El Papa Francisco y Karekin II en la Catedral Apostólica de Ereván, Armenia - Osservatore Romano

Francisco: La fe es para Armenia realidad constitutiva de su identidad

Francisco llega a Armenia y en su primer encuentro de la jornada visita la Catedral Apostólica y se da un abrazo de paz con el patriarca Karekin II

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(ZENIT – Roma).- El primer encuentro del papa Francisco en su viaje a Armenia ha sido en la Catedral Apostólica, donde ha entrado en procesión con el patriarca Karekin II, Catholicós de Todos los Armenios. En el altar han besado la cruz, y el libro de los Evangelios. Y tras darse un abrazo de paz, han recitado juntos el salmo 122.
Ha llegado a continuación el primer discurso del Pontífice en Armenia. Un país que en el año 301 fue el primero en abrazar el cristianismo como religión oficial. Un país en el que todavía sangran las heridas que dejó el genocidio en 1915 a manos del Imperio Otomano.
Así, Francisco ha asegurado que “la fe en Cristo no ha sido para Armenia como un vestido que se puede poner o quitar en función de las circunstancias o conveniencias”, sino “una realidad constitutiva de su propia identidad, un don de gran valor que se debe recibir con alegría, y custodiar con atención y fortaleza, a precio de la misma vida”.
Por eso, el Pontífice ha pedido que el Señor bendiga a este pueblo “por este testimonio luminoso de fe, que muestra de manera ejemplar la poderosa eficacia y fecundidad del bautismo recibido hace más de mil setecientos años con el signo elocuente y santo del martirio, que ha sido un elemento constante” en su historia.
Por otro lado, ha dado las gracias también por el camino que la Iglesia Católica y la Iglesia Apostólica Armenia han recorrido “a través de un diálogo sincero y fraterno”, con el fin de llegar a compartir plenamente la mesa eucarística. Al respecto ha deseado que el Espíritu Santo ayude a realizar esa unidad, reconociendo la gran labor de Su Santidad Vasken I y Karekin I, san Juan Pablo II y Benedicto XVI.
En concreto, el Santo Padre ha recordado varias etapas particularmente significativas de este compromiso ecuménico. Así ha mencionado la la conmemoración de los testigos de la fe del siglo XX, en el contexto del Gran Jubileo del año 2000; la entrega al patriarca Karekin II de la reliquia del padre de la Armenia cristiana, San Gregorio el Iluminador, para la nueva catedral de Ereván; la Declaración Conjunta de Juan Pablo II y de Karekin II, firmada en ese mismo lugar; y las visitas que el patriarca ha hecho al Vaticano con motivo de grandes eventos y conmemoraciones.
El Pontífice, ha reconocido en su primer discurso en Armenia que, el mundo, desgraciadamente, está marcado por las divisiones y los conflictos, así como por formas graves de pobreza material y espiritual, incluida la explotación de las personas. Por eso se espera de los cristianos “un testimonio de mutua estima y cooperación fraterna, que haga brillar ante toda conciencia el poder y la verdad de la resurrección de Cristo”.
Asimismo, ha observado que el compromiso “paciente y renovado” hacia la plena unidad, la “intensificación de las iniciativas comunes” y “la colaboración entre todos los discípulos del Señor” con vistas al bien común, son “como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión”.
Respecto al espíritu ecuménico, Francisco ha subrayado que “adquiere un valor ejemplar”, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y “representa para todos una fuerte llamada a componer las divergencias mediante el diálogo y la valorización de lo que une”. Por eso mismo, ha añadido que esto impide “la instrumentalización y la manipulación de la fe”, porque obliga a “redescubrir las genuinas raíces, a comunicar, defender y propagar la verdad” en el respeto de la dignidad de todo ser humano.
En esta misma línea ha reconocido que cuando “nuestro actuar” está inspirado y movido por la fuerza del amor de Cristo, “crece el conocimiento y la estima recíproca”, “se crean mejores condiciones para un camino ecuménico fructífero” y, al mismo tiempo, se muestra “una vía concreta y factible para armonizar los conflictos que desgarran la vida civil y producen divisiones difíciles de sanar”.
Se ha cerrado así el primer discurso del Santo Padre en Armenia, donde ha llegado este viernes a las 14.50 hora local (12.50 hora de Roma) al aeropuerto de Ereván después de tres horas y media de vuelo. En el aeropuerto ha sido acogido por el presidente de la República, Serzh Sargsyan, junto con su mujer y el patriarca Karekin II.
Tras escuchar los himnos y los honores militares, se han presentado las delegación y finalmente el Santo Padre se ha traslado en coche a la sede apostólica de Etchmiadzin para esta visita de oración a la Catedral.

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Rocío Lancho García

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