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El Santo Padre: ‘Ser confesor es cubrir al pecador con la manta de la misericordia’

El papa Francisco recibe a los Misioneros de la Misericordia que serán enviados mañana, a quienes se les otorgará la autoridad para perdonar los pecados reservados a la Sede Apostólica
El papa Francisco ha explicado a los Misioneros de la Misericordia, que delante de ellos, en la confesión, hay una persona ‘desnuda’. Por eso les ha pedido que no olviden: “delante de nosotros no está el pecado, sino el pecador arrepentido. Una persona “que siente el deseo de ser acogida y perdona”. Un pecador “que promete no querer alejarse más de la casa del Padre y que, con las pocas fuerzas que encuentra, quiere hacer de todo para vivir como hijo de Dios”.
El Santo Padre ha recibido esta tarde a los Misioneros de la Misericordia, antes del ‘envío’, que tendrá lugar en la misa que presidirá mañana, miércoles de ceniza. Así, ha explicado a estos 700 sacerdotes de todo el mundo a quienes se les otorgará la autoridad para perdonar los pecados reservados a la Sede Apostólica, que ser confesores según el corazón de Cristo “equivale a cubrir al pecador con la manta de la misericordia, para que no se avergüence más y pueda recuperar la alegría de la dignidad filial”.
Por tanto, ha precisado Francisco, no es con el garrote del juicio con lo que conseguiremos traer de vuelta a la oveja perdida al redil, sino con la santidad de vida que es principio de renovación y de reforma en la Iglesia. La santidad –ha explicado– se nutra de amor y se lleva sobre ella el peso de quien es más débil. Además, ha asegurado que “un misionero de la misericordia lleva sobre los propios hombre al pecador, y lo consuela con la fuerza de la compasión”. Durante su discurso, el Santo Padre ha asegurado que ser Misioneros de la Misericordia es una responsabilidad que se les confía, “porque os pide ser en primera persona testigos de la cercanía de Dios y de su modo de amar”. De este modo, les ha ofrecido algunas breves reflexiones, para que el mandato sea cumplido “de forma coherente y como una ayuda concreta” para las personas que se acercarán a ellos.
En primer lugar, el Pontífice les ha recordado que en este ministerio están llamados a expresar “la maternidad de la Iglesia”. Por ello, ha subrayado que “no podemos correr el riesgo de que un penitente no perciba la presencia materna de la Iglesia que lo acoge y lo ama”. Si falla esta percepción por la rigidez –ha advertido– sería un daño grave en primer lugar para la misma fe, porque impediría al penitente verse dentro del Cuerpo de Cristo. Y también “limitaría mucho su sentirse parte de una comunidad”. Con este fin, el papa Francisco ha afirmado que “somos llamados a ser expresión viva de la Iglesi que como madre acoge a todo el que se acerca a ella, sabiendo que a través suyo entra en Cristo”. En esta misma línea, ha precisado que en el confesionario es Cristo quien acoge, escucha, perdona y da la paz. Por lo tanto, ha indicado que cualquier que sea el pecado que es confesado, “cada misionero está llamado a recordar la propia existencia de pecador y a ofrecerse humildemente como ‘canal’ de la misericordia de Dios”.
Otro aspecto importante que ha destacado Francisco el saber mirar el “deseo de perdón” presente en el corazón del penitente. Es un deseo –ha explicado– fruto de la gracia y de su acción en la vida de las personas, que permite sentir la nostalgia de Dios, de su amor y de su casa. Asimismo, el Papa ha observado que este deseo “se refuerza cuando se decide en el propio corazón cambiar de vida y no querer pecar más”.
Finalmente, ha reflexionado sobre un componente del que no se habla mucho pero que es determinante: la verguenza. Al respecto, el Pontífice ha recordado que “no es fácil ponerse delante de otro hombre, más aún sabiendo que representa a Dios, y confesar el propio pecado”. Se siente vergüenza –ha precisado– tanto por lo que se ha hecho, como por confesarlo a otro. Por eso, ha indicado que la vergüenza es un sentimiento íntimo que incide en la vida persona y requiere por parte del confesor una actitud de respeto y de aliento.
Para concluir su discurso a los Misioneros de la Misericordia, el Santo Padre les ha ofrecido el ejemplo de dos santos “ministros del perdón de Dios”, san Leopoldo y san Pío, cuyas reliquias se encuentran estos días en la Basílica de San Pedro. Y un último consejo: “cuando sintáis el peso de los pecados confesados a vosotros y el límite de vuestra persona y de vuestras palabras, confiad en la fuerza de la misericordia que va al encuentro de todos como amor que no conoce límites.

El Papa los capuchinos: ‘El perdón
es una semilla, una caricia de Dios’

