Cardenal Parolin - CTV

"El Santo Padre ha seguido con gran atención la búsqueda de concordia en Colombia"

El cardenal Parolin celebró una Liturgia de la Palabra en Cartagena antes de la histórica firma del Acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC

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(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha enviado su cercanía “al querido pueblo colombiano” en un día tan importante como la firma del Acuerdo Final entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y lo ha hecho a través del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, presente en Cartagena para el acto. Y es que este lunes, 26 de septiembre de 2016, pasará a la historia como el día que el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC firmaron la paz después de 52 años de conflicto armado. Un conflicto que ha dejado 260 mil muertos, 45 mil personas desaparecidas y 7 millones de desplazados.
En la Liturgia de la Palabra celebrada con dicha ocasión en la iglesia San Pedro Claver, el purpurado indicó que el “el Santo Padre ha seguido con gran atención los esfuerzos de estos últimos años, en la búsqueda de la concordia y de la reconciliación”.  Todos los presentes asistieron a la celebración vestidos de blanco, incluidos el presidente Juan Manuel Santos y su esposa y los presidentes y los secretarios de los organismos unilaterales invitados al acto protocolario de la firma del acuerdo. El acuerdo es el fruto de cuatro años de intensas negociaciones en La Habana al que aún le falta el beneplácito de los colombianos. 
El secretario de Estado, recordó que el Santo Padre ha animado varias veces estos esfuerzos, “sin tomar parte en las soluciones concretas que han sido negociadas”, y sobre las cuales “decidirán, de manera libre, informada y en conciencia, los propios ciudadanos”. El Papa –añadió– siempre ha animado al respeto de los derechos humanos y de los valores cristianos que se hallan en el centro de la cultura colombiana.
Por otro lado, el cardenal Parolin observó que estamos “al final de una negociación”, pero también “al inicio de un proceso, todavía abierto, de cambio, que requiere el aporte y el respeto de todos los colombianos”.
Asimismo, precisó que Jesús “nos espera para liberarnos de las cadenas de la esclavitud. La propia y la que nos ocasionan otros”. Está ansioso –subrayó– por abrazarnos, por curar nuestras llagas, por enjugar nuestras lágrimas, por darnos de comer y de beber agua y pan de vida, por mirarnos con amor en lo profundo del alma, por llevarnos entre sus brazos a puerto seguro.
El cardenal Parolin indicó que “el sufrimiento de las víctimas, ofrecido a los pies de la Cruz, se convierte en cuenco para recibir su misericordia”. Y también reconoció que es “desde el encuentro” que Colombia debe “aliviar el dolor de tantos de sus habitantes humillados y oprimidos por la violencia”, “detener el odio y cambiar el rumbo de su historia, para construir un futuro mejor dentro de unas instituciones justas y sólidas”.
En esta misma línea, indició que la paz que anhela Colombia “va más allá de la también necesaria consecución de ciertas estructuras o convenciones, y se centra en la reconstrucción de la persona”. Es en las heridas del corazón humano –añadió– donde se encuentran las causas profundas del conflicto que en los últimos decenios ha desgarrado este país.
Por otro lado, el purpurado invitó a considerar este encuentro de la Liturgia de la Palabra “como una manifestación de la confianza de las autoridades y de todos aquellos que nos siguen con la fuerza de la oración a Dios”. Y exhortó a dar gracias a Dios por “haber sostenido a los colombianos en medio de situaciones de odio y de dolor, y por haber abierto sus corazones, durante tantos años, a la firme esperanza de que la violencia y el conflicto son evitables”.
Finalmente, el cardenal Parolin aseguró que las religiones inducen a escuchar, a comprender y a reconocer las razones y el valor del otro. La fe, explicó, “se opone al daño a la dignidad de la persona que causa la laceración del tejido civil, y “no es contraria a la laicidad, entendida como el respeto a las diversas esferas de competencia de la realidad civil y de la espiritual”. De hecho –concluyó–  la laicidad tiene necesidad de la fe, como necesario punto de referencia para la convivencia y para el respeto.
En el momento de la firma del Acuerdo, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, líder de la guerrilla, concluyó su discurso diciendo que «en nombre de las FARC-EP ofrezco perdón a todas las víctimas del conflicto». Por su parte, el presidente  Juan Manuel Santos aseguró que  «esa es la liberación que da el perdón. El perdón que no solo libera al perdonado, sino también –y sobre todo– al que perdona».

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Rocío Lancho García

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