(ZENIT – 15 enero 2019).- El aborto y de la supresión de los enfermos son «males gravísimos que contradicen el Espíritu de vida y nos hunden en la anti-cultura de la muerte».
El Papa Francisco condenó estas realidades, diciendo esto en una carta a la Academia Pontificia para la Vida para conmemorar su 25 aniversario, como se fundó el 11 de febrero de 1994. La carta del Papa fue firmada el 6 de enero de 2019 y presentada hoy en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el presidente de la Academia, el arzobispo Vincenzo Paglia.
El documento ha sido presentado por Mons. Vincenzo Paglia, Presidente de la Academia Pontificia para la Vida; Mons. Renzo Pegoraro, Canciller de la misma Academia Pontificia; el Prof. Padre Paolo Benanti, T.O.R., Profesor de Teología Moral y Ética de las Tecnologías en la Pontificia Universidad Gregoriana y miembro de la Academia Pontificia para la Vida; y la Prof. Laura Palazzani, Profesora de Bio-jurídica y Filosofía del Derecho en la Universidad Libre Maria Santissima Assunta (LUMSA), académica de la Academia Pontificia para la Vida.
La Academia –informaron los presentadores– tendrá su próxima Asamblea General el próximo mes, del 25 al 27 de febrero de 2019, en el Aula Nueva del Sínodo, en el Vaticano, sobre el tema ‘Robo-ética’. Personas, máquinas y salud.
En la carta, el Papa hizo un llamamiento para «proteger y promover la vida humana», en todas sus etapas, y condenó todos los intentos de desafiarla.
También reflexionó sobre la historia de la Pontificia Academia para la Vida, con su fundación por el Papa San Juan Pablo II, a instancias del doctor Jérôme Lejeune, su historia con sus cuatro presidentes que precedieron al Arzobispo Paglia, así como su futuro.
En esta misión, nos alientan las señales de que Dios está trabajando en nuestro tiempo. Estos signos deben ser reconocidos y no eclipsados por ciertos factores negativos.
En esta línea, «San Juan Pablo II señaló los numerosos esfuerzos por acoger y defender la vida humana, la creciente oposición a la guerra y la pena de muerte, y una mayor preocupación por la calidad de vida y la ecología», escribe el Santo Padre en la carta.
El santo polaco –recuerda el Papa Francisco– indicó como un signo de esperanza el desarrollo de la bioética como “reflexión y diálogo” entre creyentes y no creyentes, así como entre creyentes de diferentes religiones, sobre problemas éticos, incluso los más fundamentales, que afectan a la vida del hombre”.
El Papa señala que la comunidad científica de la Academia Pontificia para la Vida ha demostrado, durante los últimos 25 años, su capacidad para entrar en este diálogo y ofrecer su propia contribución competente y respetada.
«Prueba de ello es el compromiso con la promoción y protección de la vida humana en todo su desarrollo, la denuncia del aborto y de la supresión de los enfermos como males gravísimos que contradicen el Espíritu de vida y nos hunden en la anti-cultura de la muerte».