Recordó que el gran condenador es el diablo. Y si no es posible dar la absolución a quien se acerca a confesarse, les pidió que “por favor no apaleen”
El papa Francisco presidió este martes por la mañana en la basílica de San Pedro, la santa misa junto a algunos miles de frailes menores capuchinos llegados desde todo el mundo con motivo del Jubileo de la Misericordia.
La eucaristía iniciada unos minutos antes de la hora fijada, las 7,30 de la mañana, fue celebrada en el Altar de la Confesión, a dos pasos de las reliquias de san Pío de Pietrelcina y de san Leopoldo Mandić, santos de la misericordia.
Los cuerpos de los dos santos capuchinos llegaron a la basílica de San Pedro este viernes por la tarde, y permanecen para la veneración de los fieles hasta el próximo jueves 11. Mañana, 10 de febrero, será la solemne celebración del miércoles de ceniza presidida por el Pontífice y la ceremonia del envío de unos 700 Misioneros de la Misericordia.
En su homilía de hoy el Santo Padre, que habló improvisando y de manera muy sentida, señaló “las dos actitudes” existentes, de acuerdo a las lecturas del día: una es la grandeza delante de Dios, que se expresa en la humildad del rey Salomón; y la otra es la la mezquindad que viene de la ‘precisión’ de los doctores de la ley en las pequeñas cosas olvidando las de Dios.
Recordó que la “tradición de los capuchinos es una tradición de perdón”. Y si “entre ustedes hay confesores tan buenos, es porque se sienten pecadores, y delante de la grandeza de Dios rezan pidiendo perdón”.
Y que en cambio “cuando alguien se olvida de la necesidad que tiene de perdonar, lentamente se olvida de Dios”. Así el Santo Padre les recordó que “el humilde que se siente pecador es un gran perdonador en el confesionario, el otro, como estos doctores de la ley que se sienten ‘los puros’, ‘los maestros’, solamente saben condenar”.
“Les hablo –añadió el Papa– como hermano, que en este Año de la Misericordia especialmente, el confesionario sea para perdonar. “Y si uno no puede dar la absolución” les pidió que “por favor no apaleen”.
De tal manera pidió que “quien viene a buscar consuelo, paz en su alma, encuentre a un padre que lo abraza, que le diga que ‘Dios te quiere mucho’ y que se lo haga sentir”.
Señaló que hay tantos lenguajes en la vida: el de la palabra, pero también el de los gestos. Porque si una persona se acerca al confesionario “es porque quiere cambiar. Y lo dice con el gesto de acercarse”.
“Tengan confianza en la misericordia de Dios, no caigan en el pelagianismo” dijo, porque “quien no sabe perdonar termina como estos doctores que son grandes condenadores” y “¿quién es el gran condenador? El diablo”.  El Papa concluyó con una invitación: “Corazón amplio, el perdón es una semilla, una caricia de Dios”.

 

Homilía del papa Francisco a los capuchinos – Texto completo

El Santo Padre les invita a ser grandes perdonadores para no terminar como los ‘doctores de la ley’ que son grandes condenadores
El santo padre Francisco celebró este martes la santa la misa en la basílica de San Pedro junto a varios miles de capuchinos que han venido desde todo el mundo, con motivo del Jubileo de la Misericordia. Presentes estaban las reliquias de san Pío de Pietrelcina y de san Leopoldo Mandić.
El Papa recordó que hay dos actitudes, la de quien como Salomón se expresa en la humildad y la de los doctores de la ley que se aferran a ritos perdiendo el contenido. Invitó a perdonar como Jesús, a no ser pelagianos, a no apalear a quien se acerca porque busca el perdón de Dios. Con corazón amplio, porque el perdón es una semilla, una caricia de Dios.
A continuación el texto competo de la homilía:
“En la liturgia de hoy hay dos actitudes, una actitud de grandeza delante de Dios, que se expresa en la humildad del rey Salomón; y otra actitud, de mezquindad, que es descrita por el mismo Jesús, por cómo hacían los doctores de la ley, hacían todo preciso, pero dejaban aparte la ley para hacer sus pequeñas tradiciones de ellos.
Vuestra tradición de los capuchinos es una tradición de perdón, de dar el perdón. Entre ustedes hay muchos buenos confesores, porque se sienten pecadores, como nuestro fray Cristóbal, saben que son grandes pecadores y delante de la grandeza de Dios continuamente rezan: ‘Escucha Señor y perdona’. Y porque saben rezar, así saben perdonar.
En cambio cuando alguien se olvida de la necesidad que tiene de perdonar, lentamente se olvida de Dios, se olvida de pedir perdón y no sabe perdonar.
El humilde, quien se siente pecador es un gran perdonador en el confesionario; el otro, como estos doctores de la ley que se sienten los puros, los maestros, solamente saben condenar. Pero yo les hablo como hermano, y en ustedes querría hablarle a todos los confesores, en este Año de la Misericordia especialmente: el confesionario es para perdonar. Y si uno no puede dar la absolución, por favor no los apaleen. Quien viene, viene a buscar consuelo, perdón, paz en su alma, que encuentre a un padre que lo abraza, que le diga que ‘Dios te quiere mucho’ pero que se lo haga sentir.
Me disgusta decirlo, pero cuánta gente, creo que la mayoría de nosotros lo hemos oído: ‘No voy más a confesarme porque una vez me hicieron estas preguntas, esto…’. Pero ustedes capuchinos tienen este don especial del Señor: perdonar. Y les pido, no se cansen de perdonar.
Me acuerdo de uno que conocí en mi otra diócesis, un hombre de gobierno, que acabado su tiempo, de gobierno, guardián, provincial, a los 70 años fue enviado a un santuario a confesar y tenía una cola de gente, todos, curas, fieles, ricos, pobres, todos… era un gran perdonador. Siempre encontraba el modo para perdonar o al menos de dejar esa alma en en paz con un abrazo.
Y una vez lo encontré y me dijo:
— escúchame tú que eres obispo, tú me puedes decir, yo creo que peco porque perdono mucho y me viene este escrúpulo
— ¿Y por qué?
— Porque siempre encuentro cómo perdonar.
— ¿Y qué haces cuando te sientes así?
— Voy a la capilla delante del tabernáculo y le digo al Señor: ‘Discúlpame Señor, perdóname, creo que hoy he perdonado mucho. Pero Señor, has sido tú quien me ha dado el mal ejemplo’.
Sean hombres de perdón, de reconciliación, de paz. Hay muchos lenguajes en la vida, el lenguaje de la palabra, pero también el lenguaje de los gestos. Si una persona se acerca al confesionario es porque siente algo que le pesa, que quiere quitarse. Quizás no sabe cómo decirlo, pero el gesto es este. Si esta persona se acerca es porque quiere cambiar, y lo dice con el gesto de acercarse. No es necesario hacer preguntas: ¿tú?, ¿tú?…
Y si una persona viene es porque en su alma no quiere cometerlo más. Pero muchas veces no pueden, porque están condicionados por su psicología, por su vida y su situación. ‘Ad impossibilia nemo tenetur‘.
Corazón amplio. El perdón es una semilla, una caricia de Dios. Tengan confianza en la misericordia de Dios, no caigan en el pelagianismo. ‘Tú tienes que hacer esto, esto, esto….’ Ustedes tienen ese carisma de confesores, hay que retomarlo y renovarlo siempre. Sean grandes perdonadores, porque quien no sabe perdonador termina como estos doctores de la ley, que son grandes condenadores.
¿Y quién es el gran acusador en la Biblia? El diablo. O se hace el oficio de Jesús, que perdona, dando la vida y la oración, tantas horas allí sentado, como estos dos santos aquí, o haces el oficio del diablo que acusa. No logro decirles otra cosa, y en ustedes le digo a todos, a todos los sacerdotes que van a confesar. Si no se sienten capaces, sean humildes, digan ‘no, no, no… yo celebro la misa, limpio el suelo… pero no confieso porque no se hacerlo bien’. Y pidan al Señor la gracia, gracia que pido para cada uno de ustedes, para todos ustedes, para todos los confesores y también para mí”.
(Texto traducido desde el audio por ZENIT)

