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Domingo 14 de febrero

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‘Como a Juan Diego, María nos pide
que seamos sus embajadores’

En la Basílica de Guadalupe, el Santo Padre recuerda que ‘el Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones’
En la homilía, haciendo referencia a la lectura de la visita de María a su prima Isabel, Francisco ha subrayado que escuchar este pasaje en esta casa tiene “un sabor especial”. Así, ha explicado que María, la mujer del sí, “también quiso visitar los habitantes de estas tierras de América en la persona del indio san Juan Diego”.
De este modo, ha recordado que en aquel amanecer de diciembre de 1531 “se producía el primer milagro que luego será la memoria viva de todo lo que este Santuario custodia”. En ese amanecer, en ese encuentro, “Dios despertó la esperanza de su hijo Juan, la esperanza de su Pueblo”. En ese amanecer “Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras”. En ese amanecer, “Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”, ha asegurado el Santo Padre.
Por eso, ha indicado que aquel día Juanito experimenta en su propia vida lo que es la esperanza, lo que es la misericordia de Dios. Y aunque en repetidas ocasiones le dijo a la Virgen que “él no era la persona adecuada”,  María, empecinada —con el empecinamiento que nace del corazón misericordioso del Padre— le dice que “él sería su embajador”.
A propósito, el Pontífice ha subrayado que “todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la ‘altura de las circunstancias’ o no ‘aportar el capital necesario’ para la construcción de las mismas”.
El Santuario de Dios –ha indicado Francisco– es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones. De los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas; de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones;  de nuestras familias que necesitan de los mínimos necesarios para poder construirse y levantarse.
El Santo Padre ha reconocido que al venir a este Santuario nos puede pasar lo mismo que le pasó a Juan Diego. “Mirar a la Madre desde nuestros dolores, miedos, desesperaciones, tristezas y decirle: ¿Qué puedo aportar si no soy un letrado?”. Por eso, el Papa ha reconocido que puede hacer bien hacer un poco de silencio, y mirarla a ella, mirarla mucho y calmamente.
Ella nos dice –ha indicado–que tiene el ‘honor’ de ser nuestra madre. “Eso nos da la certeza de que las lágrimas de los que sufren no son estériles”, ha añadido el Papa.
Y ha asegurado que hoy María nuevamente “nos vuelve a enviar”, “nos vuelve a decir, sé mi embajador, sé mi enviado a construir tantos y nuevos santuarios, acompañar tantas vidas, consolar tantas lágrimas”.  Sé mi embajador, “dando de comer al hambriento, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, perdona al que te lastimó, consuela al que esta triste, ten paciencia con los demás y, especialmente, pide y ruega a nuestro Dios”.
Al finalizar la celebración eucarística, el Santo Padre, tal y como había pedido, ha podido rezar a solas y en silencio durante más de veinte minutos en el camarín donde se encuentra la tilma de la Virgen de Guadalupe.

 

El Papa inicia su segundo día en México
yendo hacia Ecatepec

Celebrará la misa en la ciudad periférica de la capital mexicana
El papa Francisco inicio su segunda jornada oficial en el país azteca, saliendo a las 9,30 de la mañana de la nunciatura apostólica hacia el aeropuerto del Campo Militar Marte, en donde tomó el helicóptero que le lleva a la ciudad de Ecatepec, en un municipio dentro del mismo estado, a unos 30 kilómetros de la capital.
El recorrido hacia el aeropuerto lo hizo en el papamóvil descubierto, saludando en el recorrido a las miles de personas que le esperaban agitando banderas y pañuelos. En un cierto momento hizo detener el vehículo y bajó a saludar a un grupo de hermanas Franciscanas que se encontraban en la puerta de su convento, con la presencia también de Dominicas, y de otras religiosas y religiosos, en una zona en la que tienen sede varios institutos y congregaciones.
Llegado al aeropuerto, el Santo Padre viajó en un helicóptero que partió hacia las 10,20 local y en otros tres helicópteros más fue trasladado el séquito papal. Una hora después, aproximadamente es la llegada en la ciudad, y en el área del Centro de Estudios de Ecatepec el Pontífice celebrará la santa misa, en donde se espera la presencia de unas 300 mil personas. A continuación es la oración del Ángelus.
El programa contempla a las 14 horas locales que el Papa almuerce con el séquito pontificio en el seminario diocesano de Ecatepec, que cuenta con más de un centenar de vocaciones. Poco antes de las 17 horas, Francisco regresará a México, en donde visitará el hospital pediátrico Federico Gómez.

