(ZENIT – Roma).- La visita del papa Francisco, este sábado 16 de abril a la isla griega de Lesbos, un importante punto de tránsito, permitirá profundizar la situación de emergencia de los refugiados y la necesidad de cooperación internacional entre los agentes gubernamentales y no gubernamentales.
Lo indica el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) subrayando que el controvertido acuerdo reciente de la UE permite la devolución a Turquía de los refugiados y migrantes que llegan a las costas griegas. Por ello la visita del Papa no podía llegar en un momento más crítico, “ya que dicho acuerdo viola el derecho internacional y el principio de non-refoulement, o no devolución de personas en necesidad de protección” indica el JRS.
Aparte de las 820.000 personas que entraron en Europa a través de Grecia en 2015, más de 150.000 refugiados y migrantes han llegado ya a Grecia este año, más de la mitad de los cuales llegaron directamente a Lesbos. La agencia de la ONU para los refugiados ha anunciado que más de 22.000 menores no acompañados están atrapados en Grecia encarando un futuro incierto de posible violencia y explotación.
El director internacional del JRS, Thomas H. Smolich SJ, declaró: «En estos momentos en que las devoluciones parecen ser la solución que está aplicando la UE, esperamos que la visita del Papa no sea solo un símbolo de esperanza para los refugiados, sino un impulso concreto para que el gobierno griego y otros estados europeos hagan realidad esas esperanzas».
El JRS recuerda que “el papa Francisco tiene una historia de compromiso con el trabajo ecuménico interreligioso, y así seguirá al estar acompañado de Bartolomé I y Jerónimo II, líderes de los cristianos ortodoxos y de la Iglesia ortodoxa griega, respectivamente, en su viaje”. Y precisa que comprometido con la solidaridad y la cooperación entre religiones, el JRS sirve a los más necesitados, independientemente de su religión o nacionalidad.
El JRS Grecia está presente en Atenas, con una pequeña presencia en Lesbos, ofreciendo ayuda de emergencia, y en Grecia coopera con la agencia de la ONU para los refugiados, el grupo ecuménico «Iglesias Juntas», la Iglesia Anglicana, el Ejército de Salvación y otras organizaciones religiosas, entre ellas la organización ortodoxa APOSTOLI, visitando y proporcionando alimentos, ropa y otros insumos básicos a los refugiados en campamentos, prisiones, centros de detención y otros sitios.ç
«Nadie opta por una vía tan arriesgada para abandonar su país a menos que tenga que hacerlo», dijo Iva, una joven croata que trabaja para el JRS con los refugiados que han pasado por Grecia. «Vemos a personas de 80 años y más, a personas en sillas de ruedas… Quieren ver si tienen la suerte de escapar de una situación de una muerte segura a una donde algunos sobrevivan. Decir que son migrantes económicos y prohibirles cruzar las fronteras es simplemente cerrar los ojos a problemas que existen desde hace muchos años».
El comunicado concluye indicando tres puntos que el JRS considera como el camino que deben seguir los gobiernos en Europa:
- garantizar el acceso efectivo a la protección a todos los refugiados, independientemente de su nacionalidad;
- no detenerlos y dar atención especial a las necesidades de las personas en situación de riesgo, como son los menores no acompañados en tránsito;
- tomar en consideración de manera individual los casos de asilo.