 

El Consejo de cardenales concluye su decimotercera reunión

El C9 comienza a presentar consideraciones y propuestas sobre la Secretaria de Estado y la Congregación de Culto Divino
El consejo de Cardenales ha concluido este martes su encuentro de dos días con el papa Francisco. El único ausente durante la reunión ha sido el cardenal Oswald Gracias, que ya había adelantado que no podría asistir debido a una operación ya programada. Los cardenales han concelebrado con el Santo Padre la misa de esta mañana en la Basílica de San Pedro con los frailes capuchinos.
El conocido como C9 fue creado por el papa Francisco el 13 de abril de 2013. Los cardenales, que provienen de los cinco continentes, asesoran al Papa en su labor de reforma de la Curia. Esta ha sido la decimotercera ocasión en la que se han reunido en el Vaticano.
El padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa del Vaticano, ha indicado hoy que entre los temas abordados ha estado la sinodalidad y la descentralización. Como ya estaba previsto en la conclusión del encuentro precedente, en la primera sesión se ha realizado una profundización del discurso del Santo Padre en ocasión del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos, el 17 de octubre del año pasado. Tal discurso, que ha desarrollado ampliamente el tema de la “sinodalidad”, constituye una referencia importante para el trabajo de la reforma Curia.
Asimismo, se han entregado las últimas propuestas para los nuevos dicasterios: Laicos-Familia-Vida y Justicia-Paz-Migración. Al respecto, el padre Lombardi ha asegurado que se podría dar por terminado este trabajo.  Por otro lado, han comenzado a estudiar y presentar consideraciones sobre la Secretaria de Estado y la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos.
Por su parte, el cardenal Seán Patrick  O’Malley ha informado sobre las propuestas de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores –de la que es presidente– reunidos en Roma la semana pasada. También el cardenal George Pell, en calidad de prefecto de la Secretaría para la Economía, ha presentado la situación respecto a la reforma en el campo económico.
Como último punto, se ha hablado del informe que el Tribunal de la Rota ha enviado a las diócesis sobre el motu proprio respecto al proceso de nulidad.
 

El Kremlin augura que el histórico encuentro
entre Francisco y Kirill tenga éxito

El portavoz ruso Dmitri Peskov considera que la reunión ‘es un paso hacia el acercamiento mutuo’ 
Moscú ha valorado positivamente la inminente reunión del papa Francisco con el patriarca Kirill, prevista para el próximo 12 de febrero en La Habana. “Es un paso hacia el acercamiento mutuo”, ha declarado este lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al tiempo que ha deseado que “este encuentro tenga éxito”. El Kremlin “valora altamente la predisposición de los dos líderes religiosos para que se celebre dicha reunión”, ha asegurado Peskov a la prensa local.
El pasado viernes, la Santa Sede y el Patriarcado de Moscú difundieron un comunicado conjunto en el que anunciaron el encuentro en Cuba entre el Pontífice y el Patriarca. Ha habido que esperar casi mil años para que las cabezas de la Iglesia Católica y la Ortodoxa Rusa se estrechen las manos.
La histórica reunión –que tendrá lugar en el pabellón presidencial del aeropuerto internacional José Martí– tratará principalmente sobre la persecución de las comunidades cristianas en Oriente Medio, según ha adelantado el metropolita Hilarion, presidente del Departamento para las relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, y finalizará con la firma de una declaración conjunta.
Tanto la Santa Sede como el Patriarcado de Moscú han invitado “a todos los cristianos a rezar con fervor para que Dios bendiga este encuentro”. Las dos Iglesias “desean que sea una señal de esperanza para todos los hombres de buena voluntad”.
El diálogo ecuménico con las Iglesias Ortodoxas de tradición bizantina, siriaca y eslava comenzó oficialmente en 1980, aunque los primeros pasos importantes se dieron ya durante el Concilio Vaticano II, con la cancelación de las excomuniones recíprocas del año 1054.
La cumbre de La Habana, que lleva mucho tiempo preparándose, será la primera de este tipo y marcará una etapa importante en las relaciones entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa Rusa.

