El Papa Francisco - cuadro en la Pontificia Academia de las Ciencias

El Papa Francisco - cuadro en la Pontificia Academia de las Ciencias ©.

La carta de despedida del papa Francisco al arzobispo de La Habana

El cardenal Jaime Ortega ha dejado su encargo como arzobispo de La Habana por motivos de edad

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(ZENIT –  Roma).- El santo padre Francisco envió el 7 de mayo una carta al cardenal Jaime Ortega y Alamino en ocasión de la misa de despedida de su función de arzobispo de La Habana y recordó también a monseñor Alfredo Petit Vergel, obispo auxiliar de La Habana. De este modo, el Papa se unió a la acción de gracias al Señor «por el ministerio de estos pastores que con tanta solicitud han servido a la Iglesia y a los hermanos».
El celo pastoral del cardenal Ortega, un amigo muy querido -indica el Papa en su carta– ha fructificado en multitud de iniciativas de evangelización y caridad. Ha destacado «su labor en favor del acercamiento entre Cuba y la Santa Sede» habiendo recibido a los tres últimos Papas, que en memorables visitas a esa Isla, y aún en tiempos delicados, «no ha escatimado esfuerzos para fomentar la reconciliación en el seno de la sociedad cubana para abrir caminos de diálogo entre Cuba y otros países», recuerda el Santo Padre. Que además precisa que «en esta tarea no ha faltado la discreta y efectiva colaboración de monseñor Petit como obispo auxiliar».
Finalmente, el papa Francisco pide que el recuerdo y ejemplo de estos pastores, «aliente el espíritu de discípulos y misioneros en todos los miembros de esa Iglesia particular cubana, que confío a la Virgen de la Caridad del Cobre y bendigo de corazón».
Por su parte, el cardenal Jaime Ortega al despedirse de los fieles el pasado sábado aseguró que permanece «cercano, me quedo entre ustedes”, porque los sacerdotes nunca se retiran y que seguirá «siempre sirviendo a la Iglesia». En sus palabras agradeció también a las autoridades “haber sido capaces de avanzar sin retrocesos por un camino de diálogo” superando así los “periodos críticos y momentos difíciles».
El purpurado reconoció entretanto que este diálogo “no fue comprendido por muchos dentro y fuera del país, dentro y fuera de la Iglesia y dentro y fuera de las estructuras gubernamentales”.
Finalmente agradeció también al presidente Raúl Castro «por haber aceptado los buenos oficios del papa Francisco para un acercamiento entre Cuba y EE.UU. en el cual se han dado ya pasos importantes”. Es de notar también en la gestión del cardenal Ortega que en los últimos años un centenar de estructuras, entre templos y edificios confiscados durante la revolución castrista, fueron restituidos a la Iglesia.
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ZENIT Staff

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