 

‘La riqueza, vanidad y orgullo,
nos apartan del proyecto de Dios’

El Papa en Ecatepec celebra ante 300 mil personas y recuerda el mensaje del evangelio del día
El santo padre Francisco llegó este domingo a las 11 horas locales en helicóptero, al aeropuerto de la municipalidad de Ecatepec, desde donde fue en el papamóvil hacia el área del Centro de Estudios, en donde a lo largo del camino era evidente el entusiasmo de la gente que le saludaba a su paso, en este segundo día de su viaje apostólico.
Una vez en el lugar de la misa, el obispo de la ciudad, Mons. Oscar Roberto Domínguez Couttolenc, y algunas autoridades locales entre las cuales el alcalde, le entregaron las llaves de la ciudad, informó la sala de prensa de la Santa Sede.
El Papa presidió la misa del primer domingo de cuaresma, delante de unas 300 mil personas, vistiendo paramentos color violeta. Después de la proclamación del Evangelio, el Pontífice en su homilía, recordó que en este tiempo de cuaresma debemos “recordar el regalo de nuestro bautismo, cuando fuimos hechos hijos de Dios”. Reavivando el don que nos ha sido obsequiado “para no dejarlo dormido como algo del pasado o en algún ‘cajón de los recuerdos’”.
Y así recuperar –dijo el Santo Padre– la alegría y la esperanza que hace sentirnos hijos amados del Padre, “Padre de una gran familia” no de algunos ‘hijos únicos’, sino que “sabe de hogar, de hermandad, de pan partido y compartido. Es el Dios del Padre nuestro no del ‘padre mío’ y ‘padrastro vuestro’”. Francisco señaló además, que ese sueño es “testimoniado por la sangre de tantos mártires de ayer y de hoy”.
Un sueño, dijo, que “se vuelve continuamente amenazado por el padre de la mentira” que “genera una sociedad dividida y enfrentada”. Una sociedad de pocos y para pocos en la que no se reconoce “esa dignidad que todos llevamos dentro”.
El Pontífice latinoamericano aprovechó para señalar como la cuaresma es “tiempo para ajustar los sentidos, abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y proyecto de Dios”, señalando como en el Evangelio de hoy, se indican las “tres tentaciones de Cristo… Tres tentaciones del cristiano” que “buscan degradar y degradarnos”.
La primera es la riqueza, “adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’. Es tener el ‘pan’ a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida” y “en una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.
La segunda tentación, señaló, es la vanidad, “esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que ‘no son como uno’”.
Y la tercera, “el orgullo , o sea, ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la ‘común vida de los mortales’, y que reza todos los días: ‘Gracias Señor porque no me has hecho como ellos’”.
“Vale la pena entonces preguntarnos”, dijo el Papa, “¿Hasta dónde somos conscientes de estas tentaciones? ¿Hasta dónde nos hemos habituado a un estilo de vida que piensa que en la riqueza, en la vanidad y en el orgullo está la fuente y la fuerza de la vida? ¿Hasta dónde creemos que el cuidado del otro, por el pan, el nombre y la dignidad de los demás son fuentes de alegría y esperanza?”
Por todo esto, “la Iglesia nos regala este tiempo, nos invita a la conversión con una sola certeza: Él nos está esperando y quiere sanar nuestros corazones de todo lo que lo degrada, degradándose o degradando” dijo. Porque “Dios tiene un nombre: misericordia”. Por ello pidió que “el Espíritu Santo renueve en nosotros la certeza de que su nombre es misericordia”.

 

El Papa en el ángelus: ‘Crear oportunidades en esta bendita tierra mexicana’