 

Bendicen los papamóviles que
usará Francisco en México

El acto tuvo lugar en el Hangar Presidencial del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
Los cinco papamóviles que transportarán al papa Francisco en sus recorridos por las seis ciudades que visitará en México, así como los coches cerrados, fueron bendecidos este lunes en el Hangar Presidencial del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
La bendición la realizó el nuncio apostólico en México, monseñor Christoph Pierre, y el coordinador de la Visita Papal, monseñor Eugenio Lira Rugarcía. Estuvo también presente Héctor Mena, de Continental Automotriz, quienes han donado los tres papamóviles hechos en México. Los otros dos, Jeep Wrangler, fueron traídos desde Estados Unidos, y son los que utilizó Francisco en su viaje a ese país.
“Se­ñor, que eres Pa­dre, Hi­jo y Es­pí­ri­tu San­to, to­do lo bue­no vie­ne de ti, que nos has crea­do y nos has re­di­mi­do. Sa­be­mos tam­bién que la vi­si­ta del pa­pa Fran­cis­co a nues­tra pa­tria es una más de las mu­chas mues­tras de tu amor mi­se­ri­cor­dio­so. Pre­pa­rán­do­nos pa­ra es­te gran mo­men­to e in­vo­can­do la in­ter­ce­sión de Nues­tra Ma­dre de Gua­da­lu­pe, te pe­di­mos que ben­di­gas es­tos ve­hí­cu­los en los que el San­to Pa­dre se tras­la­da­rá duran­te sus re­co­rri­dos en Mé­xi­co, como misionero de mi­se­ri­cor­dia y de paz, y te ro­ga­mos que, co­mo fru­to de este viaje apostólico, to­dos te descu­bra­mos co­mo ca­mi­no y tér­mi­no de to­da pe­re­gri­na­ción hu­ma­na, y sea­mos mi­se­ri­cor­dio­sos co­mo tú. Amén”, afir­mó Ch­ris­top­he Pie­rre.
Los vehículos son descubiertos y cuentan con un sillón giratorio para el Papa en el centro y dos sillones laterales para sus acompañantes.
El Santo Padre, que llega a México este viernes, 12 de febrero, visitará Ciudad de México y Ecatepec, San Cristóbal de Las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez.

 

Las relaciones México – Vaticano:
‘De la desconfianza a una gran amistad’

ENTREVISTA a ‘Lupita la de la embajada’, que cuenta la evolución de las relaciones diplomáticas entre los dos países
El papa Pablo VI había prometido viajar a México pero falleció en 1978 sin poder cumplir su deseo. Después fue Juan Pablo II, quien encontró su visita facilitada y así su primer viaje apostólico lo realiza a México. Era el 1979. No había relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el país latinoamericano, y se plantean una serie de problemas, entre los cuales que Relaciones Exteriores del país azteca pedía que el Santo Padre solicitara visa como cualquier otra persona.
Así lo cuenta la Dra. Lupita de Heredia, en una entrevista concedida a ZENIT, antes del viaje del papa Francisco a México programado del próximo viernes 12 al miércoles 17, en la que explica lo que vivió durante la apertura de la sede diplomática de su país ante la Santa Sede.
Lupita “la de la embajada”, como la conocían en el ámbito diplomático, se encontraba en Roma en el momento justo. De familia conocida en su país, con un abuelo famoso arquitecto de la época de Porfidio Díaz, más otros cuatro tíos abuelos jesuitas, uno de ellos Carlos María, autor del libro ‘Un reporter de la época de Cristo’, tenía una gran familiaridad con el Vaticano.
El padre de Lupita era mexicano y cuando estalló ‘Revolución del 11’, “se auto-exilió en Francia donde cursó la universidad y después en Roma en la Gregoriana. A continuación pasó a ser magistrado de la Rota Romana del Vaticano y después pasó a la Congregación de la Causa de los Santos”.
Ella nació en Roma durante la II Guerra Mundial, cuando en Italia Mussolini era aliado de Hitler, y recuerda: “Mi padre tuvo necesidad de un permiso especial que le permitía transitar por algunas calles de Roma, porque no era de ‘raza aria’”.
Lupita inicia a trabajar en Radio Vaticano, ubicada donde hoy está el Aula Pablo VI, con una revista ‘Il Sipral’. Todo esto le permitió conocer la Ciudad del Vaticano desde cerca. “En las Congregaciones entraba por una puerta y salía por otra, no me equivocaba con los teléfonos”, indicó.
“En los años 70 inicié a trabajar en el consulado de México, de allí tuve encargos en la embajada, pasé además un período en México, trabajando en Relaciones Exteriores, y en 1987 regresé a Italia”, explicó.
Una época en que las comunicaciones eran difíciles, y la praxis de las embajadas era cifrar mensajes, con comunicaciones complicadas. Y en 1979 se planteó “el trauma de ese señor que quería ir allá”, que alguno lo consideraba incluso ‘disfrazado’ por usar su hábito, recordó la señora Lupita. El problema era que “Relaciones Exteriores pedía que el Papa llevara su pasaporte con una visa concedida por México, como cualquier otra persona”.
Cuando fue el primer viaje de un Papa a México, en 1979,  no había relaciones diplomáticas. Y Juan Pablo II al llegar a México se encuentra ‘de casualidad’ con López Portillo en “Obras Públicas” y el presidente le dice: “Buenas tardes señor, le dejo con mi pueblo”.
“En México había –ironiza Lupita– una catolicidad de al menos uno 80 por ciento, una religiosidad popular profunda pero un poco laica, todos guadalupanos, y también masones guadalupanos, etc. Una mezcla de frijoles y tortilla”.
Así en 1990 le proponen a trabajar con el señor Agustín Téllez Cruces enviado como representante personal del presidente Salina de Gotari, ante el Papa. Por ello pasa “a la misión especial”, trabajando “con la persona más honesta que he conocido en mi vida”.
“Así poco a poco comenzamos a estar en el libro diplomático como representantes permanentes, Rusia tenía también nuestro estatus”. Y confió que “se iba solo a algunas recepciones”, especialmente si “había que ‘ventilar’ alguna cosa”.
Asimismo señaló que en la primera audiencia no oficial de la misión especial era necesario marcar distancia con el protocolo, por ello “fui de negro pero con manga corta”. El cambio llega en 1992 “con la modificación del artículo 130 de la Constitución de México, que dio entre otras atribuciones la facultad de voto a los sacerdotes”.
Se suceden así los viajes y en 1999, Juan Pablo II bendice la residencia presidencial de Los Pinos. “Entre el 1992 y el 2000 -señala Lupita- a muchísimos niños los niños les ponen de nombre Juan Pablo”. Después en el 2002 “llega el presidente Vicente Fox y su esposa, que al recibirlo le besan la mano, desatando todas las polémicas del mundo”. Hoy, en cambio, aseguró Lupita, “el papa Francisco será recibido en la casa de Gobierno, marcando una actitud de gran amistad y colaboración”.

