿Ya descubrí la vocación de Dios en mi vida? ¿A qué espero para responderle con prontitud y amor? ¿Qué voy a perder si dejo todo y le sigo? ¿Qué voy a ganar? Meditemos estas palabras de santo Tomás: “A los que Dios elige para una misión, los dispone y prepara de suerte que resulten idóneos para desempeñar la misión para la que fueron elegido” (Suma Teológica, 3, q.27, a. 4c).
Para rezar: Entonemos la famosa canción de Cesáreo Garabain:
Señor, me has mirado a los ojos,
Sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca:
Junto a Ti buscaré otro mar.
Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org
 

Santa María de San Ignacio (Claudine) Thévenet – 3 de febrero

«Viendo a Dios en todas las cosas, se sobrepuso a la trágica ejecución de dos hermanos, de la que fue testigo. Y cumpliendo la postrera petición que le hicieron, imitándoles en su generosidad, perdonó al delator, culpable de su muerte»

El perdón, ese acto sublime de amor con el que Dios signa nuestra vida, virtud imprescindible para todos, fue el detonante de la consagración de esta fundadora. Había nacido en Lyon, Francia, el 30 de marzo de 1774, en un momento histórico difícil marcado por la Revolución Francesa. Dos de sus siete hermanos, que no compartían los principios sustentados por este movimiento, luchando por preservar a Lyon de su hegemonía, fueron delatados por alguien y los detuvieron. Claudine iba a visitarlos cotidianamente a la prisión, y en enero de 1794 fueron ejecutados en presencia suya. Las últimas palabras que le dirigieron, en emocionado ruego, fueron explícita confesión de la fe que sus padres habían inculcado a todos sus hijos: «¡Ánimo Gladdy! Perdona, como nosotros perdonamos».
Imposible borrar esta petición cursada in extremis por sus queridos hermanos, en un instante tan dramático como aquél, y éste sería un preciado legado que orientó los pasos de la santa. Conocía el nombre del culpable de su muerte, pero se llevó ese secreto a la tumba. Perdonó, aunque el impacto del suceso le provocó una enfermedad de tipo nervioso. Era la segunda de los hermanos por orden de nacimiento, y tuvo que madurar pronto. Después de este terrible suceso su familia había quedado diezmada, como tantas otras. Y sus ojos no eran insensibles a la calamidad que veía en derredor suyo. Entonces se sintió llamada a socorrer a tantas personas que se habían quedado destrozadas por la barbarie; quería consolarlas y compartir con ellas la paz que emana de la oración continua. Tenia la experiencia de haber defendido su fe junto a otras jóvenes aún en medio de la revolución. Y ese sentimiento de amor, anclado en Cristo, guiaría sus pasos. Los niños y los jóvenes recibirían de ella esta catequesis; les enseñaría a amar a Jesús y a la Virgen María.
En el umbral del discernimiento se encontró con el padre André Coindre, fundador de los «Hermanos del Sagrado Corazón», que fue quien la ayudó a vislumbrar la voluntad divina. Él le expresó su convicción de que debía formar una comunidad por haber sido elegida por Dios para ello. Sucedió que el sacerdote se encontró en el atrio de la iglesia de Saint Nizier con dos pequeñas ateridas de frío que no tenían a nadie en el mundo, y Claudine, a petición suya, se ocupó de asistirlas. Creó una «Providencia del Sagrado Corazón» en 1815 encaminada a darles no solo cobijo sino también formación espiritual, una obra que se fue incrementando con otras niñas. Fue también presidenta de la «Asociación del Sagrado Corazón» hasta octubre de 1818, fecha en la que dejó su hogar y se instaló en una casa contando con lo justo para vivir junto a una huérfana, otra compañera, y un telar de seda. Y con ellas nació la Congregación de las Hermanas de Jesús y María teniendo la finalidad de dar formación espiritual a las jóvenes, en particular las que no tenían medios para procurársela.
El padre Coindre nuevamente la alentó a formar esta comunidad. Obedeció, aún con cierto temor: «Me parecía haberme lanzado a una empresa loca sin ninguna garantía de éxito». La Congregación se inició con niñas pobres y abandonadas menores de 20 años. Después acogió también a las de clases acomodadas. Decía: «hace falta ser madres de estos niños, sí, verdaderas madres tanto del alma como del cuerpo». La única deferencia que permitía era con los desfavorecidos: «A los únicos que permito son a los más pobres, a los más miserables, a quienes tienen los más grandes defectos, a ellos, sí, ámenlos mucho».
Al profesar en 1823 tomó el nombre de María de san Ignacio porque la transición entre la Asociación y la comunidad que puso en marcha se produjo el 31 de julio, efeméride del santo. En 1826 falleció el padre Coindre, y dos años más tarde murieron las primeras religiosas. Era un nuevo golpe para Claudine que, además, tuvo que luchar duramente para mantener incólume su fundación, ya que querían fusionarla con otra que acababa de ver la luz. Mujer valerosa, sensible, abnegada y atenta a las necesidades de cualquiera, era también emprendedora. A ella se debe la construcción de la capilla de la casa generalicia. El leitmotiv de su vida fue: «Hacer todas las cosas con el único deseo de agradar a Dios», «llevar una vida digna del Señor agradándole en todo». Falleció a los 63 años, tras una vida signada por el celo apostólico, la delicadeza y el olvido de sí, diciendo: «¡Qué bueno es Dios!». Había logrado «encontrar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios», como deseó. Fue beatificada por Juan Pablo II el 4 de octubre de 1981. Él mismo la canonizó el 21 de marzo de 1993.

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