El Santo Padre pide presentarle al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros proyectos, de culturas, lenguas y tradiciones – Texto completo
A continuación el texto completo de las palabras del Papa antes de rezar el ángelus:
“Queridos hermanos: En la primera lectura de este domingo, Moisés le da una recomendación al pueblo. En el momento de la cosecha, en el momento de la abundancia, en el momento de las primicias no te olvides de tus orígenes. La acción de gracias nace y crece en una persona y en un pueblo que sea capaz de hacer memoria. Tiene sus raíces en el pasado, que entre luces y sombras fue gestando el presente. En el momento que podemos dar gracias a Dios porque la tierra ha dado su fruto, y así poder producir el pan, Moisés invita a su pueblo a ser memorioso enumerando las situaciones difíciles por las que ha tenido que atravesar.
En este día de fiesta, en este día podemos celebrar lo bueno que el Señor ha sido con nosotros. Damos gracias por la oportunidad de estar reunidos presentándole al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de nuestras culturas, de nuestras lenguas y tradiciones. Las primicias de nuestros desvelos…
Cuánto ha tenido que pasar cada uno de ustedes para llegar hasta acá, cuánto han tenido que ‘caminar’ para hacer de este día una fiesta, una acción de gracias. Cuánto han caminado otros que no han podido llegar pero gracias a ellos nosotros hemos podido seguir andando.
Hoy, siguiendo la invitación de Moisés, queremos como pueblo hacer memoria, queremos ser el pueblo de la memoria viva del paso de Dios por su Pueblo, en su Pueblo. Queremos mirar a nuestros hijos sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una lengua, una cultura y una tradición, sino que heredarán el fruto vivo de la fe que recuerda el paso seguro de Dios por esta tierra. La certeza de su cercanía y solidaridad. Una certeza que nos ayuda a levantar la cabeza y esperar con ganas la aurora.el
Con ustedes, también me uno a esta memoria agradecida. A este recuerdo vivo del paso de Dios por sus vidas. Mirando a sus hijos no puedo no dejar de hacer mías las palabras que un día les dirigió el beato Pablo VI al pueblo mexicano: «Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad […] para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, […] no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones». Y prosigue el beato Pablo VI con una invitación a «estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos […] para mejorar la situación de los que sufren necesidad», a ver «en cada hombre un hermano y, en cada hermano a Cristo».
Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad.
Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos.
Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte.
Esta tierra tiene sabor a Guadalupana, la que siempre Madre se nos adelantó en el amor, y digámosle:
Virgen Santa, «ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz»».   El ángel del Señor anunció a María…

 

Obama y Putin acuerdan crear un frente unido contra el terrorismo en Siria

Estados Unidos y Rusia deciden poner en práctica el alto el fuego, a pesar de las dificultades existentes en las negociaciones de Múnich
El presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente Estados Unidos, Barack Obama, acordaron este domingo intensificar la cooperación y la diplomacia para poner en práctica el acuerdo sobre Siria alcanzado en las recientes conversaciones de Múnich. Las grandes potencias acordaron el viernes un “cese temporal de las hostilidades” en Siria. Está previsto que la tregua comience en el plazo de una semana.
Después de una conversación telefónica entre Putin y Obama, el Kremlin informó en un comunicado que ambos mandatarios realizaron una “valoración positiva” de la reunión sobre Siria en Múnich. En particular, se expresó el apoyo a los esfuerzos realizados para lograr dos objetivos: “el alto el fuego y aspectos humanitarios”, añadió la nota rusa.
Desde Moscú señalaron que durante las conversaciones se destacó la necesidad de establecer estrechos contactos de trabajo entre los Ministerios de Defensa de Rusia y Estados Unidos, lo que les permitiría “combatir con éxito al Estado Islámico y otras organizaciones terroristas”.
Por último, el Kremlin dijo que el presidente ruso habló con su par estadounidense sobre la importancia de crear un frente único de lucha contra el terrorismo. También discutieron sobre la situación en Ucrania.
La llamada telefónica se produce cuando tanto Moscú como Occidente hablan de una nueva guerra fría, peligro del que el primer ministro ruso Dmitri Medvédev advirtió el sábado en su discurso en Múnich.
Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia empeoraron en 2014 por la anexión de Crimea y las acusaciones de injerencia de Moscú en la guerra de Ucrania. Pero el Gobierno ruso ha mantenido que es Occidente, y sobre todo la OTAN, el que acosa a Rusia acercándose a sus fronteras y aumentando la actividad en Europa del Este.

San Claudio de la Colombière – 15 de febrero

«Este insigne apóstol del Sagrado Corazón de Jesús venció su inicial aversión por la vida religiosa convirtiéndose en jesuita. Fue confesor de santa Margarita María de Alacoque. Perseguido y acusado injustamente, murió en el destierro»

Podría pensarse que un alma de estas características por fuerza tenía que llegar a la vida religiosa, pero no fue así. Claudio sintió una inicial «aversión» por ella que logró vencer ingresando en 1658 en la Compañía de Jesús. En 1660 profesó y perdió a su madre, Margarita, quien le había dirigido una sentida petición que resultó ser a la vez profética: «Hijo mío, tú tienes que ser un santo religioso».