 

La Familia Dominicana creará
un observatorio de derechos humanos

Se trata de una iniciativa con motivo del VIII centenario de la Orden de Predicadores. Se ha anunciado durante un congreso en Sevilla
Este fin de semana ha tenido lugar en Sevilla el Congreso “La vulnerabilidad de los emigrantes y los derechos humanos”, en el que se han dado cita más de cien personas en el convento de los dominicos de Santo Tomás.
El encuentro se ha celebrado en el marco del Jubileo de la Orden de Predicadores, bajo el espíritu del llamado Proceso Salamanca que, inspirado en el diálogo que mantuvieron en el siglo XVI los misioneros en el Nuevo Mundo y los teólogos dominicos de la Escuela de Salamanca, quiere ser un espacio de encuentro entre personas que se dedican a la reflexión teológica y personas que trabajan en la primera línea de la defensa de los derechos humanos.
El filósofo fr. Juan Manuel Almarza; el historiador fr. Antonio Larios; la secretaria de Familia Dominicana, Pilar del Barrio; Maite Moreno, abogada de Cáritas; el psicólogo Javier Saavedra; el exdefensor del pueblo andaluz, José Chamizo; y el vicario de pastoral de la diócesis de Madrid, José Antonio Segovia, han sido algunos de los ponentes.
También han intervenido las hermanas oblatas, adoratrices y mercedarias, que han relatado las duras realidades de los inmigrantes en Almería, y han denunciado la situación de las mujeres que son traídas a España en régimen de esclavitud para ejercer la prostitución.
Con motivo de los 800 años de su fundación, la Familia Dominicana va a crear un observatorio de derechos humanos, según ha adelantado su secretaria Pilar del Barrio al finalizar la primera mañana del congreso.
Durante tres días, sociólogos, teólogos, artistas, historiadores, trabajadores sociales, abogados, psicólogos, educadores y expertos en cooperación han reflexionado sobre aspectos éticos, metodológicos y culturales en torno a la cuestión: “¿Estos no son hombres?”
Los derechos humanos tienen un lugar privilegiado en la tradición dominicana. Al respecto, cabe destacar la figura de fray Bartolomé de las Casas, en cuya obra se adelantan algunos de los fundamentos sobre la dignidad de la persona que se recogerán mucho tiempo después en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

 

AIN pide que el miércoles de ceniza se rece y ayune por Siria e Irak

La iniciativa recoge la propuesta de los patriarcas Louis Raphael I Sako y Gregorios III Laham
Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha invitado a todos los cristianos del mundo a vivir el miércoles de ceniza, día de oración, ayuno y abstinencia, en especial por la paz en los países más castigados de Oriente Medio: Siria e Irak.
“Ayuda a la Iglesia Necesitada es como una madre para nosotros cristianos de Siria e Irak. Sin vosotros, muchos de nosotros estaríamos muertos o hubiéramos emigrado. Tenemos necesidad extrema de vuestra ayuda, pero lo que os pedimos ahora es la misericordia. Rezad y ayunad para que el Señor tenga misericordia de nosotros”. Este es el llamamiento que el patriarca caldeo Louis Raphael I Sako que, junto al patriarca melquita Gregorios III Laham, ha enviado a los benefactores, voluntarios, trabajadores y colaboradores de las 21 sedes de la fundación pontificia, para rezar y ayunar por la paz “en nuestras amadas naciones”.
Y hace unos días, el padre Firas Lufti, franciscano de la Custodia de Tierra Santa, desde la ciudad de Alepo describía así el sentimiento de este pueblo que tanto sufre: “Tras 5 años ya de guerra, el pueblo sirio se siente abandonado y afronta una trágica decisión: resistir o abandonar la amada Siria en busca de un futuro mejor. La gente tiene miedo y está desorientada. No hay agua ni comida ni electricidad. Y la batalla final, el enfrentamiento más duro que, según dicen, tendrá lugar aquí, todavía no ha comenzado”. Ante esta situación, AIN ha promovido la iniciativa “¿Llevarías por un día la cruz de los cristianos perseguidos?”.
“Tienen que sentir nuestro apoyo, el que brota de nuestra oración y nuestro sacrificio. Comenzamos la cuaresma, 40 días de preparación de la muerte de nuestro Señor Jesucristo que culminan en la Resurrección: la que también esperan los cristianos en Siria e Irak”, ha señalado la fundación pontificia. “Ayudándoles a llevar la Cruz, también nosotros damos aún más sentido a este tiempo de conversión que nos prepara para la gran fiesta de la Pascua”, ha añadido.
Actualmente, AIN financia 140 proyectos en Irak y Siria. Desde que comenzó el conflicto en la región en 2011, la organización caritativa ha destinado más de 14 millones y medio de euros a proyectos en Irak y más de 9 millones de euros a Siria.
 

