Pero ahora, desde hace algunas semanas, parece que este permanente tirar la manga del Papa en favor de los propios intereses se ha vuelto a poner de moda. A veces daría la impresión, leyendo la prensa argentina, que hay alguien del otro lado del Tévere que da pie para este juego que atenta irresponsablemente contra la figura y el rol del Papa.
En los medios del país sudamericano ya se pueden leer, ayer y hoy, los primeros artículos que denuncian el tema de manera alarmada y preocupada. Hablan sobre el “doloroso rol” que algunos le atribuyen al Papa Francisco con fines mezquinos: usar su misión y su figura como proyectil contra los adversarios.
Al mismo tiempo lanzan una advertencia correcta y oportuna: que la prensa internacional no tome como verdad indiscutible cualquier cosa que se lea en la prensa argentina presentando al Santo Padre como respaldo o sponsor de intereses partidarios, dentro de los palacios del poder en Buenos Aires o en los debates públicos, con acusaciones y contracusaciones en mérito a los asuntos más dispares.
Considerando el recrudecimiento puramente propagandístico que se está verificando, es mejor atenerse a los hechos y dejar tranquilo al Papa Francisco, por respeto a su ministerio y a su persona, y por respeto a la Iglesia.
El Papa con una bandera argentina (Wikicommons cc -Tomaz Silva/ABr)
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