Completado su noviciado en Aviñón, y culminados sus estudios de filosofía, se dedicó a la enseñanza en el colegio Clermónt de París, punto neurálgico en esa época de la vida intelectual francesa. Pero las cualidades de Claudio traspasaron las fronteras a través de sus escritos y de sus acciones. Probablemente por ello, teniendo constancia fehaciente de su rigor intelectual, Colbert le confió la educación de sus hijos. Es conocida la inclinación del santo a las bellas artes como también los selectos amigos que admiraban su labor. Al respecto, es significativa la correspondencia que mantuvo con personas destacadas de la talla de Oliverio Patru, miembro de la Academia Francesa, uno de sus incondicionales seguidores.

Sus dotes oratorias se hicieron públicas durante la canonización de san Francisco de Sales, ya que fue designado para realizar su panegírico aunque todavía no era sacerdote. Sus palabras conmovieron a todos. Los sermones que pronunció después ante personas de distintas procedencias, entre las que se contaron algunos miembros relevantes de la realeza y de la cultura, son modélicos en todos los sentidos: fondo y forma; eran fruto de su reflexión a la luz de la oración.

Desde 1670 a 1674 dirigió la Congregación mariana. A finales de ese año fue admitido en profesión solemne. Había escrito: «¡Dios mío!, quiero hacerme santo entre Vos y yo». En el retiro preparatorio se sintió llamado a consagrarse al Sagrado Corazón. Entonces añadió otro voto de absoluta fidelidad a las reglas de la Compañía, voto que había vivido rigurosamente antes de profesar. Su obediencia fue paradigmática. Delicado y exquisito en su quehacer, todo reflejaba su reciedumbre espiritual. Abandonado en brazos de la confianza divina, compuso una hermosísima oración dedicada a ella. Este fragmento de su conocido «Acto de confianza» muestra su ardiente anhelo de permanecer unido a Dios por encima de sí: «Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti y de que no puede faltar cosa alguna a quien de Ti las aguarda todas, que he determinado vivir en adelante sin ningún cuidado, descargándome en Ti de toda mi solicitud. Despójenme los hombres de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas y medios de servirte, pierda yo por mi mismo la gracia pecando; que no por eso perderé la esperanza, antes la conservaré hasta el postrer suspiro de mi vida, y vanos serán los esfuerzos de todos los demonios del infierno para arrancármela, porque con vuestros auxilios me levantaré de la culpa…». Los 33 años de su vida le parecían el momento ideal para entregar su alma a Dios, pensando que a esa edad había sido crucificado Jesucristo. «Me parece, Señor, que ya es tiempo de que empiece a vivir en Ti y solo para Ti, pues a mi edad, Tú quisiste morir por mí en particular», anotó en su Diario. Pero no había llegado su hora.

En 1675 fue nombrado superior del colegio de Paray-le-Monial que contaba con escasísimos alumnos. En ese momento conoció a santa Margarita María de Alacoque que sufría la incomprensión de su confesor ante las revelaciones que recibía del Sagrado Corazón de Jesús. Ella, al oírle predicar a la comunidad de la Visitación, sintió que era la persona que Cristo ponía en su camino: «Mientras él nos hablaba –escribió–, oí en mi corazón estas palabras: ‘He aquí al que te he enviado’». Y venciendo su voluntad, que le instaba a no abrirle su corazón, le confió sus pesares. El religioso, conocedor de la violencia que se hizo a sí misma, la comprendió y orientó como solo saber hacer un santo, con toda caridad y delicadeza, siendo dador de paz. La atención dispensada a Margarita atrajo críticas surgidas, como siempre, de insensibilidades diversas. La realidad es que, al igual que ella, otros muchos hallaban en Colombière el sosiego que precisaban.

En 1676 se trasladó a Londres, donde predicó y convirtió a numerosos protestantes. Las controversias de la corona que implicaban a los católicos le salpicaron y sembraron el bulo de que se hallaba mezclado en un complot. Acusado y hecho prisionero, Luis XIV impidió que lo martirizaran y fue desterrado a Francia. Llegó en 1679 muy enfermo ya que en la cárcel se produjeron los primeros vómitos de sangre y no recibió la asistencia precisa. Buscando aires mejores para su salud, le enviaron a Lyon y dos años más tarde a Paray. Margarita, que había seguido con gran preocupación el proceso de su enfermedad, le hizo saber que allí moriría. Entonces Claudio, que pensaba partir a otro lugar más benigno, paralizó los preparativos del viaje. Y el 15 de febrero de 1682, contando con 41 años, entregó su alma a Dios. La santa supo por una revelación que se hallaba en la gloria y que no precisaba oraciones. Fue beatificado por Pío XI el 16 de junio de 1929, ycanonizado por Juan Pablo II el 31 de mayo de 1992.

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ZENIT Staff

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