El Salvador: El Papa nombra a mons. Miguel Ángel Morán
obispo de Santa Ana

En el 2000 fue nombrado obispo de la diócesis de San Miguel. Actualmente es delegado de la Conferencia Episcopal ante el CELAM 
El santo padre Francisco ha nombrado a Mons. Miguel Ángel Morán, hasta ahora obispo de San Miguel, en el Salvador, como obispo de Santa Ana en dicho país.
De este modo, sucede al obispo Romeo Tovar Astorga, OFM cuya renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por límite de edad.
La diócesis de Santa Ana tiene una superficie 3.463, consta de una población 1.533.000, de los cuales son católicos 985.000. Hay 113 sacerdotes y los religiosos y religiosas son 104.
Monseñor. Miguel Ángel Morán Aquino nació el 25 de mayo de 1955 en Esquipulas, diócesis de Santa Ana. En 1967 entró en el seminario menor de la diócesis. Realizó los estudios de filosofía en Santa Ana y los de teología en el seminario mayor San José de la Montaña.
Fue ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1981. En Roma, obtuvo la Licenciatura en Teología en la Pontificia Università Antoniana.
Como sacerdote ha realizado los siguientes encargos: párroco de la parroquia de Santa Bárbara, Santa Ana (1986-1988); párroco de la parroquia de San Andrés en Apaneca y prefecto de los estudios en el seminario mayor San José de la Montaña (1988-1990); párroco de la catedral de Santa Ana (1990, 6 meses); párroco de la parroquia de San Miguelito, Santa Ana (1990-1996).
El 19 de julio del 2000 fue nombrado obispo de la diócesis de San Miguel. Actualmente es delegado de la Conferencia Episcopal ante el CELAM y encargado del Institución de prevención social del clero.
 

Monseñor Osoro: ‘El hambre lo provoca
el hombre con sus egoísmos’

En una carta pastoral, el arzobispo de Madrid formula una serie de bienaventuranzas para acabar con esta lacra que afecta a casi 800 millones de personas
Coincidiendo con el lanzamiento de la nueva campaña contra el hambre de Manos Unidas, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro Sierra, ha escrito una carta en la que pide que todos se involucren en esta lucha y señala que “el hambre no depende únicamente de las diversas situaciones geográficas en las que estemos ni tampoco de las climatologías de los países en los que habitan los hombres, ni siquiera de las circunstancias desfavorables que hacen que las cosechas no sean abundantes como teníamos previsto”. “También el hambre lo provoca el hombre mismo, con sus egoísmos, que tienen versiones muy diferentes, como carencias en la organización social, rigidez de estructuras económicas que muy a menudo están destinadas al lucro, e incluso prácticas contra la vida humana; en sistemas ideológicos que reducen a la persona, le recortan sus dimensiones esenciales, le privan de su dignidad fundamental, la entienden como un instrumento más a su servicio”, añade.
El prelado lamenta que “hemos descentrado al hombre” y pone como ejemplo “el modo de atender el hambre en el mundo”, ya que, “con mucha frecuencia, la acción internacional para combatirla ignora el factor humano y, en cambio, da prioridad a aspectos técnicos y socioeconómicos que, aunque son importantes, solo responderán a las verdaderas necesidades del ser humano cuando este esté en el centro”. “Para lograrlo nos tenemos que implicar más todos y, con una fuerza especial, quienes tienen que tomar decisiones. Hemos de valorar y decidir qué uso damos a la tierra porque, muchas veces, se está orientando a otros objetivos que afectan al ambiente y se está volviendo improductiva para alimentar al ser humano”, asevera.
En esta línea, monseñor Osoro cita la encíclica Populorum progressio del beato Pablo VI y la reciente Laudato si’, en la que el papa Francisco recuerda que las criaturas de este mundo tienen dueño y tienen “una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde” de las mismas. Acto seguido, el arzobispo de Madrid asegura que el cartel de la campaña de Manos Unidas de este año, que lleva por lema “Plántale cara al hambre: siembra”, “es muy sugerente: un plato blanco bellísimo con una cuchara de madera llena de tierra en la que nace una planta”. “Me hace recordar que no todos tienen ese plato, ni siquiera una cuchara con tierra para sembrar y que dé frutos. El cartel no pide platos. Reclama que todos los hombres tengan tierra para sembrar y comer. Medios para que esas tierras produzcan. Semillas, agua, herramientas para el trabajo. Después, ellos mismos harán sus platos y cucharas, con el producto y valor de lo que plantan”, explica.
Como detalla el prelado, acabar con el hambre requiere “métodos y acciones que permitan una explotación adecuada de los recursos” y “que se respete el patrimonio de la casa común que es nuestra tierra, la que ha sido creada por Dios, quien también nos creó a nosotros y todo lo que existe, y quien nos ha dado la dignidad que tenemos todos los hombres, creados a su imagen y semejanza”. “Con el cartel, entendemos muy bien el lema Plántale cara al hambre: siembra. Sembremos y cultivemos la tierra para que todos los seres humanos puedan alimentarse; sembremos de solidaridad la tierra; sembremos de cultura del encuentro el corazón de todos los hombres; sembremos de ternura, paz y amor, y renunciemos a la indiferencia”, abunda.
Finalmente, monseñor Osoro formula una serie de bienaventuranzas en las que desgrana distintas formas de hacer este deseo realidad:
“1. Bienaventurados los que hablan y viven el desarrollo auténtico, entendido como aquel que asegura una mejora integral en la calidad de vida humana.
2. Bienaventurados quienes ven con los ojos de Jesús el espacio donde transcurre la existencia de las personas, los escenarios donde viven y actúan, y dan las mismas respuestas que Él a quienes los habitan.
3. Bienaventurados quienes promueven el bien común, como es el respeto a la persona con sus derechos inalienables a su desarrollo integral, aplicando el principio de subsidiariedad en los grupos intermedios, entre los que destaca la familia.
4. Bienaventurados quienes se toman en serio la siembra, sabiendo que los países pobres necesitan de los ricos, teniendo estos como prioridad erradicar la miseria.
5. Bienaventurados quienes alientan la mejoría agrícola de las regiones más pobres, con inversiones, infraestructuras, organización de mercado, sistemas de riego, técnicas agrícolas sostenibles, cooperativas, etc.
6. Bienaventurados quienes se hacen estas preguntas para un desarrollo integral antes de emprender cualquier proyecto en favor de quienes pasan hambre: ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿Para quién? ¿A qué costo? ¿Quién paga y cómo?
7. Bienaventurados quienes, pensando en el bien común, hacen posible que la política y la economía en diálogo se coloquen al servicio de la vida y con absoluta claridad al servicio de la vida humana.
8. Bienaventurados quienes promueven que no bastan las ciencias empíricas para explicar completamente la vida, el conjunto de la realidad, pues sostener lo contrario hace desaparecer la sensibilidad estética y la capacidad de la razón para percibir el sentido y la finalidad”.

