El Papa y el Círculo de San Pedro - Osservatore Romano

Francisco pide a los socios del Círculo de San Pedro ser instrumentos de la ternura de Dios

El Santo Padre les agradece su misión y recuerda que para llevar a los otros a Dios «debemos cultivar la fe»

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha agradecido a los socios del Círculo de San Pedro lo que hacen cada día al servicio de los sectores más débiles de la población de nuestra sociedad. Lo ha hecho durante la audiencia que les ha concedido esta mañana en el Vaticano. Además, ha precisado que para llevar la visita del Señor a los que sufren en el cuerpo y en el espíritu, “debemos cultivar la fe, esa fe que hace de la escucha de la Palabra de Dios y busca una profunda comunión con Jesús”.
Durante su discurso ha asegurado a los presentes que su Sodalicio, incluido en la realidad eclesial de la diócesis de Roma, es expresión de una Iglesia “en salida”. Un Iglesia –ha precisado– que camina para buscar, visitar, encontrar, escuchar, compartir y detenerse ante las personas más pobres. Y ha añadido que «a cada uno de vosotros se os pide no solamente ir a encontrar a los más necesitados, sino a ir llevando a Jesús». “Es ir como discípulos, amigos del Señor; se trata de compartir su palabra, la del Evangelio, de repetir sus gestos de perdón, de amor, de don, de no buscar el propio prestigio, sino el bien de los otros”, ha recordado el Santo Padre.
Por otro lado, el papa Francisco ha precisado que delante de ellos tienen el ejemplo de la Virgen, a la que “rezamos con particular devoción en este mes de mayo”. De este modo les ha pedido que, como ella, no se cansen de “salir”, de ir deprisa a encontrar y llevar la visita de Dios. Asimismo ha reconocido que María es icono de la fe. “Solo en la fe se lleva a Jesús y no a sí mismo”.
Por otro lado ha indicado que en este Año Santo de la Misericordia, “mientras nos esforzamos en recorrer el camino de las obras de misericordia, estamos llamados a renovarnos en la fe”.
El Pontífice ha animado a los presentes a continuar en su testimonio al Evangelio de la caridad, a ser cada vez más signo e instrumento de la ternura de Dios hacia todas las personas, especialmente las más frágiles y descartadas.
Finalmente, el Santo Padre les ha dado las gracias también por el Óbolo de San Pedro, que recogen en todas las iglesias como signo de su participación a la gran atención del Obispo de Roma por la pobreza de esta ciudad. Para concluir, ha encomendado a los presentes, a sus familias y su trabajo apostólico “a la protección de la Virgen Santa, la Salus Populi Romani y a la intercesión de los santos Pedro y Pablo”.
 

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Rocío Lancho García

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