 

Comentario a la liturgia dominical

Primer domingo de cuaresma, Ciclo C – Textos: Dt 26, 4-10; Rm 10, 8-13; Lc 4, 1-13
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

La Cuaresma del año 2016 está enmarcada en el año de la misericordia. Bien sabemos que Dios es Misericordia y lo ha demostrado a lo largo de los siglos. Pero también sabemos que la misericordia presupone que nosotros nos reconozcamos pecadores, nos acerquemos a Dios, le pidamos perdón sinceramente y nos propongamos la enmienda de vida. Dios concede misericordia generosamente y sin límites a quien está arrepentido. Depende de nosotros el abrir nuestro corazón a esa misericordia de Dios mediante el corazón contrito y humillado, dispuesto a comenzar de nuevo y volver al camino recto, dejando la vida y los senderos de pecado.

Algunas notas para entender la Cuaresma guiados por el evangelio de san Lucas en este ciclo C:

Las primeras lecturas nos presentan los grandes momentos y acontecimientos de la historia de la salvación, según el plan histórico de Dios, desde el principio hasta la llegada de Jesús.

Las segundas lecturas de Pablo siempre dan ese tono moral, aplicando el mensaje de la primera lectura a la vida de cada uno de nosotros.

Los evangelios tienen una línea clásica: las tentaciones de Jesús, la transfiguración en el monte (común a los otros evangelistas en el ciclo A y B). Los otros domingos tienen un tono de conversión para demostrar la gran misericordia de Dios.

Comentario para este primer domingo de Cuaresma:

Idea principal: El desierto de la Cuaresma nos invita a centrar nuestra vida en lo esencial: en la fe que debemos profesar con la boca y con la vida (1ª y 2ª lecturas). Fe que será probada por el enemigo de nuestras almas, el Demonio, que nos tentará en los tres puntos más flacos que todos cargamos como herencia del pecado original: tener, poder y gloria (evangelio).

Síntesis del mensaje: Ayudados por los recursos pedagógicos de la Cuaresma –ambientación más austera, cantos apropiados, el silencio del aleluya y del Gloria- y sobre todo por las oraciones y lecturas bíblicas, nos disponemos a emprender, en compañía de Jesús, su “subida a la Cruz”, para vivir una vez más la Pascua, el paso a una vida nueva. Cristo quiere comunicarnos un año más su vida nueva que inyectará en nosotros su santidad. Pero pide de nosotros secundar esa vida nueva con la oración y el sacrificio para ser fuertes ante las tentaciones diarias de Satanás en el desierto de nuestra vida, renovando nuestra fe en el Señor. No podemos negociar con el maligno. Vivir de otra manera, o sea, “de bautismo, soy cristiano y, de profesión, pagano” es una incoherencia y tentaríamos a Dios.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, vamos al desierto. El desierto reduce al hombre a lo esencial, despojándolo de lo superfluo, y a quedarse con las cosas fundamentales: agua, comida, camino justo, ropa apropiada para cuidarse del sol y del frío. Y sobre todo con la fe. Fedesnuda de sus apetitos y deseos, de la que habla nuestro místico abulense, san Juan de la Cruz en sus obras Noche Oscura del Alma, el Cántico Espiritual y la Llama de amor Viva. La Cuaresma que se nos abre con Cristo en el desierto nos quiere llevar a la sustancia y al meollo de la existencia cristiana: la fe en nuestro Dios por encima de todo. Aquí en el desierto de la Cuaresma, al igual que Moisés pedía al pueblo “la profesión histórica de fe” al ofrecer las primicias ante el altar del Señor (1ª lectura), también a nosotros se nos pide renovar nuestra fe. La profesión de fe no es una lista de “verdades a creer” o de “deberes a cumplir”, sino una “historia a recordar y por la que dar gracias”. Para el pueblo de Israel era el recordar las grandes maravillas que Dios hizo con él para sacarle de la esclavitud de Egipto; para nosotros, volver a experimentar en esta Pascua la auténtica libertad traída por la muerte y resurrección de Cristo, que nos desató de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna y nos hizo partícipes de la vida nueva; vida de santidad y de gracia, vida de libertad y plenitud. No podemos tener nostalgia de las “cebollas del Egipto seductor”, sino volver a agradecer la libertad de los hijos de Dios concedida en el bautismo.

En segundo lugar, durante el desierto de nuestra vida debemos recordar las hazañas misericordiosas de Dios para renovar nuestra fe en ese Dios fiel. Hacer esto no es sólo ejercicio del pensamiento, sino un viaje al interior de la trama a veces oscura y frágil de nuestra propia historia. Luces y sombras. Santidad y pecado. Tempestad y bonanza. Seguridad y desconcierto. Dudas y certezas. Así ha sido nuestra vida y la vida de la humanidad. Esa fe en Dios misericordioso se alimenta en la oración contemplativa, sí, pero después se tiene que derramarse como perfume de caridad en nuestro día a día: en nuestra casa y familia, en el trabajo y amistades, en la calle y en vacaciones, pues “la fe sin obras es una fe muerta” (St 2, 14). Por tanto, en la Cuaresma, Dios también nos invita a revisar nuestras obras de caridad y de misericordia, como nos recordó el Papa Francisco al pedirnos trabajar en cada mes del año de la misericordia en una de esas obras de misericordia, que tienen su fundamento bíblico en Isaías 58, 6-7 y Hebreos 13, 3): Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al necesitado, vestir al desnudo, visitar al enfermo, socorrer a los presos y enterrar a los muertos (materiales). Enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que está en error, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de los demás y rogar a Dios por vivos y difuntos (espirituales). Si Dios fue y es misericordioso con su pueblo (1ª lectura) y con nosotros en Cristo Jesús (2ª lectura), nosotros también tenemos que serlo con nuestros hermanos.

Finalmente, la narración de las tentaciones de Jesús es para nosotros un reclamo y un aviso: durante el desierto de nuestra vida nuestra fe será tentada. Cristo aquí, venciendo al maligno que quiso tergiversar su misión mesiánica para convertirla en misión temporal y triunfalista, llega a ser para nosotros el emblema luminoso de la fe bíblica, es decir, de la adhesión plena y total a Dios y a su plan trazado en el cosmos y en la historia: el plan de salvación a través de la pobreza, el desprendimiento, el sufrimiento y la cruz. También nosotros seremos tentados por esos tres flancos débiles: tener, poder y gloria. ¿Qué hacer entonces? Cristo nos enseña a vencer las tentaciones. Rechazando las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado. Y los medios que usó fueron: la oración con la Palabra de Dios que es espada de doble filo (cf. Hb 4,12); sin oración, un hombre es como un soldado sin comida, agua, o munición. Oración con la Biblia entre las manos. El ayuno para fortalecer el espíritu y tener a raya y educar nuestro cuerpo que siempre tiene sus reclamos de sensualidad, materialismo y ambición. El ayuno es un entrenamiento en el conocimiento propio; es un arma clave para el autodominio. Si no tenemos dominio sobre nuestras propias pasiones, especialmente sobre la comida y el sexo, no podemos poseernos a nosotros mismos y colocar el interés de los demás antes del nuestro. No olvidemos, también, la vigilancia para estar alerta y darnos cuenta por cuál sendero de nuestra vida querrá asaltarnos el enemigo de Dios y de nuestra alma. Nos hará mucho bien el desprendimiento de las cosas, para llenarnos de Dios; mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir. La humildad será arma segura contra nuestro orgullo; la protección más grande contra el egoísmo y la autosuficiencia es el buscar a Dios humildemente en oración. Empuñemos también el arma del santo Rosario, que tanto odia y teme el demonio, pues contemplar los misterios de Cristo al lado de María deja al demonio con una rabia sin nombre y se alejará de nosotros inmediatamente. Dice santo Tomás: “No obró el Señor en la tentación usando de su poder divino -¿de qué nos hubiera aprovechado entonces su ejemplo?-, sino que, como hombre, se sirvió de los auxilios que tiene en común con nosotros” (Comentario al evangelio de san Lucas).

Para reflexionar: ¿Cómo quiero vivir este año la Cuaresma? ¿Qué tentaciones experimento durante mi camino por el desierto de la vida: sensualidad y lujuria, ambición y avaricia, vanidad y soberbia, pereza y dejadez? ¿Cuáles son las armas que llevo conmigo para ganar la batalla del enemigo: oración, ayuno, sacrificios, vigilancia, el santo rosario, la cruz de Cristo?

Para rezar: En este año de la misericordia te pido, Señor Jesús, que no abuse más de tu amor y ternura. Dame fuerza para vencer al enemigo que quiere ganar mi alma. Que a ejemplo tuyo, no dialogue con el tentador, sino que le asalte con tu Palabra que es al mismo tiempo, dardo y escudo, casco y armadura. Señor, que ore para no caer en tentación.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

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ZENIT Staff

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